He seguido tanto por TV como por la prensa escrita de cada día, el acontecer del Papa Benedicto XVI y como consecuencia el desarrollo de la JMJ. Creía que nuestra juventud y otras en general estaban “tocadas de un ala”. Nunca se puede opinar si no se muestra una opinión en base a un muestreo de un millón y medio de almas jóvenes. Lo demás ya, hoy por hoy, me trae sin cuidado una vez visto y comprobado el pedazo de juventud que tenemos. Me quedo tranquilo porque sé que esta primavera de adolescentes pueden ser hombres y mujeres del mañana con unos valores y principios muy por encima de otros, más que indignados, yo diría que atormentados, en gran parte con razón porque la vida los presenta con unos conocimientos culturales bastantes acusados pero muy escasos de valores. Puede ocurrir que sea como consecuencia de la permisividad hacia la libre elección de su formación cuando aún eran excesivamente inmaduros. Nació en ellos un desarraigo religioso acusado. Hoy se dejan ver con exposiciones blasfemas capaces de ruborizar al mozo de mulas más vergonzante. Me sorprende que chavales cultos, porque tuvieron la ocasión de gozar de esta oportunidad caigan tan bajo.
Recuerdo cuando aún, apena si empezaba a ser un adolescente, llegaron por Jerez los Padres Misioneros. Eran, por supuesto, maestros de la Oratoria y lo hacían con un Arte (con mayúscula) que lo entendía el niño, el muchacho, y la mujer adulta; el hombre acudía menos a la cita de cada día. Pero la terapia ya estaba hecha en otros miembros del nudo familiar. Se llegó a observar este beneficio. Las Misas de cada Domingo y Fiestas de Guardar se hicieron presentes con asistencia de gran número de fieles. Ayudó a restañar heridas muy recientes y a soportar todo tipo de carencias. La actual memoria histórica abre esas viejas heridas y al cabo de más de medio siglo surgen unas evocaciones que están bien pero que son incompletas. La Iglesia también fue muy perseguida, hubo quema de conventos, fusilamiento de religiosos, y aquí nadie respira, nadie quiere recordar estos episodios. Tampoco quieren enterrar dignamente a aquellos que fueron aniquilados por el bando contrario. Se está exponiendo una verdad, pero solo a medias.
En fin a fuerza de ser sincero me temía que hubiesen existido más revueltas contra la JMJ. La televisión, creo que Tdele5, ha mostrado imágenes donde presentaban una agresión de un policía a una mujer, lo que no aplaudo. Pero quiero hacer una salvedad ¿Qué le dijo al agente para hacerle obrar de tal manera? Iba acompañada de un hombre que con más sentido común la alejó del lugar entre insultos, agravios y ofensas. Pongamos nuestra mano en el corazón. Yo la pongo y tengo que decir que ni tan siquiera en plena Dictadura ningún Agente de la Autoridad me puso una mano encima. Al revés recuerdo que una vez de vuelta a casa desde el Teatro Villamarta, íbamos un poquitín ruidosos, se nos acercó un policía local nos pidió información de donde viciamos, les dijimos que en la calle Juan de Torres. Y nos invitó a que aceleráramos el paso, lo cual hicimos y aquí paz y después gloria. Todo era cuestión de educación y principios.
Está claro que nuestra juventud hoy en día está henchida de valores religiosos y culturales. Está clarísimo también que los colegios religiosos son muy necesarios para alcanzar este gozo, la juventud lo sabe y cada vez más los padres acuden a ellos en su afán de educar y enseñar bien y adecuadamente a sus hijos. Bendita sea nuestra juventud.
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