martes, 8 de diciembre de 2009

Emociones.



Han sido unos días repletos de emociones y sorpresas, empezando por el resultado de la elecciones generales, donde nadie, salvo los propios interesados esperaban la victoria de los socialistas. Pero ahí está el resultado, aplastante y que expresa sin el menor género de dudas lo que el ciudadano de a pie evidenció. Eso no es óbice para que los socialistas entiendan que el incuestionable triunfo no se debe a acontecimientos luctuosos como fueron los acaecidos por el atentado terrorista de Atocha. Tampoco por una jornada de reflexión truncada por la manifestación espontánea ante la sede del Pepé en Madrid.

La derecha justifica de la forma que puede el varapalo sufrido y la izquierda trata por todos los medios que nadie conceda su victoria a hechos como los indicados. Creo, sinceramente lo digo, que José María Aznar perdió en los últimos minutos la concentración, tampoco Rajoy dio la talla; se pagó caro también la imposición de un candidato a la presidencia, y como ocurre en fútbol todo esto se paga caro y se pierden los puntos en un santiamén, como así fue.

Después, a nivel local, la muerte inesperada de Juan López Tubio, con el que me unía una buena amistad; perdurable desde nuestra infancia, me sobrecogió y acumuló en mi corazón nuevas dosis de dolor. Era un gran hombre, simpático donde los hubiere, buen padre, mejor esposo e insuperable amigo. La única conformidad que uno logra aceptar como buena es aquella que Dios le concedió una muerte sin sufrimientos, sin enfermedad. Pero claro, nosotros los seres humanos, no entenderemos nunca que un ser querido y tan entrañable como Juan nos dejara casi de puntillas y haciendo –como lo hizo en infinidad de ocasiones sobre un escenario- mutis por el foro. Descanse en paz.

Otro amigo, Antonio Rodríguez Liaño, triunfó sobre otro tablado y ruego se me permita esta expresión. Su éxito vino sobre las tablas de un marco donde infinidad de artistas lo hicieron. Creo que nos sorprendió a todos, a mí también. No esperaba un pregón de nuestra Semana Santa con tanta poesía, no conocía esa su otra faceta y digo esto porque, aunque desconocida por el gran público su apego al mundo de la canción, recuerdo como siempre nos deleitaba con alguna copla en actos íntimos celebrados con los compañeros de Radio Popular, donde él estuvo algunos años. O sea, Antonio es y será siempre un tío polifacético, capaz de desarrollar con éxito cuantas actividades se proponga y en esto del buen decir se tiene que apuntar en la nómina de los pregones, cuando menos, bien dichos y, sobre todo, con mensaje. Pero quede dicho, el arriba firmante esperaba más un pregón en prosa, tal vez por aquello de ser un reconocido orador dada su faceta de profesional en los medios audiovisuales.

Nació ayer mi quinto nieto, una niña preciosa. Pero esto fue una gran alegría que viene a concederme nuevos bríos y oxigena mi resquebrajada fe de hombre abatido por tantos pesares y desolaciones. Mi bueno de Don Rafael –mi querido obispo- seguro que está intercediendo allá arriba por este pecador.

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