Este blog se hace con la intención de recopilar una suma importante de artículos publicados por el autor, en "Información Jerez". Se invita a colaborar en el mismo a quienes lo deseen. Se incluirán, igualmente, artículos de Opinión de palpitante actualidad.
lunes, 30 de noviembre de 2009
Don Juan Valderrama.
Se nos fue Juanito Valderrama, digo Juanito porque siglos que estuviera por aquí siempre sería conocido por este apelativo cariñoso, porque nunca fue un mote artístico. Era algo nuestro y los que peinamos canas lo echaremos bastante de menos, formó parte de la España de la posguerra y elevó a la copla al más alto grado de popularidad. Ya se alzan voces que piden para Juanito el tratamiento de Don, su biógrafo el periodista Antonio Burgos escribió que si decimos Daña Concha Piquer ¿Por qué no habríamos de decir Don Juan Valderrama? También comentaba que “ha sido el primer cantautor de España a la medida de las hambres de la posguerra”. Lo que no estoy de acuerdo, incluso con el propio Valderrama, es que se quiera hacer ver que su famosa canción “El emigrante” fue concebida en principio como copla protesta en el contexto de la dictadura franquista.
No tuve la suerte y el honor de conocer personalmente a Don Juan Valderrama, bien es cierto que siempre que vino a Jerez al frente de algún espectáculo acudí a presenciarlo, tal era mi admiración por el torrecampeño. Lo mismo puedo decir de Pepe Pinto, Rafael Farina, El Príncipe Gitano –entre otros muchos de aquella época- incluso Emilio El Moro con sus cantes aflamencados de humor. Entonces estos artistas no se prodigaban en galas y acudían a escenarios con más capacidad de espectadores; en nuestro caso era normalmente el Teatro Villamarta donde solían estrenar espectáculo, y el coso taurino en época estival adonde acudían varias primeras figuras formando una sola compañía.
A Don Juan Valderrama lo dio a conocer al gran público La Niña de la Puebla (Dolores Jiménez Alcántara), también desaparecida. Finalizada la guerra civil española, según cuentan los cronistas de la época, y tras haber dado a conocer varios discos que formaron un gran revuelo entre los aficionados al cante, se convierte en empresario de su propia compañía consiguiendo encabezar a partir de entonces los carteles. Ha dejado más de setecientos cantes grabados y se hizo acompañar a la guitarra por los más afamados guitarristas o “tocaores”. Ha sido autor de la gran mayoría de sus éxitos, tanto en el flamenco como en la copla, trascendiendo su música a varias generaciones. Toda su producción discográfica fue un éxito, y seguirá siéndolo, pero cabe resaltar canciones como “El emigrante”, “La Primera Comunión”, “De polizón”, “Madre hermosa”, etc.
Nació en Torredelcampo (Jaén) en el año 1916, ha fallecido en el 2004 Espartinas (Sevilla). Desconozco en estos momentos el mes de su nacimiento, por ello, había cumplido 87 años de edad y a punto de cumplir los 88 si no los había cumplido ya. Pertenece a una familia de buenos cantaores y cantantes entre los que están algunos de sus hermanos e hijos, todos ellos casi en el anonimato, tal vez ensombrecidos por el resplandor del patriarca; incluso le ocurrió esto a su esposa la célebre Dolores Abril con la que contrajo matrimonio en segundas nupcias.
Sirva esta pequeña semblanza de homenaje e inmortal recuerdo a un hombre que fue aparte de excelente cantaor mejor amigo, compañero, padre y persona. Descanse en paz Don Juan Valderrama.
Dilema social.
Una vez transcurrida la Semana Santa le asaltan al arriba firmante determinados inconformismos nacidos, sin género de dudas, por el gran ejemplo que el Hacedor de nuestros días nos brinda; yo diría más bien merced a nuestra Iglesia que cada año, mas o menos por estas fechas, nos ofrece y recuerda con gran lujo de detalles la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. La dureza de imágenes en la película “la Pasión”, de Mel Gibson, que aún no he tenido oportunidad de visionar, puede –según cuentan- que a los incrédulos, como es mi caso, les haga tomar conciencia del atroz tormento que padeció nuestro Padre a fin de redimirnos. Lo hizo, tal cual bien se sabe, como hombre en la Tierra.
