miércoles, 16 de diciembre de 2009

Globalizacón mal vista.


Cada día se incorporan a nuestro lenguaje nuevos conceptos, palabras en suma, que vienen a definir situaciones en el ámbito político, social, económico, etc. Uno de estos vocablos es “Globalización”, el cual, leemos y oímos casi a diario pero que muchos no saben qué viene a definir, no se imaginan que cuando existe una mayor interrelación económica entre países –como es el caso de los miembros de la Comunidad Europea entre si - se produce la globalización.

El arriba firmante no es un experto en cuestiones económico/sociales, solo soy un aficionado, pero eso sí, con buenas entendederas: la globalización no es un fenómeno natural que surja de la nada, se trata de un proceso político en toda regla dirigido por una minoría real pero a través de instituciones internacionales, como puede ser, entre otras, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la Organización Mundial de Comercio. En una palabra organizaciones que imponen a la mayoría de los países pobres las políticas que deben de aplicar, obligándoles incluso a reducir el gasto de algunos conceptos relacionados con la educación y la salud, por ejemplo.

Hasta hace bien poco tenía otra opinión sobre la globalización; ahora, la considero totalmente injusta y hasta cruel en ocasiones. Hay que ponerse o situarse en cualquier país africano, o sudamericano, incluso europeo, cuyos habitantes a duras penas consiguen subsistir. Se podrían poner muchos ejemplos que ilustraran este fenómeno. Posiblemente la única justificación en que el precio del algodón sea tan bajo puede estar en que EEUU gasta hasta 4.000 millones de dólares al año en subvencionar a sus 25.000 agricultores, animándoles a que produzcan cada vez más algodón. Llega el momento que los subsidios son superiores al valor de las producciones, y cuanto más producen, más baja el precio del algodón.

Más arriba he comentado que la globalización me resulta injusta, diría más, injusta y odiosa. Esto, como es lógico, precisa de una justificación demostrativa, y a mi manera la voy a ofrecer. Somos conscientes ya de que existen medicamentos que pueden curar el Sida, al menos convertir esta enfermedad en crónica; es sin duda un gran paso al frente. Somos conscientes, igualmente, que existen Gobiernos que estarían dispuestos a suministrar dichas medicinas a un precio que el paciente podría permitírselo. Pero los farmacéuticos americanos –me refiero de EEUU- dicen que deben de pagar el precio americano, que asciende a la increíble cantidad de 10.000 dólares al año, lo que equivale a la totalidad de sus ingresos en los próximos 20 años. El arriba firmante desde luego no entiende de economía (por ello pido perdón por mi atrevimiento) y de estas modernas menos, pero no puedo comprender por qué esas pastillas, inyectables, o lo que sea, habrían de resultar tan caras, sobre todo si se tiene en cuenta que una empresa de Sudáfrica estaría dispuesta a venderlas a un precio muy inferior.

Ya después viene el típico tocomocho, consistente en decir que existen unos derechos de propiedad intelectual que les autoriza a bloquear otros fabricantes, aún a pesar de perder muchas vidas humanas.

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