jueves, 16 de diciembre de 2010

CRISIS POR DONDE QUIERA

Antonio Moure Requena

Que estamos en crisis económica nadie tiene la menor duda. Ahora bien, existen una gran variedad, en grados de gravedad, en ellas. Las más grandes sin duda las correspondientes a Organismos Oficiales, principalmente Ayuntamientos. El más cercano a nosotros le ha tocado presidirlo a Pilar Sánchez, un Ayuntamiento endeudado hasta las orejas –como otros muchos en España- teniendo que hacer juegos malabares para atender tantas necesidades y obligaciones como posee. A las pruebas me remito, todos los meses se pagan las nóminas de funcionarios y empleados de las distintas áreas con días o semanas de retraso; pero se pagan eso es verdad. Algunas veces resulta un milagro poderlo hacer.
Pagar la nómina todos los meses es una obligación ineludible. Después existen otros factores externos, como puede ser el alumbrado festivo de las calles y plazas del centro, que delatan la falta de poder adquisitivo de las arcas municipales. El alumbrado, para mí sobradamente genial y colorista, no pasa de castaño oscuro y en estos momentos cualquier otra cosa más vistosa hubiera costado un pastón que sería más preciso para atender, por ejemplo, las necesidades de muchos” sin techo”. Algunas veces paso junto al comedor de “El Salvador” y se me caen los palos del sombrajo al ver a personas con corbata, o sea individuos que hace tiempo disfrutaban de un trabajo y una situación social aceptable, que por circunstancias críticas del momento fueron despedidos y agotaron todos los beneficios sociales establecidos sin volver a tener otro empleo. Por tanto, líbreme Dios de criticar a la Alcaldesa por un alumbrado navideño por ser escaso. No es una vergüenza mostrar las carencias, más desventurado hubiese sido exponer otro más rico en exorno y luminotecnia a base de gravar aún más las arcas municipales.
Los que tienen la edad que yo poseo y aquellos otros que cumplen algunos más se escandalizaran de la importancia que se le ha dado a esta tan cacareada, por ello, crisis. Ya hubiésemos querido tener en nuestros tiempos jóvenes este tipo de crisis actual. Hoy nadie se queda sin comer, sin vestir, sin ropa de abrigo, sin calzado. Los hay pero son atendidos y comparativamente con la población existente puede decirse que son minorías. Aquella crisis, la de la postguerra civil, aportó como cabe suponer mucha hambre y más miserias, enfermedades infecciosas; gente de alpargatas, ateridos de frío, rebuscando en los cubos de basuras (no había contenedores) entre los escasos residuos orgánicos algo que llevarse a la boca. La situación insostenible acuciaba al pobre, a la clase media e incluso al rico. Algunos podrían tener dinero pero no alimentos que comprar. Existían colas para todo, hasta para morir. Por favor no enojar a Dios. Cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor.
Hoy los Ayuntamientos poseen, o deben de poseer, unos presupuestos más que suficientes y tal vez sobrados; tienen ingresos capaces para ello. Antaño eran escasos y había pocos lugares de donde escarbar. Ahora, afortunadamente no estamos en aquella época donde los impuestos eran pocos porque a la gran masa no se le podía gravar con ellos, muy diferente a lo que ocurre hoy. El problema puede estar o surgir si los mismos no son administrados adecuadamente.

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