Por estas fechas, por ello, está uno más sensible con el mal ajeno que en cualquier otras fechas del año, sin que ello quiera decir que la pobreza que puedan padecer nuestros paisanos y el resto del mundo, en el transcurso del resto del año, nos resbale. Tanto es así que no solo debe de preocuparnos la indigencia, miseria, necesidad, en definitiva la escasez de todo tipo, sino que también la forma en que nuestros políticos tratan de solucionar esta gran herida que marca en la eternidad de los tiempos a nuestra Humanidad. Las ciencias sociales, igualmente, deben de contribuir y mostrar un interés muy especial por este tema. Deben de preocuparse no solo los políticos sino también otros actores sociales como las distintas Iglesias, empresarios, intelectuales, periodistas, escritores, etc. ya que el tema tratado es agudo y doloroso por la herida profunda que produce a la nación, familia o persona que lo padece y corregir supuestos yerros o malos planteamientos.
Constantemente se celebran Congresos donde los ponentes que acuden someten a estudio la política social llevada a cabo y aquellas otras posibilidades existentes para erradicar de una forma adecuada la problemática. Estos problemas adquieren una relevancia significativa sobre todo en época electoral donde, dentro de este marco tan especial, se prometen espacios y sobre todo comprensión y solución a los grandes problemas nacionales, entre los que se encuentra cómo combatir la pobreza. Ahora, como consecuencia de la derrota parlamentaria que ha sufrido el Partido Popular, los sucesores socialistas tendrán que abrir los foros adecuados para discutir y analizar los planteamientos y resultados de la política social llevada a cabo hasta estos momentos.
Será un inicio, un primer paso, para buscar de una forma responsable las posibles alternativas que pudieran valer y aprovecharse para una acción futura y solución de los dilemas actuales. Como es lógico y es de suponer siempre dentro –nadie va a esperar cosa contraria- de los sistemas y métodos propios de un socialismo vigoroso y enérgico pero lejos de escuálidos y trasnochados procedimientos. En una palabra, sin olvidar la situación general tanto social como económica que disfruta nuestro país, que no debe de ser muy mala –según nos cuentan los analistas económicos- pero donde existen ricos (incluidos los de nuevo cuño) y una clase media que destaca debe de erradicarse totalmente cualquier foco de pobreza que exista. Que haberlos los hay. Es hora, pues, de egresos más que de congresos.
Dictados de mki conciencia.
Los últimos acontecimientos y, sobre todo, desavenencias (falta de entendimiento) Estado-Iglesia me hacen pensar que esta última no camina con la soltura necesaria a fin de facilitar a sus fieles el camino llano, al menos el más natural y apropiado para andar por este mundo que, cada vez más, necesita de unos enfoques religiosos más atrevidos y valientes. No dudo ni un instante que si Jesucristo hubiese aparecido en la Tierra en pleno siglo actual habría escogido de nuevo, para su muerte y redención, la Cruz. Pero está claro, que su discurso, su predicamento, habría sido otro aunque siempre con el mismo fin de hace veintidós siglos. Pero ajustado a las necesidades de hoy.
La Iglesia desempeñó siempre un papel primordial frente a la anarquía social, imponiendo el principio del orden, con ayuda a los débiles. Ahora bien, han pasado siglos y como en plena Edad Media los países cristianos, al menos España, se encuentra casi con la misma infraestructura organizativa, dividida en diócesis, cada una de ellas dirigida por un obispo, dando la impresión de escasa o lentísima renovación y pocas innovaciones. Junto al clero existía, -sigue existiendo- otro, cuyos miembros se sometían a unas reglas austeras y estrictas que limitaban toda su existencia. Me refiero a los monjes, agrupados en órdenes que cumplían compromisos esenciales de obediencia, pobreza, trabajo, estudios, etc. y que, intuyo, seguirán desempeñando y llevando a la práctica como hace siglos. En una palabra, sin “revolución” en los contenidos de cara a los tiempos actuales.
Los países han evolucionado, entre ellos el nuestro, y con buen criterio asume la asistencia social, que hasta entonces lo hizo la Iglesia, con los enfermos, indigentes, viudas y necesitados. Fundaron, bien es verdad, muchos hospitales, casas de Dios y asilos. Tanto es así que si no hubiese sido por aquellos monjes no conoceríamos ahora tampoco todos los libros y textos de la literatura latina ni las crónicas que nos cuentan cómo fue la vida en la Edad Media.
