La guerra civil desatada en Libia, entre partidarios del Coronel Gadafi y aquellos otros que reivindican una democratización del país; aparte de los países vecinos del Norte de África que igualmente con más o menos éxito luchan por los mismos conceptos, copan la actualidad informativa en un porcentaje bastante considerable. En España se superó ese trance sin derramamiento de sangre,–que bastante se derramó en nuestra ya lejana guerra civil. Con el inicio de nuestra actual democracia que, aunque se quiso abortar un 23F, se superó el trance. Actualmente, aunque con algún que otro problema económico y la falta de entendimiento de los dos grandes partidos políticos, donde abundan principalmente las mentiras y los insultos, vemos como transcurre un tiempo de nuestra historia y a la par el asentamiento de nuestra democracia.
La crisis económica en España persiste. No sé si sufrimos una impaciencia por ver cuanto antes una solución efectiva a la misma que nos haga respirar a fondo y evitar toda clase de malos y atrevidos prejuicios. El caso es –no sé hasta qué punto puede tener influencia- el movimiento que existe en torno a las Cajas de Ahorro a fin de reforzar su capital hasta alcanzar el 10% antes del 30 de setiembre próximo, exigible por el Banco de España. Por más cercana fijamos nuestra atención en Cajasol; una entidad que fue muy jerezana tiempos atrás y que ahora seguirá aglutinando capital a base de dar entrada en su seno otras Cajas, entre las que se encuentran la de Huelva y Burgos para culminar en Banca Cívica; que vemos en la publicidad de televisión junto a Cajasol, pero que no nos aclara a cuento de qué aparecen allí ambas entidades con publicidad compartida.
Como contrapunto parece ser que se olvida, cuando menos no se airea tanto, el caso de los pagarés de la Nueva Rumasa. Todo es más complejo de lo que en principio se presuponía si se tiene en cuenta que con motivo de la expropiación de la original Rumasa aún quedan por liquidar a la misma algunas que otras partidas de cierta consideración dineraria. Si es así que se liquiden y que cada palo aguante su vela. Otra cosa sería seguir dejando esa herida abierta y lo que es peor sin intenciones clara de que no cicatricen. Me temo que en los momentos actuales de crisis económica no es el más propicio para hacer esa liquidación a la que hacía referencia, puesto que flota en el ambiente la posible expropiación de al menos tres empresas de la Nueva Rumasa. Puede que este sea el motivo principal de los silencios, que será oportuno para no tocar ahora de momento la liquidación referida pero inapropiada para aquellos pequeños inversores que esperan la liquidación de los intereses devengados por los pagarés o en su defecto la devolución del nominal de los mismos.
En fútbol cuando un árbitro tiene inclinación por favorecer a uno de los contendientes surgen supuestas faltas a fin de alejar de allí el peligro de gol. Al no tener explicación alguna la conducta del colegiado suele decirse que “ha pitado peligro”. Pues bien, cuidado con Nueva Rumasa, se está pensando por lo visto ahondar en inspecciones al tema de la Seguridad Social. Por ahí empezó todo con la expropiación de la “Antigua Rumasa”… ¡Peligro!
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