Información Jerez Febrero de 1999
Recuerdan a mi vecina del quinto A, pues está hasta el mismo moño y la campaña electoral no ha hecho más que empezar. Todo porque el bajo de su bloque ha sido materialmente empapelado con carteles de Fuentes y de Sánchez. Ella dice que forren el comedor de sus respectivas casas, que después de pasado el 13 J. nadie viene a dejar tal y como estaban las paredes; menos, si los resultados no favorecen para poder cumplir la promesa de los siete mil puestos de trabajo y la construcción del IES en San Joaquín, que Casto -por tanto virgen en estas lides- se ha atrevido a “pactar por escrito” en un alarde de magnificencia romántica que no se lo cree ni la madre que lo parió.
Joder -dice mi vecina- a los padres del Machado les habrá caído las dos promesas como una patada en los ..... De manera que el Pezzi y sucesores, hijos de una misma y común familia socialista, han dado larga al tema desde la Consejería de Educación motivando, entre otras cosas, recelos hacia una escolarización privada y ahora viene este (Casto Sánchez) ha “vendernos la moto”. Le comento que no quiero entrar en cosas de amores, no hago otra cosa que poner cara de besugo, ni doy ni tampoco quito razón, pero hasta para mentir o decir verdad hay que escoger el momento oportuno. Y esto del Machado es un argumento que no es válido para ninguno de los dos supuestos por razones obvias. En cuanto a los siete mil puestos de trabajo mi vecina, se lo prometo, se “mea toa de risa”.
A la puñetera de mi vecina la quiero más que a unos zapatos viejos; es muy noble y muy leal, aunque algo bruta, que no por ello le falta razón en sus exposiciones. Es de esas personas antiguas de las cuales nunca logras el tuteo, siempre te ustedea, y si alguna vez te habla de tu te pide perdón mil veces. Así que ya os podéis imaginar, sobre todo los que no la conocéis, que tipo de mujer es mi vecina del quinto A. Tiene razón cuando dice que el electorado es más proclive a creer medias mentiras, que abultadas verdades, suponiendo -que ya es mucho suponer- se realizan con fe en su cumplimiento, dichas en campaña electoral.
No quisiera ser tan rústico o ramplón como mi vecina, aunque es notorio que el léxico popular es muy expresivo y aconseja que cuando uno toma determinados cauces debe mantenerse en ellos no propiciando bandazos, o se está dentro o fuera de los mismos, pero nunca según convenga. Algo así, puede estarle ocurriendo a la “Plataforma por una Enseñanza de Calidad”, no aparece por ningún sitio, está silente, dormita como las lagartijas en invierno. ¿Que ocurre? Solo se zurra cuando hay que pedir responsabilidad a otros Organismos, a la sazón no socialistas. Mi vecina ve estas cosas y llega a la conclusión de que todos los líderes, no solo Pacheco, tiene sus sicarios salvadores. Así que cuando tiene que hacer referencia a dicha Plataforma ella, con mucha guasa, habla de la Proforma.
Mi vecina lleva razón, dentro de la Proforma -como ella dice- está “Solidaridad” (Federación de Vecinos) y no está de acuerdo, como miembro de ella, con la pasividad demostrada en temas tan candentes como el relacionado con el IES Antonio Machado y otros muchos que, por lo visto, no convienen airear en momentos tan delicados. No vendría mal hacer una rueda de prensa a las puertas de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
Este blog se hace con la intención de recopilar una suma importante de artículos publicados por el autor, en "Información Jerez". Se invita a colaborar en el mismo a quienes lo deseen. Se incluirán, igualmente, artículos de Opinión de palpitante actualidad.
martes, 30 de marzo de 2010
lunes, 22 de marzo de 2010
Un cubano a la vieja usanza.
Información Jerez Enero de 2004.
Hace unos días se ha conmemorado por distintos puntos de nuestra geografía los cien años del nacimiento de Antonio Lugo Machín; hijo de padre español, mas concretamente gallego, y madre cubana. En el mundo musical de su época alcanzó la fama con el apellido materno, o sea, Machín. Solo el hecho de recordar su nombre y la musicalidad de sus boleros hace que uno sienta, en ciertos momentos, un sincero agradecimiento; más bien diría un profundo reconocimiento y correspondencia obligada por tan felices momentos como nos hizo pasar dentro de un contexto de aquella España franquista. Sin duda Antonio Machín fue un personaje irrepetible que dejó huella imborrable, indestructible, por todo el mundo principalmente en España y muy particularmente en Andalucía.
