En la vida pública existen personas con mucha cara, mucho más que un buey con paperas; que ya es decir. Por ello, en ocasiones, me espanto. A pesar que continuamente están expuestos en escena no acaba uno de acostumbrarse ante tamaña desfachatez. Este es un mal que ya consideramos endémico y cada vez más saltan a la palestra personas, políticos o no, con síntomas que vienen a confirmar cuanto decimos. Como primera providencia habrá que poner pie en pared, o lo que es igual, dictar unas normas elementales de buena educación que vengan a servir de vacuna como medida preventiva de estos males en nuestra sociedad.
Ha surgido un nuevo retoño cuando un determinado empresario declaró sin sonrojarse lo más mínimo que había producido facturas falsas tanto a la Administración que preside Pilar Sánchez como también a la que en su momento presidió Pedro Pacheco. Cuando vieron la luz estas declaraciones de este “buen hombre” me quedé prácticamente impávido y como el que se tragó el cazo; que no sé quien fue ni a cuento de qué llegó hasta ese extremo sin atragantarse a pesar de lo mucho embuchado. El arriba firmante ya estaba acostumbrado tanto por el caso Malaya como por otros, donde todo quisqui supuestamente afanaron a través de distintos vericuetos cientos de miles de euros transportados incluso en bolsas de basura; como para no llamar demasiado la atención, vamos. Verán ustedes que ahora nadie ha sido, todos son muy buenos y sin efectivo tan siquiera para abonar la fianza exigida. Todos mienten encauzados por sus defensores.
Bueno, he aquí nada. El tal individuo –el de las facturas falsas- ahora no sé qué bicho le habrá picado, al quebrar supuestamente su empresa quiere no ser político sino más bien “meterse” en política, que si no lo ha hecho ya es porque nadie lo ha “tocado”. ¡Joder! Pues lo lleva claro, no sé de verdad quien va a ser el guapo o la guapa que meta en sus filas a tan desparpajada criatura. Yo no lo querría conmigo pero mucho menos en mis negocios, caso que los tuviere, o al amparo de las siglas del partido que fuese. No sé de verdad si esto es lo que ha frenado a Pedro Pacheco de aún no estar decidido, según Pepe López, a formar parte del partido, o lo que sea, del que se habla mucho pero que no acaba de surgir como tal de forma práctica y conveniente.
Bueno, al tiempo, hay experiencia y ahí saben lo que se hace. Supongo. Cuánto daría Pacheco por poder formar un buen equipo de colaboradores como aquel de sus principios: Manolo Fustegueras, Luis Valle (e.e.p.d.), Luis Silva, Rosa Bautista, Myriam, Taboada, Cristóbal Romero, entre otros muchos; cada cual con sus defectos y virtudes, pero trabajando codo con codo hasta quedar escaldados; o sea, quemados. Aparte también de una militancia de un valor incalculable de quilates en cuanto a fidelidad, trabajo y buenas costumbres. Entre ellos no había nadie con paperas
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