jueves, 11 de febrero de 2010

Mas bien Superestado.


"Información Jerez" Setiembre 2004.

Si tuviera que declinarme por un determinado personaje a través de la Historia de la Humanidad no cabe la menor duda que lo haría por uno principalmente: Carlomagno. Entre otras razones porque sometió a lombardos, aquitanios, bávaros, sajones, etc. Incluso hizo la guerra a los árabes de España, famosa por la derrota de Roncesvalles. Fue, por tanto, referencia a la par que núcleo de una Europa Occidental cristiana, pudiéndose entender como el verdadero creador, salvando las distancias en el tiempo, de la primera Unión Europea.

Por otro lado, y ello puede esclarecer ciertos acontecimientos en el transcurrir de la Unión Europea –sobre todo en la etapa de ampliación a 25 miembros- donde fue recibida con cierto consentimiento por funcionarios norteamericanos y también por algunos británicos como garantía de que nunca existiría una súper-europa. Está claro que desde 1973, fecha de la incorporación de Irlanda, Dinamarca y Gran Bretaña una Europa genuinamente federal es totalmente irrealizable como consecuencia de sus compromisos y vínculos transatlánticos valedores de su propia seguridad.

Gran Bretaña luchó siempre contra el expansionismo carolingio, que había supuesto la unidad de varios pueblos de la Europa occidental; aunque en gran medida la casi totalidad de estas guerras persiguieron más bien el engrandecimiento nacional de los ingleses. Desde 1940, recién salida España de la guerra civil, tanto Gran Bretaña como Dinamarca tuvieron que acudir, de forma puntual, a la intervención norteamericana para ganar la guerra contra la Alemania nazi. Esto explica que su dependencia y obligación respecto a su propia seguridad han sido siempre allende el Océano Atlántico.

Francia entendió, y así lo ha hecho siempre, la postura de los ingleses dentro de la Unión Europea. En una ocasión vetó la solicitud de Gran Bretaña de incorporarse en 1961 a la Comunidad Europea. No puede esto interpretarse como una manifestación hostil. No obstante, De Gaulle fue desatendido a fin de incorporar a Gran Bretaña -la gran potencia- y ausente hasta entonces, por que políticamente parecía indispensable. Por tanto, los objetivos de la Unión Europea incluso desde los tiempos remotos de Carlomagno han sido la prosperidad y el amparo recíproco, entre otras muchas razones.

En el caso de España, que ingresó en la Unión Europea a la par de Portugal en el 1981, debió de pesar que había que admitir a los países europeos recién recuperados de regímenes dictatoriales con el fin de reforzarlos y que no volvieran a caer en la desagradable experiencia política anterior. La misma idea puede amparar y respaldar la inclusión de países como Bulgaria, Rumania, Polonia y estados bálticos.

El rechazo de Francia y Alemania a la política norteamericana en el conflicto de Irak, puede que alarmara al gobierno de Busch esforzándose en hacer ver a la opinión mundial el “debilitamiento” de la UE . A pesar de todo la incorporación reciente de nuevos miembros garantizan harán esta UE un “superestado europeo” sin pretensiones de unos Estados Unidos de Europa.

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