Machín fue triunfador en muchos escenarios internacionales donde podemos incluir los propios de La Habana, París, Londres, Nueva York, Roma, Madrid, Barcelona, Bilbao -entre otros muchos- sin olvidar, claro está, su querida Sevilla donde precisamente reposan sus restos mortales. Vienen a mi memoria canciones que son inolvidables como “Dos gardenias”, “El manisero”, “Angelitos negros”, “Madrecita”... En fin, toda la obra de Machín, que no es corta, y el propio interprete se bastan para perfilar la España de aquel entonces, donde todo un país y los recuerdos musicales y familiares tienen hoy, ya que pasó todo, una capital importancia por lo que tiene de bravura e intrepidez para poder salir –como así fue- de los múltiples inconvenientes.
Poner a girar en cualquier tocadiscos aquellas viejas “placas” de pizarra, o nuevas versiones en "cedés" hace que aquellos inmortales boleros hagan desfilar por delante de uno añejos recuerdos y toda una forma de entender la música –y también la vida- que va desde las postrimerías de 1939 hasta 1977. Son treinta y ocho años que mal contados vienen a representar algo más de la mitad de los años vividos por el arriba firmante y aquellos que, como yo, sentimos, a pesar de las muchas calamidades pasadas, un amasijo de nostalgias sublimes. Tal vez será por que todo fue en nuestra juventud. Ya se sabe, cuando uno es joven no siente vergüenza de nada, y aún menos, miedo.
Tan solo un día enmudeció Antonio Machín –y no me estoy refiriendo al día que murió- fue aquel de la explosión de Cádiz. Si mal no recuerdo un 18 de agosto de 1947 y que estaba prevista una actuación del cubano en el célebre “Cortijo de los rosales” donde cada año se reunía una colonia de veraneantes pudientes, principalmente procedentes de Sevilla y Córdoba, también del país vasco, que con sus virginales chaquetas blancas, eran la envidia de medio mundo, sobre todo de un servidor que por aquel entonces tenía dos hermosísimas velas de moco. Ahora veraneo pero no doy envidia a nadie. Aquel fue un veraneo de garitas de mimbre, bocas de la isla y cangrejos morunos, como siempre. Pero de cielo rojo y mar azul y de Rodríguez de Valcárcel, falangista a la sazón no recuerdo si gobernados civil o Alcalde de Cádiz. No recuerdo, entonces yo debía de tener trece para catorce años; un crío.
La provincia entera enmudeció, también lo hizo Antonio Machín, un cubano a la vieja usanza que a los sones de sus boleros me enamoré por vez primera.
Un futuro pobre con causa.
Información Jerez Enero 2002
Aún se ven por las calles a personas con aspecto deslustrado, sucios; sobre todo jóvenes. Es la consecuencia de las drogas, también hay situaciones sociales de una dureza sin límites donde precisamente el aspecto exterior de la persona no se corresponde con el drama interior que sufren. Cada cual vive como puede y sus condiciones son aquellas que el propio sujeto buscó. El drogadicto, en el mejor de los casos, atempera y dulcifica su abstinencia con la metadona; el vago profesional busca en la solana de cualquier rincón el calor que una cruda noche de invierno le despojó; el borracho consigue unas pesetillas para la “litrona” que alivie su resaca; el estafador, a pesar de su honorable aspecto, al descubrirse sus irregularidades pierde su empleo y se refugia en una cadena interminable de ayudas y prestaciones sociales...
Algunas mañanas acudo a la consulta médica. Voy en busca de las recetas para los medicamentos que alivien los achaques del arriba firmante. Allí me encuentro algunas veces con una pareja muy dispar en su aspecto físico, ella es muy pequeña y tiene una cara muy caricaturesca –yo diría de ratita- está en un estado muy avanzado de gestación. Su compañero es alto, de una complexión muy fuerte, sin ser obeso puede pesar más de cien kilos, vive adormilado, cuantas veces lo he visto tiene en boca la queja constante y eterna de no haber dormido lo suficiente.
Con las pestañas de sus ojos a medio camino; o sea, medio cerrados, medio abiertos, preguntó a ella si aquella noche había sentido en su vientre las pataditas del bebé. Fue un preocupante y responsable gesto de paternidad. Ella le cogió una mano y la acercó hasta su pequeño pero voluminoso vientre. ¿Lo oyes? – No, fue la respuesta. ¿Y ahora? Le preguntó cambiado la mano de lugar. Tampoco, contestó. ¡¡Coño estás dormido!! El compañero gigantón no se alteró, estiró las piernas hacia delante dejando escurrir las posaderas hasta el borde anterior del asiento y la nuca sobre la pared hasta quedar prácticamente tumbado y dormido. Le despertó la campanita que avisaba su turno.
