Ese sabio que está por ahí y de cuyo nombre no me acuerdo, que por una enfermedad progresiva e incurable se ve obligado a ir en una silla de ruedas, ha dicho que Dios no existe o algo parecido. A decir verdad a mi me ha dado una patada virtual donde yo me sé que me ha hecho mucho pero que mucho daño, tanto o más que si me hubiera chutado “in situ” el mismísimo Cristiano Ronaldo un libre directo donde también yo me sé, a no menos de 35 metros de distancia. Vaya ”exquisitez” la del señor sabio. No sé a cuento de qué nos llega dicho “desaire” cuando más tranquilitos estábamos, sin acordarnos para nada de estas cuestiones que tanto nos da que pensar por mor de nuestra escasa fe. Podía haberle comunicado esa nueva misiva a los negritos de África, que todo lo que se le dice lo creen a pié juntillas.
El susodicho sabio, físico o lo que sea, que ya me acordaré de su nombre antes de cerrar este artículo, por lo visto no comprende que para que uno asevere o niegue que Dios creó el Universo, tiene uno que estar en posesión de las mismas luces y clarividencias que él. Y no las tengo, He tenido siempre muchas dudas, incluso ahora tras su improperio tengo muchas más porque tratándose de “mi Dios” –aunque no forma parte de mis escasas creencias- que nadie me lo toque, por El ma-to. Nadie mejor que Einstein para definir a las personas como yo: “soy un profundo no creyente religioso”. Quienes tengan duda de cuanto digo que se lo pregunten a mi Señor de Las Tres Caídas o a Nuestro Padre Jesús del Prendimiento, que a mí me da vergüenza llamarle Prendi; que yo no tengo tanta amistad con El para llamarle de esa manera. Tanto Uno como el Otro, según dicen son una misma persona en distintas advocaciones. Por ellos lo que sea menester, aunque después solo me acuerde de Ellos en momentos de agobios y penas. Así es la vida. A otros les pasa tres cuartos de lo mismo pero con la Madre de Dios en su advocación del Rocío. Pero vamos líbreme Dios de juzgar a nadie. Conmigo tengo bastante y me sobra.
Aunque ya es lo de menos sigo sin acordarme del nombre del sabio promotor de la polémica. Puedo decir y lo digo –algo parecido decía el Presidente Suárez en sus alocuciones- que no soy panteísta o tal vez sí; no creo para nada en un Dios sobrenatural pero aplico la palabra Dios como sinónimo no-sobrenatural del Universo, de la Naturaleza. Al interesarme por las plegarias; aunque no por los pecados ni las confesiones, puedo parecer y puede que sea una bestia con alma pero que declaraciones como la del sabio paralítico y en silla de ruedas, al que por su sabiduría admiro, me catapulta a la oscuridad de los acorralados por su falta de fe.
Tuve unos padres, quienes los conocieron pueden decirlo, que fueron admirables, buenos esposos, buen hijo, mejores padres, muy religiosos, bondadosos con el prójimo, dadivoso y muchas cosas más. Murieron sin sufrimientos. Deben de estar donde estarán los limpios de corazón. A pesar de mis dudas Dios me llevará junto a ellos allí donde estén. Pienso encontrarme con el sabio pero ya sin silla de ruedas, en igualdad de condiciones le diré tres cositas bien dichas. A ver qué me dice sobre la existencia de Dios.
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