Ya no existe, afortunadamente, la burocracia ni el feudalismo. Una forma de sociedad esta última -como bien se sabe- muy antigua y que a decir verdad duró, al menos aquí en Andalucía, hasta hace bien poco. Nació bajo el anhelo de buscar protección y se generalizó cuando se sometieron a quien los podía proteger mejor. El clero formaba un segundo grupo que, aparte de sus funciones religiosas, desempeñó un papel trascendental en la cultura como consecuencia de que sus miembros recibían una instrucción muy superior a los demás que les capacitaba para dirigir la sociedad. Así lo hicieron y durante el Medievo impartieron enseñanza en latín de forma gratuita. Era el clero –sacerdotes en las parroquias y monjes en las abadías- los responsables de esta educación o enseñanza, por ende totalmente gratuita.
Mas tarde llegarían las universidades como consecuencia de la evolución de algunas escuelas catedralicias. Ahora, llegado el régimen democrático, apareció un nuevo giro evolutivo que afecta, a la enseñanza, medicina, matrimonio y, como consecuencia, también a la Iglesia que no debe –creemos- asistir impasible y acomodada a costumbres paternalistas del pasado, tampoco a los beneficios y provechos que el mismo ofreció. Esto creo que es muy fácil de entender. Sería muy provechoso intentar de hacerlo, en bien de todos los creyentes y de los que no lo son. Quedar anclados en el tiempo no es beneficioso para nadie; conlleva no avanzar ni prosperar.
La Iglesia desempeñó siempre un papel primordial frente a la anarquía social, imponiendo el principio del orden, con ayuda a los débiles. Ahora bien, han pasado siglos y como en plena Edad Media los países cristianos, al menos España, se encuentra casi con la misma infraestructura organizativa, dividida en diócesis, cada una de ellas dirigida por un obispo, dando la impresión de escasa o lentísima renovación y pocas innovaciones. Junto al clero existía, -sigue existiendo- otro, cuyos miembros se sometían a unas reglas austeras y estrictas que limitaban toda su existencia. Me refiero a los monjes, agrupados en órdenes que cumplían compromisos esenciales de obediencia, pobreza, trabajo, estudios, etc. y que, intuyo, seguirán desempeñando y llevando a la práctica como hace siglos. En una palabra, sin “revolución” en los contenidos de cara a los tiempos actuales.
Los países han evolucionado, entre ellos el nuestro, y con buen criterio asume la asistencia social, que hasta entonces lo hizo la Iglesia, con los enfermos, indigentes, viudas y necesitados. Fundaron, bien es verdad, muchos hospitales, casas de Dios y asilos. Tanto es así que si no hubiese sido por aquellos monjes no conoceríamos ahora tampoco todos los libros y textos de la literatura latina ni las crónicas que nos cuentan cómo fue la vida en la Edad Media.
Ya no existe, afortunadamente, la burocracia ni el feudalismo. Una forma de sociedad esta última -como bien se sabe- muy antigua y que a decir verdad duró, al menos aquí en Andalucía, hasta hace bien poco. Nació bajo el anhelo de buscar protección y se generalizó cuando se sometieron a quien los podía proteger mejor. El clero formaba un segundo grupo que, aparte de sus funciones religiosas, desempeñó un papel trascendental en la cultura como consecuencia de que sus miembros recibían una instrucción muy superior a los demás que les capacitaba para dirigir la sociedad. Así lo hicieron y durante el Medievo impartieron enseñanza en latín de forma gratuita. Era el clero –sacerdotes en las parroquias y monjes en las abadías- los responsables de esta educación o enseñanza, por ende totalmente gratuita.
Mas tarde llegarían las universidades como consecuencia de la evolución de algunas escuelas catedralicias. Ahora, llegado el régimen democrático, apareció un nuevo giro evolutivo que afecta, a la enseñanza, medicina, matrimonio y, como consecuencia, también a la Iglesia que no debe –creemos- asistir impasible y acomodada a costumbres paternalistas del pasado, tampoco a los beneficios y provechos que el mismo ofreció. Esto creo que es muy fácil de entender. Sería muy provechoso intentar de hacerlo, en bien de todos los creyentes y de los que no lo son. Quedar anclados en el tiempo no es beneficioso para nadie; conlleva no avanzar ni prosperar.
domingo, 29 de noviembre de 2009
Más "puñalás" da la diabetes.