Creo, a pesar de todo, que hoy en nuestra ciudad no pasa hambre nadie, cosa que serena mi preocupante forma de ser acerca de estos temas. Todo, gracias a instituciones y entidades, tanto civiles como religiosas. Mi paso diario, como peatón, desde casa al centro de la ciudad transcurre por San Lucas y las monjas de El Salvador. Allí concurren todos los días el drogadicto, el borracho, el vago, el estafador, el parado... Toda esa masa inerte que en la mayoría de los casos se siente feliz, que maldice su escenario de vida y condiciones, pero que en verdad no hace por remediar.
Esperan todos a que abran las puertas del comedor. No todos aguardan el momento de igual forma, cada cual lo hace de distinta manera, todo depende de su status social anterior, aunque el actual sea común a todos. Los pobres de solemnidad, los que padecen esta situación con una muy triste “veteranía” lo hacen en cola; otros, la gran mayoría, sentados en el suelo pasando la “litrona” de boca en boca en un gesto de amistad y solidaridad; hay quien espera a medio camino, allá en la esquina, alejados, vistiendo chándal de deportes y llevando un macuto donde disimular la vergüenza de un pan nuestro de cada día, no sudado, para llevar a casa. Posiblemente sea aquel que por haber vivido con signos aparentes de una más alta categoría social entretuvo un dinero que no le pertenecía.
También estaba la pareja de aspecto dispar, saciado él en parte su eterno sueño, ella espera llevar al estómago algo que a la vez lleve vida al bebé que lleva en sus entrañas. Pobre mío, será un nuevo necesitado... con causa.
Aún se ven por las calles a personas con aspecto deslustrado, sucios; sobre todo jóvenes. Es la consecuencia de las drogas, también hay situaciones sociales de una dureza sin límites donde precisamente el aspecto exterior de la persona no se corresponde con el drama interior que sufren. Cada cual vive como puede y sus condiciones son aquellas que el propio sujeto buscó. El drogadicto, en el mejor de los casos, atempera y dulcifica su abstinencia con la metadona; el vago profesional busca en la solana de cualquier rincón el calor que una cruda noche de invierno le despojó; el borracho consigue unas pesetillas para la “litrona” que alivie su resaca; el estafador, a pesar de su honorable aspecto, al descubrirse sus irregularidades pierde su empleo y se refugia en una cadena interminable de ayudas y prestaciones sociales...
Algunas mañanas acudo a la consulta médica. Voy en busca de las recetas para los medicamentos que alivien los achaques del arriba firmante. Allí me encuentro algunas veces con una pareja muy dispar en su aspecto físico, ella es muy pequeña y tiene una cara muy caricaturesca –yo diría de ratita- está en un estado muy avanzado de gestación. Su compañero es alto, de una complexión muy fuerte, sin ser obeso puede pesar más de cien kilos, vive adormilado, cuantas veces lo he visto tiene en boca la queja constante y eterna de no haber dormido lo suficiente.
Con las pestañas de sus ojos a medio camino; o sea, medio cerrados, medio abiertos, preguntó a ella si aquella noche había sentido en su vientre las pataditas del bebé. Fue un preocupante y responsable gesto de paternidad. Ella le cogió una mano y la acercó hasta su pequeño pero voluminoso vientre. ¿Lo oyes? – No, fue la respuesta. ¿Y ahora? Le preguntó cambiado la mano de lugar. Tampoco, contestó. ¡¡Coño estás dormido!! El compañero gigantón no se alteró, estiró las piernas hacia delante dejando escurrir las posaderas hasta el borde anterior del asiento y la nuca sobre la pared hasta quedar prácticamente tumbado y dormido. Le despertó la campanita que avisaba su turno.
Creo, a pesar de todo, que hoy en nuestra ciudad no pasa hambre nadie, cosa que serena mi preocupante forma de ser acerca de estos temas. Todo, gracias a instituciones y entidades, tanto civiles como religiosas. Mi paso diario, como peatón, desde casa al centro de la ciudad transcurre por San Lucas y las monjas de El Salvador. Allí concurren todos los días el drogadicto, el borracho, el vago, el estafador, el parado... Toda esa masa inerte que en la mayoría de los casos se siente feliz, que maldice su escenario de vida y condiciones, pero que en verdad no hace por remediar.
Esperan todos a que abran las puertas del comedor. No todos aguardan el momento de igual forma, cada cual lo hace de distinta manera, todo depende de su status social anterior, aunque el actual sea común a todos. Los pobres de solemnidad, los que padecen esta situación con una muy triste “veteranía” lo hacen en cola; otros, la gran mayoría, sentados en el suelo pasando la “litrona” de boca en boca en un gesto de amistad y solidaridad; hay quien espera a medio camino, allá en la esquina, alejados, vistiendo chándal de deportes y llevando un macuto donde disimular la vergüenza de un pan nuestro de cada día, no sudado, para llevar a casa. Posiblemente sea aquel que por haber vivido con signos aparentes de una más alta categoría social entretuvo un dinero que no le pertenecía.
