Ha sido y sigue siendo la comidilla de todos los días el “cara a cara” entre Rubalcaba y Rajoy. Sobre todo para saber quién de los dos ganó el mismo; vamos, como si fuera ello un partido de fútbol entre el Real Madrid y el FC Barcelona. Creo de todas a todas que el debate ni lo perdió ni lo ganó nadie; quedaron muchas cuestiones en el tintero que me imagino habrían sido pactadas no tocarlas como por ejemplo la corrupción política o el tema del terrorismo que si algo se habló fue solo de pasada. Estimo que de inicio saltó a la arena con cierta desventaja el aspirante mayormente por su procedencia directa desde el Gobierno de la Nación, además desde un cargo bastante importante como fue la Vicepresidencia. A más de una pregunta que le hizo Mariano Rajoy no contestó, y si lo hizo, fue con mucha timidez porque bien podía haberle replicado con un “que habéis hecho ustedes para no remediarlo a su debido tiempo”. Si quieren que les diga la verdad, mi verdad, es que todo fue un rollo cacabeo repleto de sinvergonzonerías como aquella de Rubalcaba que ellos no habían ingresado ningún dinero a las Cajas de Ahorro y determinados Bancos.
En otro orden de cosas me sorprendió también los gestos de amistad que el moderador, a la par que Director de la Academia TV, mostró hacia Pérez Rubalcaba a la salida del recinto donde se celebró el debate con un casi abrazo sobre los hombros, tan pronto como se percató que eran imágenes que el realizador había seleccionado recompuso su afecto. Campo Vidal que es más listo que el hambre no sé como cayó en tan tamaño error protocolario. No tiene importancia más que aquella que se le quiere dar; como es en mi caso.
Otra cuestión que no se me fue por alto fue el inicio de cualquier cuenta. Lo hacía con el puño cerrado y el pulgar dirigido hacia arriba, como un Nerón desde el balcón presidencial de cualquier circo romano. Fue esta una circunstancia que solo él podría desvelar si contenía un supuesto mensaje. Ya del resto del debate “nati mistral” o cero “cartón del dos”. Lo que sí es cierto que el próximo 20-N serán las urnas quienes pongan a cada cual el lugar o sitio que merece. Según la opinión de la calle y las encuestas oficiales el futuro Presidente de la Nación será Mariano Rajoy. Pues muy bien por algo será, digo yo.
Estos últimos años han sido para olvidar: la crisis, las mentiras. Por todo esto, que no es poco, y por las incertidumbres que plantean se está con muchas ganas de cambio, cuando menos que aquellos que mientan sean otros. Se ha perdido la fe en aquellos que supuestamente, al menos de momento, no nos van a seguir gobernando. Esperemos que el cambio sea para bien, yo no aguanto ya más miedos. Aunque ya soy mayorcito y he vivido lo mío no quiero que finiquite el planeta Tierra, que nos están poniendo las congojas en la mismísima nuez. Que se olviden de los jubilados para congelaciones y otros achuchones dinerarios. En fin en el caso que me afecta ya está bien, sufrimos los de mi edad la post guerra civil, ayudamos a levantar este país, engendramos amor al trabajo. Por favor que nos dejen vivir tranquilos, nuestro corazón no está para ciertos avatares y sinvergüenzas. Estoy harto de caras y debates de cara a cara.
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