La diabetes recibe, entiendo que según su gravedad o grado de “rebeldía”, una denominación distinta. Pero al transcurrir del tiempo si esta no se cuida, si el que la padece sigue comiendo y bebiendo todo lo que le viene en ganas se convierte en ese diabético insulinodependiente con una glucosa en sus venas totalmente incorregible. No soy médico, ustedes lo saben, entonces espero sepan perdonar mi vulgaridad en el empleo de los conceptos y términos, incluso básicos. Mi intención es concienciar a quienes la padezcan y, también, sensibilizarme yo mismo de sus perjuicios a largo plazo.
Es una enfermedad que no presenta en sus comienzos signos externos; no produce dolor, inflamación, ni alteraciones, y algunas personas que la padecen se enteran cuando precisamente aparecen las primeras fisuras que dicha enfermedad provoca. No hace mucho tuve la ocasión de ver a un viejo amigo, nuestra amistad viene desde la infancia, estuvimos compartiendo con nuestras mujeres el desayuno previo a la misa dominical en la Parroquia de Santa Ana. Ya digo, me dio una gran alegría poder verlo, él, en cambio, no pudo verme por más que lo quisiera. Esta diabetes maldita lo ha dejado ciego totalmente y ha perdido en una operación quirúrgica parte de uno de sus pies con el fin de sanar la zona atrofiada por la glucosa.
.El arriba firmante se enteró que también la padecía en un control médico de empresa, hace ya aproximadamente quince años. Lo tomé en serio los primeros meses, después se fue olvidando, y aquí empezó mi gran error. Actualmente padezco retinopatía diabética que pudo ser el inicio de la ceguera de mis buenos amigos Manolo Rodríguez y, tal vez, la de ese otro, Antonio Vega. Mientras que la retina está fuerte y aún no se encuentra muy afectada por el mal, el láser puede ir restañando las pequeñas hemorragias que se producen en el fondo del ojo. Estoy en esa fase previa donde uno empieza a tomarse las cosas en serio y donde uno tiene que coger de una puñetera vez el camino bueno de la dieta recomendada y abstenerse de dar al páncreas excesivos azucares.
Es verdad que nadie escarmienta por cabeza ajena. Esto que hoy viven dos bueno amigos lo sufrimos en casa en nuestras propias carnes, mi madre padeció esta enfermedad y sus fatales consecuencias. Aún no entiendo como ella que tenía “azúcar” de sobra en su cuerpo se le podía apetecer comer un dulce; lo hacia a hurtadillas y a escondidas, Si era sorprendida con el bocado en la boca decía que un “día es un día” y saldaba su atrevimiento. El remedio estuvo en que a nuestra casa nunca más fuera un pastel para no facilitarle el trance de la tentación. Cuánto me acuerdo de ella, ahora la comprendo más que nunca, ahora que me privo de mi “Tito Pepe” o el jota be, los frutos secos, el pan nuestro de cada día y hasta del tocinito de cielo.
Lo que más me jode es que uno, nacido en la posguerra civil, época de escasez, de hambre, que tuvimos que llevar entre todos a esta España hasta el lugar que hoy ocupa a base de privaciones y esfuerzos. Hoy, época de abundancia, donde los mayores disfrutamos de mejor poder adquisitivo que antaño, tengamos que renunciar a sus bondades gastronómicas. No hablemos de curación de la diabetes, como dice un proverbio chino “la medicina sólo puede curar las enfermedades curables”. La diabetes hoy por hoy no lo es.
La Hispanidad.
Prácticamente estamos a un mes del día de conmemoración de la Virgen del Pilar o día de la Hispanidad. Este día 12 de 1492 recuerda que Cristóbal Colón, al mando de la nave Santa María, conjuntamente con la Pinta y la Niña, descubrió la Isla Guanahany; él la bautizaría con el nombre de La Española. Ni que decir tiene que representó una proeza no superada hasta el momento si se tiene en cuenta los escasos medios con los que contó –casi sin instrumentos adecuados- solo con la intrepidez de los hombres que reclutó a tal fin y la maestría del propio descubridor.
