Antonio Moure Requena.
Al existir corrupción existen corruptelas y estos se encuentran en todas las escalas sociales de forma que los más pudientes, teniendo en cuenta “su poder” y sus notables amistades, meten la mano sin miramientos de ningún tipo, en la seguridad que al ser descubiertos lo negaran todo y con la ayuda de sus abogados esquivaran suficientes culpas. Los más pobres, o más desgraciados, son los que incumplen las más elementales normas de educación social, atacan sin beneficio aparente alguno al mobiliario urbano, no dejando en pie papeleras, marquesinas publicitarias, posetillas de alcantarillado, paredes de edificios públicos, coches, motos, etc. Un desastre, en definitiva, el desprecio a los demás, una total falta de respeto a lo público.
Casi a diario en ese primer contacto con la prensa, ahora ante un desayuno de bar más sublime por la ausencia de humos -cuestión que como no fumador agradezco de todo corazón- me tropiezo con alguna que otra noticia relacionada con alguien que “trincó” un puñado de millones; principalmente de las arcas del erario público. Hemos asistido, y estamos asistiendo, a unos actos de delincuencia que abarca desde Roldán –por referirnos a un lejano ya, pasado- hasta nuestros días donde surgen casos nuevos cada dos por tres. Solo tienen que dejar enfriar las acusaciones con esquivas espléndidas y si logran no entrar en la cárcel, con su dinerito bien guardado, nadie sabe de qué viven pero sí que nos imaginamos la fuente de su activo. Lo que sí creo es que nunca vivirán de una forma honrada y sin culpas; su conciencia siempre les estará acusando.
Lamento muy de veras que en todo este calvario de faltas y corrupción estén implicadas personas cuyo compromiso sea el de la política; o sea los encargados y responsables máximos de administrar, dirigir y defender cada céntimo de nuestros ingresos por contribuciones e impuestos. Ya que estamos cerca de las elecciones autonómicas y municipales en lugar de proteger y esconder a estos corruptelas lo que deberían de hacer es sacarlos a la luz pública haciendo una limpieza dentro de la propia casa. Sería esto más honrado que una defensa a ultranza tratando de inculpar de otros casos similares a la oposición. Es una desvergüenza que los partidos, sobre todo los más grandes, cada vez que surge una campaña electoral los mensajes sean los casos de corrupción que cada cual esconde y protege para que se vean lo menos posible. Utilizan, como disculpa de la corrupción propia, aquellos excesos de los oponentes políticos. En algunos casos si no los hay se los inventan. Otra forma de corrupción es dirigir a los ciudadanos por un camino equivocado con mentiras por tal de conseguir un objetivo. Quien hace esto logra una falsa propaganda política que debe de estar repleta más bien de serios argumentos, propuestas de gobierno y será responsabilidad de los candidatos hacerlo así. Los argumentos principales que desvían la opinión al ciudadano son las encuestas.
La última de estas encuestas es la publicada el pasado domingo por el PSOE que a nivel municipal les concedía una mayoría absoluta, seguido por el Foro de Pacheco, creo que Izquierda Unida y el Partido Popular. Esto se lo habrá creído periquillo de los palotes y cuatro tontos lava más. A esto se le llama también corrupción ya que somete a engaño a los pobres de corazón y espíritu que se creen todo lo que le echen.
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