Este blog se hace con la intención de recopilar una suma importante de artículos publicados por el autor, en "Información Jerez". Se invita a colaborar en el mismo a quienes lo deseen. Se incluirán, igualmente, artículos de Opinión de palpitante actualidad.
lunes, 15 de febrero de 2010
Los Borgia un mal ejemplo.
"Información Jerez" Octubre de 2004.
Muchas veces ocurren reacciones extrañas ante un hecho que, por insólito que parezca, produce un resultado bastante alejado y discordante de lo que en verdad debiera de aportar. Me refiero a la lectura. Hay ocasiones que produce confusión y conduce a dudas, incertidumbres y vacilaciones que, al arriba firmante, le lleva incluso en temas relacionados con mis creencias religiosas, a extremos bastantes fastidiosos e inoportunos. Es molesto llegar a convencimientos dogmáticos; o sea innegables e incuestionables, para que en un periquete por los aportes de mi inagotable sed de lectura, y conocimientos, se produzca una reacción de rechazo parecida a cuando se juntan dos extremos de igual signo eléctrico.
Muy recientemente he leído la no menos polémica novela “El Código Da Vinci”. Ya hice referencia a la misma como consecuencia de alusiones, nada gratificantes, al Opus Dei y a su fundador, hoy San Josemaría Escrivá. Pero he aquí que cuando aún no estoy recuperado de las mentiras o verdades (aún no lo se) vertidas en el mismo, cae en mis manos el libro “Los Borgia” (apellido italianizado del original Borja). Pues bien, esta novela histórica no deja títere con cabeza y nos presenta a un papa amante del sexo y el lujo por lo que ha recibido una condena unánime de historiadores de todos los tiempos.
Existen organizaciones cuyo cometido principal es limpiar y honrar su nombre y el de sus cuatro hijos varones reconocidos -Luís, Juan, César y Jofre-, y sólo una –Lucrecia- mujer. En verdad no se si lograrán el objetivo para el que han sido creadas puesto que la vida llevada a cabo por el mencionado papa, y muy especialmente sus hijos, nos ha traspasado, aparte de un mal ejemplo y bochornoso comportamiento, serias dudas y vacilaciones a los que como el que escribe esto, su fe –aunque firme- es sometida a terrorífica prueba. Es impensable que dentro de la propia Iglesia haya podido existir esa carroña asesina. Quiero pensar que la Roma del siglo XV era todo un antro de prostitución, saqueo, robo y degradación moral y esta familia, de origen español, se vio remolcada en dicho contexto. Pero me entristece y aflige no saber dónde está la verdad y dónde la mentira.
No puedo comprender que Alejandro VI pudiera manejar el pontificado como una empresa familiar, incluso manteniendo una política matrimonial con sus hijos. A Juan lo hizo duque de Gandía, a Jofre lo casó con la nieta del rey de Nápoles y a Lucrecia la hizo casar tres veces. Se cree que ésta mantuvo relaciones incestuosas con su hermano Cesar, incluso con su propio padre, el papa. Está claro, no fue un dechado de virtudes morales; ese al menos es mi convencimiento. Estuvo a punto de someter a Italia entera, que entonces era un cúmulo de ducados, repúblicas y reinos, al poder de la Santa Sede y convertirla en una monarquía hereditaria. En definitiva, han pasado a la historia –triste historia- el Papa Alejandro VI (Rodrigo Borja) y sus hijos César y Lucrecia; no precisamente por sus virtudes morales.
En el caso de que todos los hechos, o parte de ellos, ocurridos en la novela de Mario Puzo fuesen verdad, desde mi humilde posición de católico creyente, se debería –si no se ha hecho ya- pedir perdón por tantos desmanes, desastres, atropellos e iniquidades por quien, al contrario de lo que su infalibilidad debiera mostrar, hizo de forma sistemática.
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