Como ha ocurrido a través de los siglos con determinados descubrimientos, el hallazgo del Nuevo Continente llegó prácticamente merced a la suerte o fortuna de sus investigadores -citemos a modo de ejemplo el caso de Alexander Fleming con la penicilina- a Cristóbal Colón le ocurrió igual, pensó y creyó llegar a la provincia de Catayo (China) sin olerse que se interponía, siguiendo la ruta marcada por la redondez de la Tierra, un continente nuevo, escondido, ignorado que terminó llamándose América. La hazaña no cabe duda que fue de Cristóbal Colón –todavía no se ciertamente si genovés o español- pero lo que es bien seguro que dicho viaje fue auspiciado por Isabel I La Católica (tampoco se aún a cuento de qué recibió dicho título por parte del papa Alejandro VI) cuando en verdad España se encontraba completamente agotada por las luchas de la Reconquista, que finalizó –dicho sea de paso- tras ocho siglos de lucha.
A fuerza de reflexionar en torno a la catolicidad de Isabel y Fernando deduzco que el verdadero espíritu de los esposos no era otro, en un principio, que la unión de sus respectivos reinos en pos de Castilla. Después, el empeño, sobre todo de Isabel, de la unidad religiosa, pero mediante el establecimiento de la nueva Inquisición, encaminada a los conversos que, en cierta forma, judaizaban a Andalucía y más tarde todo el reino. Tomó la decisión radical de establecer un decreto por el cual no quedaba otra alternativa que convertirse al catolicismo o emigrar (no vamos a contemplar la medida como expulsión) que afectó principalmente a los moriscos de Granada. Bien es verdad que los trató de atraer sobre todo mediante las convicciones de fray Hernando de Talavera que, al no conseguirlo, impuso los métodos más inflexibles del cardenal Cisneros.
En definitiva, es cierto que estos hechos se deben de juzgar en el contexto político y religioso del siglo XV, pero también es cierto que oteados desde los tiempos actuales ciertas políticas de los reyes, denominados católicos, deben de juzgarse conforme a la totalidad de su reinado, no por su acercamiento al Sacro Imperio y a Inglaterra, ni a los enlaces matrimoniales de sus hijos. Fernando, con el dinero y tropas castellanos, hostilizó a Bretaña, defendió el Rosellón y Cerdeña y llevó a cabo la conquista de Nápoles. Sin la menor duda estos fueron los hechos que al papa Alejandro VI impulsó para conceder el título de Reyes Católicos a los monarcas castellanos.
En un mundo donde se carece de valores morales y trasfondo espiritual hoy, merced a España muchos pueblos de América se ven enriquecidos por estos aportes.
Desesperación sin testigos..
No entiendo a los políticos, tampoco a los que no lo son; no entiendo a nadie, solo yo me entiendo. Dejadme en mi soledad, solamente quiero el calor de los míos, de mis amigos, y poco más. Deseo vivir tranquilo, en paz, y en la compañía de un libro, con eso tengo bastante y, aunque no me sobra ningún escritor, puede que me sobren los poetas que, como tales, tampoco los entiendo, no me gusta su abarrocado lenguaje lleno de insólitas metáforas y retorcimientos sintácticos, detesto lo ininteligible, aborrezco a los que quieren expresar algo pero por temores ocultos solo dicen medias verdades, no dicen nada; delatan pero no rotulan nombres..
Soy eterno agradecido de los que con su obra me hicieron y me hacen feliz: Cela, Pérez Reverte (Arturo), Umbral; y Caballero Bonald –entre otros muchos- que ojalá se prodigara más en su obra, pero no soy nadie –aunque como lector le requiero- para exigir al eminente literato más dedicación o, tal vez, deseo de hacerlo. Solo él conocerá los motivos por los cuales no lo hace. Personalmente no creo en la inspiración, aunque sí en la disposición.
Me repelen aquellos que por adquirir notoriedad envían tropas a la guerra, y a los que por causa de ellas o cualquier otra desgracia machacan y aplastan con la palabra fácil -aún más, si cabe, que los tanques en cualquier batalla- desde el atril plural de la democracia a los que tienen que tomar decisiones impopulares pero convenientes. Maldigo a los que, por ser injustos y retorcidos, logran arrancar de mis labios blasfemias; los que por su condición de políticos logran para ellos hermosos sueldos; a los tránsfugas; a los que consideran la política una profesión y no dan nunca el paso atrás para dejar un lugar a nuevas generaciones. También a los que consienten esto y admiten el trapicheo desde el corazón de los partidos políticos.