También estaba la pareja de aspecto dispar, saciado él en parte su eterno sueño, ella espera llevar al estómago algo que a la vez lleve vida al bebé que lleva en sus entrañas. Pobre mío, será un nuevo necesitado... con causa.
Un Pregonero de altura.
Información Jerez Enero de 2003
Recibo con una gran alegría la designación de Andrés Cañadas Salguero como la persona encargada de llevar a buen puerto el Pregón del Rocío 2003. A buen seguro que su Pregón pasará a la historia y dejará ese regusto que dejan las cosas bellas entre los rocieros que durante los 365 del año rezan, invocan y esperan con impaciencia las fechas cercanas a la venida del Espíritu Santo, tras la Resurrección del Señor, ansiosos por hacer el camino y reencontrarse y postrarse un año más a los pies de su Blanca Paloma. También hará felices, seguro, a aquellos otros que como el arriba firmante elevan sus pobres y titubeantes oraciones a distancia; como estudian los universitarios de vocación tardía. Estoy seguro que el nombramiento ha sido acertadísimo entre otras razones porque Andrés a pesar de su juventud ha ido acumulando muchas vivencias, lecciones al fin y al cabo, que solo los libros de texto de la vida suelen otorgar.
Andrés no tenía aún uso de razón y ya iba al Rocío, lo hacía, como es de suponer, de la mano de sus padres -Andrés y Carmen- a los cuales por cierto envío desde aquí un beso. Es decir, el Pregón de este año en La Concha puede ser un excelente tónico para abrir el apetito de aquellos inapetentes que nunca, por más que lo intentaron, saben explicar qué es el Rocío. De “algo que no se puede explicar” pasaremos a conocer un gran compendio de acertadísimas razones, argumentos y exposiciones capaces de tenernos embelesados y llevarnos al glorioso convencimiento de que el Rocío es algo más que la “juerga”, las sevillanas rocieras y el vino.
He de confesar que nunca fui rociero, ni lo soy; aunque siempre sentí inquietud por hacer el camino. Entendí, tal vez por mi irrefrenable espíritu festero, que se debía de pasar de puta madre alrededor de una candela en compañía de los doctores La Ina y Tío Pepe y, como no, bajo los acordes acompasados de una guitarra por sevillanas. Pero nunca hice ese camino tan deseado, el trabajo nunca me lo permitió, porque eso sí, fui un currante que rayaba en la esclavitud. Ahora que tengo tiempo de sobra es algo tarde, primero, porque mi fervor mariano ya no me permite esas ligerezas e irreflexiones para combinar cachondeo y fervor; segundo, porque mi espíritu aún joven es aventajado por los años y tengo que estar junto a mi compañera de toda la vida, que no anda muy buena. Andrés, hijo, pide a la Virgen por ella, que a ti te va a hacer mucho más caso que a mí.
Tuve la gran suerte, yo diría la gloria o el honor, de haber conocido la antigua capilla que se derribó allá por los primeros años de la década de los sesenta. No me atrevo a catalogar este hecho que, ya digo, sin ser rociero (que no quiere decir que no sea devoto de la Virgen del Rocío) siempre he considerado que fue una ligereza; más bien un irreflexivo acto. Aquella capillita debió de quedar ubicada dentro del actual templo, como una reliquia, al amparo y abrigo de las inclemencias del tiempo; huella perenne de la devoción mariana de nuestra Andalucía. En fin, ya no tiene remedio.
Andrés, hijo, que todo tu saber rociero, que es infinito, sea iluminado por El Pastorcito Divino y logres un Pregón acorde con tus creencias y, cosa muy importante, con los exquisitos y ejemplares comportamientos con que siempre has tratado la romería y su Excelsa Señora. Otro beso para ti y tu esposa Eva.
Recibo con una gran alegría la designación de Andrés Cañadas Salguero como la persona encargada de llevar a buen puerto el Pregón del Rocío 2003. A buen seguro que su Pregón pasará a la historia y dejará ese regusto que dejan las cosas bellas entre los rocieros que durante los 365 del año rezan, invocan y esperan con impaciencia las fechas cercanas a la venida del Espíritu Santo, tras la Resurrección del Señor, ansiosos por hacer el camino y reencontrarse y postrarse un año más a los pies de su Blanca Paloma. También hará felices, seguro, a aquellos otros que como el arriba firmante elevan sus pobres y titubeantes oraciones a distancia; como estudian los universitarios de vocación tardía. Estoy seguro que el nombramiento ha sido acertadísimo entre otras razones porque Andrés a pesar de su juventud ha ido acumulando muchas vivencias, lecciones al fin y al cabo, que solo los libros de texto de la vida suelen otorgar.
