jueves, 16 de septiembre de 2010

INFIMA VALORACIÓN DE LA VIDA

Normalmente se “desayuna” cada día con varias noticias bastante desagradables. Empezamos la semana en que estamos con la muerte de un joven como consecuencia del dichoso “balconing” (balconear); la penalización en Francia a las empresas que paguen menos salario a las mujeres; la grúa de obra no iniciada e instalada hace ya 30 años con peligro de derrumbe; las mentiras de los políticos en general que ya nadie cree; entre otras tantas que sin ser enojosas no los son tanto como para que reciban un trato de atención especial.
Me voy a centrar en las cuestiones más inquietantes. El balconing es algo que está alcanzando cierto cariz preocupante y creo que se debía de tomar, por parte de quien corresponda (que no sé quién será) cartas en el asunto; es una verdadera tragedia que chicos en su mayoría de nacionalidad inglesa estén perdiendo la vida, principalmente como efecto de la ingesta de importantes cantidades de alcohol. Si no existieran estas borracheras no se atreverían, en sus cinco sentidos, a tan fatal aventura. Por tanto se debería de clausurar los hoteles con esa estructura arquitectónica de patio cerrado con piscina central, donde arriban todas las balconadas del interior de los distintos apartamentos. No quiero pensar que la ingesta de bebidas alcohólicas sea facilitada por los propios hoteles; sería, caso de ser así, imperdonable y merecería un castigo ejemplar. Más bien creo que ya los chicos llegan a los hoteles bien cargados después de una noche de farra y parranda. Una lástima que unos días de vacaciones se transformen en tragedia, Es más, se dio un caso que el fatal desenlace vino como consecuencia de las piruetas de despedida que la víctima hacía a unos compañeros que desde la calle se despedian.
Nunca he entendido que las mujeres sufran la fatal injusticia de cobrar menos salarios que los hombres. Esto por lo que se ve ocurre también en Francia. Nunca lo he entendido por que en mi vida laboral lo único que separaban a la mujer con el hombre en el ámbito laboral eran las categorías profesionales, nunca el sexo o género. Tanto es así que los especialistas 1ª, por citar una categoría, cobraban los mismos salarios marcados en el Convenio ya fuese hombre como mujer. Así en todas las categorías. Otra cosa es que la mujer con una categoría inferior estuviera desempeñando labores de otro grado superior. Ante la Ley no existe tal discriminación, más bien tendría que demostrar la mujer que desempeña esa labor superior a su categoría y luchar por alcanzar la verdadera cualidad laboral desempeñada.
El caso de la grúa es imperdonable no sería extraño que este invierno con los vendavales que ya se avecinan den con este artilugio inservible desde hace (dicen) 30 años caiga y mate a cuantas personas encuentre allá abajo, sopena que pueda proporcionar una mayor catástrofe si cae sobre los tejados y azoteas de la zona. Si esto ocurriera, Dios no lo quiera, sería entonces los momentos de lamentaciones y las excusas pertinentes, cada cual eludiendo responsabilidades y cargando sobre el otro las mismas. El “yo creí”, “yo pensé” etc. que solo viene a demostrar la irresponsabilidad tan tremenda que existe en cada rincón de este país. Después querrán que cubra el seguro, si es que existe, las fatales posibles consecuencias. No somos responsables ni tan siquiera de nuestras propias vidas. ¿Cómo vamos a sustentar otras?

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