martes, 16 de febrero de 2010

Qué equivados están.

"Información Jerez" Noviembre dee 2003

Nunca me ha gustado hacer leña del árbol caído, máxime cuando ese árbol está representando a un colectivo muy extenso. Es el caso de la afición y los incondicionales seguidores del Xerez C.D. a los que arrastraría hacia un desencanto, aún mayor del que actualmente sufren con mis críticas -aunque verdaderas y hechas con ánimo de que siempre prevalezca el origen de las faltas o culpas que motivaron esta situación económica y deportiva actual- se agrave aún más y lo que hoy es un enfermo con “respiración asistida” se convierta en un “vegetal”. Aún estamos a tiempo de sacarlo de ese estado de “coma profundo” en que se encuentra.

Hace escasas horas me entero a través de un amigo, buen aficionado y mejor xerecista que una determinada persona –no me comentó de quién se trataba- se había personado en el Registro de la Propiedad (¿...?) para interesarse por la situación en que se encontraba la denominación Xerez FC. Como se sabe fue el club que antecedió al actual, desaparecido por razones económicas, que por lo visto y a juzgar por el grado de confidencialidad que puso en sus palabras, tratan de recabar el máximo de información e indagación para hacer revitalizar al mismo.

Es la misma historia de hace no sé cuántos años –por lo menos cincuenta- pero contada al revés; la historia se repite pero con distintos protagonistas. Se trata ahora de proyectar la misma película pero de delante hacia atrás, entrar en el túnel del tiempo con unos movimientos desacordes, inarmónicos, y contar hacia atrás para volver al mismo lugar de hace medio siglo. Es hacer, como antaño se hizo, un borrón y cuenta nueva. Lo que ocurre es que la afición, que yo sepa, no está para tales apologías futboleras. La afición de Jerez no es mala, a las pruebas me remito, la pasada jornada aún se contó con la presencia de unos seis mil incondicionales. Entre ellos el arriba firmante.

Antaño, cuando ocurrían estas circunstancias, las escasas gradas del “Domecq” terminaban con el suelo repleto de trozos de carnés; entonces eran de cartón o papel. Los aficionados partían, en un arrebato de cólera, sus carnés y juraban que jamás volverían a ser engañados. Hoy, ni eso, las credenciales son de plástico y por más que lo intenten no logran partirlo. La corajina es enorme y se cagan en sus .... y, también, en su pu.. madre. Antes de iniciar la competición, cuando empezaron a dejar libre a todo aquel futbolista que perdonaba deudas, este menda, o sea, servidor de todos ustedes, lo dijo (en esta misma columna) que para la nueva competición se avistaban cosas muy feas y poco gratas; Como por ejemplo el descenso. Me llamaron a casa, me dijeron cadista (qué obsesión cojones), me dijeron de todo y, cómo no, se cagaron en mis m... Qué culpa tendrían mis difuntos. ¡Serán cabronazos!

El pasado Domingo me pararon algunos aficionados a la salida del partido y me dijeron, entre otras cosas, que mi crítica en dicho momento, por oportuna y atrevida había sembrado la semilla de la futura credibilidad crítica y profesional. Les dije que en esta bendita profesión, como es el periodismo, aún perviven buenos y honrados profesionales, lo que ocurre en ocasiones es que se levanta el pie del acelerador y se llega excesivamente tarde a denunciar hechos de sobra conocidos de antemano. Se creen que obrando así se hace un favor al fútbol local. ¡Qué equivocados están!.

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