Andrés no tenía aún uso de razón y ya iba al Rocío, lo hacía, como es de suponer, de la mano de sus padres -Andrés y Carmen- a los cuales por cierto envío desde aquí un beso. Es decir, el Pregón de este año en La Concha puede ser un excelente tónico para abrir el apetito de aquellos inapetentes que nunca, por más que lo intentaron, saben explicar qué es el Rocío. De “algo que no se puede explicar” pasaremos a conocer un gran compendio de acertadísimas razones, argumentos y exposiciones capaces de tenernos embelesados y llevarnos al glorioso convencimiento de que el Rocío es algo más que la “juerga”, las sevillanas rocieras y el vino.
He de confesar que nunca fui rociero, ni lo soy; aunque siempre sentí inquietud por hacer el camino. Entendí, tal vez por mi irrefrenable espíritu festero, que se debía de pasar de puta madre alrededor de una candela en compañía de los doctores La Ina y Tío Pepe y, como no, bajo los acordes acompasados de una guitarra por sevillanas. Pero nunca hice ese camino tan deseado, el trabajo nunca me lo permitió, porque eso sí, fui un currante que rayaba en la esclavitud. Ahora que tengo tiempo de sobra es algo tarde, primero, porque mi fervor mariano ya no me permite esas ligerezas e irreflexiones para combinar cachondeo y fervor; segundo, porque mi espíritu aún joven es aventajado por los años y tengo que estar junto a mi compañera de toda la vida, que no anda muy buena. Andrés, hijo, pide a la Virgen por ella, que a ti te va a hacer mucho más caso que a mí.
Tuve la gran suerte, yo diría la gloria o el honor, de haber conocido la antigua capilla que se derribó allá por los primeros años de la década de los sesenta. No me atrevo a catalogar este hecho que, ya digo, sin ser rociero (que no quiere decir que no sea devoto de la Virgen del Rocío) siempre he considerado que fue una ligereza; más bien un irreflexivo acto. Aquella capillita debió de quedar ubicada dentro del actual templo, como una reliquia, al amparo y abrigo de las inclemencias del tiempo; huella perenne de la devoción mariana de nuestra Andalucía. En fin, ya no tiene remedio.
Andrés, hijo, que todo tu saber rociero, que es infinito, sea iluminado por El Pastorcito Divino y logres un Pregón acorde con tus creencias y, cosa muy importante, con los exquisitos y ejemplares comportamientos con que siempre has tratado la romería y su Excelsa Señora. Otro beso para ti y tu esposa Eva.
martes, 9 de marzo de 2010
Antonio Delgado Andrades.
Con su muerte se han marchado los episodios más importantes de mi vída: niñez, infancia, adolescencia , juventud; de adulto, nuestros encuentros solo fueron casuales. Pero el afecto perduraba Se fue en silencio, ni más ni menos como el mundo que lo rodeaba. La última vez que le ví me dijo , no sin cierta socarronería, que leía mis comentarios en la prensa y que eran el vehículo que propiciaba saber de mí y mi forma de pensar. Mi buen amigo Antonio se fué sin decirme adiós, seguramente sabía que era un viaje sin retorno o quiso dejar, pendiente de mis creencias, ese otro encuentro postrero y definitivo.
A pesar de todo como me imagino que seguirás leyendo desde donde quiera que estés estos artículos de opinión, sabrá de mí y de esas circunstancias que no propiciaron nuestra despedida. La vída, querido Antonio, siendo una mierda no me explico como es tan bella. No fuiste aquí en la Tierra un hombre insigne, ilustre, ni destacado en la sociedad. Tu sabes que esos parámetros con los que se suelen medir a las personas me importan un huevo. Fuiste mi mejor amigo y eso me basta para traerte conmigo hasta aquí, retenerte, y hacerte un pequeño homenaje, siquiera para recordar juntos nuestra niñez en la calle Juan de Torres, inicio y fin de tu existencia.
Estoy seguro que verás a mi hermano Alfonso, dile que le sigo queriendo mucho. Supongo que le echarás la bronca, le pasó lo mismo que a tí, se marchó sin decirnos adiós. Tu recordarás que estuvistes en casa como consecuencia de ello y no creías lo que te había hecho el “camellín”. Vaya faena que me habeis hecho los dos.
A pesar de todo como me imagino que seguirás leyendo desde donde quiera que estés estos artículos de opinión, sabrá de mí y de esas circunstancias que no propiciaron nuestra despedida. La vída, querido Antonio, siendo una mierda no me explico como es tan bella. No fuiste aquí en la Tierra un hombre insigne, ilustre, ni destacado en la sociedad. Tu sabes que esos parámetros con los que se suelen medir a las personas me importan un huevo. Fuiste mi mejor amigo y eso me basta para traerte conmigo hasta aquí, retenerte, y hacerte un pequeño homenaje, siquiera para recordar juntos nuestra niñez en la calle Juan de Torres, inicio y fin de tu existencia.
Estoy seguro que verás a mi hermano Alfonso, dile que le sigo queriendo mucho. Supongo que le echarás la bronca, le pasó lo mismo que a tí, se marchó sin decirnos adiós. Tu recordarás que estuvistes en casa como consecuencia de ello y no creías lo que te había hecho el “camellín”. Vaya faena que me habeis hecho los dos.
Ana Luisa
"Información Jerez" Febrero 1999
El arriba firmante nacido en calle Juan de Torres, barrio de Santiago, bendice la hora en que mi madre me parió allí. Siempre he tenido muy claro que el lugar de nacimiento es un accidente. Bueno, pero que conste que un gallego y una onubense coparticiparon en ese prodigio de engendrarme y traerme al mundo justo al lado de Santiago el Mayor, que más da si allá al son de gaitas y muñeiras o acá a sones acompasados por bulerías....
Lo cierto y seguro es que mi corazón late en andaluz, lo que no es inconveniente para que bombee sentimientos afines a Lorca y Rosalía de Castro. Nuestro gran Federico y su “Romancero Gitano” tal vez impregnen de mayores sentimientos mi corazón; puede que sea por la proximidad que he tenido con esta raza a lo largo de mi ya dilatada vida. Lo mismo, supongo, debe de ocurrirle a mi buen amigo Juan de la Plata, el que para colmo de las dichas, no solo nació y creció en el barrio de los “pechisacaos” sino que por ventura el destino le favoreció compartiendo con una gitana su corazón.
De igual forma que estar en contacto directo con un paisaje como el que rodea a la bella Arcos de la Frontera, ilumina e inspira a poetas; jamás sucede en lugares siniestros y lúgubres, aquí en Jerez algo ha debido de ocurrir, porque bastaron dos generaciones para que esos genes que trasladé a mis hijos hicieran por yuxtaposición mella en ellos, sobre todo en el más pequeño -Antonio- un versador costumbrista, dícese él mismo Gallardiano, al que solo inspira el mundo que le rodea, y ese pequeño mundo es Jerez, sus costumbres y sus gentes.
Que más quisiera yo que mi garganta, o mis manos, o mis pies, supieran acompasar sones que fueran permisibles a una audiencia tan sabia en estas cosas del arte gitano, como son aquellas que en definitiva abarrotaran nuestro primer coso taurino para, asistiendo a un esplendoroso espectáculo flamenco, contribuir a una causa noble, como es la de hacer posible que Ana Luisa Vega vuelva a Jerez libre de la enfermedad que le impide hoy un desenvolvimiento normal. Una mujer, me consta, que cuando estuvo ágil y llena de vida lo entregó todo por sus convecinos allá en Los Viñedos; su asociación de vecinos.
Solo consigo hacer medio bien, escribir; diría que me defiendo. Por eso, Ana, quiero poner mi granito de arena para que tu corazón, mitad gachó, mitad gitano, encuentre el eco deseado por parte de todos en ese magno festival que se ha organizado a fin de garantizar unos fondos económicos -poderoso caballero es don dinero en esta España donde todo va bien- que salvaguarde tu pronta y total recuperación. Te juro que no me importaría por ti entonar, cuando estés de vuelta a casa totalmente curada, un “que a gustito estoy” al más puro estilo de Ortega Cano.
Solidaridad es una palabra a la que estoy muy vinculado; a su significado aún más. Por eso no dudo un instante que el esfuerzo que están haciendo los organizadores de este espectáculo benéfico se verá culminado, no solo con el éxito artístico que avalan las grandes figuras que intervendrán, sino aquel otro económico tan preciso y necesario para la salud de nuestra Ana Luisa. No te preocupes Ana, que Jerez, tanto gachós como gitanos, se solidarizará contigo. Un beso.
El arriba firmante nacido en calle Juan de Torres, barrio de Santiago, bendice la hora en que mi madre me parió allí. Siempre he tenido muy claro que el lugar de nacimiento es un accidente. Bueno, pero que conste que un gallego y una onubense coparticiparon en ese prodigio de engendrarme y traerme al mundo justo al lado de Santiago el Mayor, que más da si allá al son de gaitas y muñeiras o acá a sones acompasados por bulerías....
Lo cierto y seguro es que mi corazón late en andaluz, lo que no es inconveniente para que bombee sentimientos afines a Lorca y Rosalía de Castro. Nuestro gran Federico y su “Romancero Gitano” tal vez impregnen de mayores sentimientos mi corazón; puede que sea por la proximidad que he tenido con esta raza a lo largo de mi ya dilatada vida. Lo mismo, supongo, debe de ocurrirle a mi buen amigo Juan de la Plata, el que para colmo de las dichas, no solo nació y creció en el barrio de los “pechisacaos” sino que por ventura el destino le favoreció compartiendo con una gitana su corazón.
De igual forma que estar en contacto directo con un paisaje como el que rodea a la bella Arcos de la Frontera, ilumina e inspira a poetas; jamás sucede en lugares siniestros y lúgubres, aquí en Jerez algo ha debido de ocurrir, porque bastaron dos generaciones para que esos genes que trasladé a mis hijos hicieran por yuxtaposición mella en ellos, sobre todo en el más pequeño -Antonio- un versador costumbrista, dícese él mismo Gallardiano, al que solo inspira el mundo que le rodea, y ese pequeño mundo es Jerez, sus costumbres y sus gentes.
Que más quisiera yo que mi garganta, o mis manos, o mis pies, supieran acompasar sones que fueran permisibles a una audiencia tan sabia en estas cosas del arte gitano, como son aquellas que en definitiva abarrotaran nuestro primer coso taurino para, asistiendo a un esplendoroso espectáculo flamenco, contribuir a una causa noble, como es la de hacer posible que Ana Luisa Vega vuelva a Jerez libre de la enfermedad que le impide hoy un desenvolvimiento normal. Una mujer, me consta, que cuando estuvo ágil y llena de vida lo entregó todo por sus convecinos allá en Los Viñedos; su asociación de vecinos.
Solo consigo hacer medio bien, escribir; diría que me defiendo. Por eso, Ana, quiero poner mi granito de arena para que tu corazón, mitad gachó, mitad gitano, encuentre el eco deseado por parte de todos en ese magno festival que se ha organizado a fin de garantizar unos fondos económicos -poderoso caballero es don dinero en esta España donde todo va bien- que salvaguarde tu pronta y total recuperación. Te juro que no me importaría por ti entonar, cuando estés de vuelta a casa totalmente curada, un “que a gustito estoy” al más puro estilo de Ortega Cano.
Solidaridad es una palabra a la que estoy muy vinculado; a su significado aún más. Por eso no dudo un instante que el esfuerzo que están haciendo los organizadores de este espectáculo benéfico se verá culminado, no solo con el éxito artístico que avalan las grandes figuras que intervendrán, sino aquel otro económico tan preciso y necesario para la salud de nuestra Ana Luisa. No te preocupes Ana, que Jerez, tanto gachós como gitanos, se solidarizará contigo. Un beso.
Alejar el terrorismo
"Información Jerez" 16 Marzo 2004
Reflexiono en todo cuanto aconteció recientemente en Madrid y no puedo suprimir la desazón que mi corazón siente. Las doscientas personas fallecidas son otras tantas voces que claman justicia y castigo. Pero no quisiera dejarme llevar por las percepciones de un ser primitivo, bien es verdad que lo intento y cuando observo que no lo consigo suprimo el salvajismo impreso. Vuelve a mi mente la tragedia de Atocha y entro en una dinámica confusa que me impide totalmente razonar de una forma adecuada; son muchas incógnitas, incomprensiones las que taponan los cauces de toda lógica.
Es claro que cuando los muertos son nuestros nos duelen siete veces más. Nada falta en los funerales de los pobres, de la gente trabajadora, sobre todo cuando estos mueren de una forma trágica. Entonces las honras fúnebres no hacen distingos con aquellos de más alta condición social y económica; todos somos semejantes en la muerte. Lástima que esto no lo entendamos así siempre, solo cuando nos interesa hacerlo o bien cuando ésta se produce en un entorno cercano. Quisiera tener, y voy a conseguirlo, un recuerdo perenne y perdurable hacia todas las víctimas del terrorismo, tanto de aquellos caídos en nuestro territorio como allende nuestras fronteras.
Afectaron nuestro ánimo todos los militares o civiles españoles que han muerto en la guerra de Irak. Pero no seamos hipócritas, los iraquíes muertos en dicha guerra y anterior a la misma –bajo el yugo de Sadam- son igualmente hijos de Dios. Sus familiares, allegados y vecinos, por dicha causa, deben de odiarnos, aborrecernos y somos –no lo dudéis- seres repugnantes ante sus ojos. Basta recordar, por más reciente, la aún no finalizada guerra de Irak, no solo sus muertos, sino la destrucción de sus casas, y gran parte de su riquísimo patrimonio histórico artístico. Toda una barbarie.
Ahora, dado el vuelco que en representación política ha dado nuestro país, no dudo un momento que se retirarán –como era el deseo unánime- nuestras tropas de Irak y por supuesto tendremos que contribuir de forma adecuada a la reconstrucción del país, que de forma tan subrepticia hemos destruido y demolido. Hemos sido cómplices. Pero sin tropas, solo con técnicos civiles y sin ningún otro interés económico soterrado. Existen otras muchas promesas electorales en torno al tema que habrá que consumar. Cosa, de verdad, que no dudo, no por afinidad política sino por creer a pie juntillas en la democracia.
Gran lección democrática la recibida por el Partido Popular que tan solo en tres días perdió abrumadoramente estas elecciones generales. Espero que los socialistas, de una reflexión serena y calmosa, saquen las líneas maestras para combatir el terrorismo, que creo no es otra que aquella de no infligir y ocasionar, sobre todo si se trata de pueblos oprimidos, lo que no quisiera nunca que a nosotros nos ocurriera. Desde ese momento empezaríamos a ganar la batalla contra el terror; cuando menos el dimanante de los países islámicos. El de ETA necesitaría, por razones obvias, otro tipo de análisis y que ahora no vienen al caso.
Reflexiono en todo cuanto aconteció recientemente en Madrid y no puedo suprimir la desazón que mi corazón siente. Las doscientas personas fallecidas son otras tantas voces que claman justicia y castigo. Pero no quisiera dejarme llevar por las percepciones de un ser primitivo, bien es verdad que lo intento y cuando observo que no lo consigo suprimo el salvajismo impreso. Vuelve a mi mente la tragedia de Atocha y entro en una dinámica confusa que me impide totalmente razonar de una forma adecuada; son muchas incógnitas, incomprensiones las que taponan los cauces de toda lógica.
Es claro que cuando los muertos son nuestros nos duelen siete veces más. Nada falta en los funerales de los pobres, de la gente trabajadora, sobre todo cuando estos mueren de una forma trágica. Entonces las honras fúnebres no hacen distingos con aquellos de más alta condición social y económica; todos somos semejantes en la muerte. Lástima que esto no lo entendamos así siempre, solo cuando nos interesa hacerlo o bien cuando ésta se produce en un entorno cercano. Quisiera tener, y voy a conseguirlo, un recuerdo perenne y perdurable hacia todas las víctimas del terrorismo, tanto de aquellos caídos en nuestro territorio como allende nuestras fronteras.
Afectaron nuestro ánimo todos los militares o civiles españoles que han muerto en la guerra de Irak. Pero no seamos hipócritas, los iraquíes muertos en dicha guerra y anterior a la misma –bajo el yugo de Sadam- son igualmente hijos de Dios. Sus familiares, allegados y vecinos, por dicha causa, deben de odiarnos, aborrecernos y somos –no lo dudéis- seres repugnantes ante sus ojos. Basta recordar, por más reciente, la aún no finalizada guerra de Irak, no solo sus muertos, sino la destrucción de sus casas, y gran parte de su riquísimo patrimonio histórico artístico. Toda una barbarie.
Ahora, dado el vuelco que en representación política ha dado nuestro país, no dudo un momento que se retirarán –como era el deseo unánime- nuestras tropas de Irak y por supuesto tendremos que contribuir de forma adecuada a la reconstrucción del país, que de forma tan subrepticia hemos destruido y demolido. Hemos sido cómplices. Pero sin tropas, solo con técnicos civiles y sin ningún otro interés económico soterrado. Existen otras muchas promesas electorales en torno al tema que habrá que consumar. Cosa, de verdad, que no dudo, no por afinidad política sino por creer a pie juntillas en la democracia.
Gran lección democrática la recibida por el Partido Popular que tan solo en tres días perdió abrumadoramente estas elecciones generales. Espero que los socialistas, de una reflexión serena y calmosa, saquen las líneas maestras para combatir el terrorismo, que creo no es otra que aquella de no infligir y ocasionar, sobre todo si se trata de pueblos oprimidos, lo que no quisiera nunca que a nosotros nos ocurriera. Desde ese momento empezaríamos a ganar la batalla contra el terror; cuando menos el dimanante de los países islámicos. El de ETA necesitaría, por razones obvias, otro tipo de análisis y que ahora no vienen al caso.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)