Aborrezco los malos sentimientos, la falta de caridad con el prójimo, a los que consideran el drogadicto como un delincuente y nunca un enfermo. Compadezco al alcohólico; a los que no tienen trabajo y tienen que mendigar; al inmigrante -clandestino o legal, me da igual- nunca debió de tener motivos para abandonar a los suyos y sepultarse, como la gran mayoría, en los mares y océanos. Detesto a los cofrades que presumen de que “su Cristo” es más milagroso que aquellos otros “titulares” de otras Hermandades. Me desesperan los que aman la música pero solo la cofrade. Doblegan mi escasa fe los que incumplen el “no matarás”, aquellos que asesinan a sus mujeres y luego se quitan la vida. Me pregunto por qué los muy asesinos nunca alteran el orden de ejecución.
Es verdad, estoy abatido por estas y muchas otras causas. Creí siempre que llegada cierta edad soportaría los juicios críticos hechos a la ligera, sobre todo en fútbol, y muy especialmente en el mal llamado mundo del corazón, donde los que conceptúan y dictaminan son aún más sinvergüenzas que los propios sujetos motivo del análisis. Quisiera evadirme, quisiera –de verdad os lo digo- que me importara un carajo todo esto- pero no logro el propósito de conseguir una paz estable. Busco manos abiertas y solo encuentre puños. ¿Desesperación o desesperanza? ¡Qué importa! Una cosa es bien cierta, lo dijo Marco Valerio Marcial ”El verdadero dolor es aquel que se sufre sin testigos”.
Soy eterno agradecido de los que con su obra me hicieron y me hacen feliz: Cela, Pérez Reverte (Arturo), Umbral; y Caballero Bonald –entre otros muchos- que ojalá se prodigara más en su obra, pero no soy nadie –aunque como lector le requiero- para exigir al eminente literato más dedicación o, tal vez, deseo de hacerlo. Solo él conocerá los motivos por los cuales no lo hace. Personalmente no creo en la inspiración, aunque sí en la disposición.
Me repelen aquellos que por adquirir notoriedad envían tropas a la guerra, y a los que por causa de ellas o cualquier otra desgracia machacan y aplastan con la palabra fácil -aún más, si cabe, que los tanques en cualquier batalla- desde el atril plural de la democracia a los que tienen que tomar decisiones impopulares pero convenientes. Maldigo a los que, por ser injustos y retorcidos, logran arrancar de mis labios blasfemias; los que por su condición de políticos logran para ellos hermosos sueldos; a los tránsfugas; a los que consideran la política una profesión y no dan nunca el paso atrás para dejar un lugar a nuevas generaciones. También a los que consienten esto y admiten el trapicheo desde el corazón de los partidos políticos.
Aborrezco los malos sentimientos, la falta de caridad con el prójimo, a los que consideran el drogadicto como un delincuente y nunca un enfermo. Compadezco al alcohólico; a los que no tienen trabajo y tienen que mendigar; al inmigrante -clandestino o legal, me da igual- nunca debió de tener motivos para abandonar a los suyos y sepultarse, como la gran mayoría, en los mares y océanos. Detesto a los cofrades que presumen de que “su Cristo” es más milagroso que aquellos otros “titulares” de otras Hermandades. Me desesperan los que aman la música pero solo la cofrade. Doblegan mi escasa fe los que incumplen el “no matarás”, aquellos que asesinan a sus mujeres y luego se quitan la vida. Me pregunto por qué los muy asesinos nunca alteran el orden de ejecución.
Es verdad, estoy abatido por estas y muchas otras causas. Creí siempre que llegada cierta edad soportaría los juicios críticos hechos a la ligera, sobre todo en fútbol, y muy especialmente en el mal llamado mundo del corazón, donde los que conceptúan y dictaminan son aún más sinvergüenzas que los propios sujetos motivo del análisis. Quisiera evadirme, quisiera –de verdad os lo digo- que me importara un carajo todo esto- pero no logro el propósito de conseguir una paz estable. Busco manos abiertas y solo encuentre puños. ¿Desesperación o desesperanza? ¡Qué importa! Una cosa es bien cierta, lo dijo Marco Valerio Marcial ”El verdadero dolor es aquel que se sufre sin testigos”.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Fábrica de botellas.
No encuentro palabras para definir qué está ocurriendo en Jerez con el tema del cierre de la fabrica de botellas; una empresa que radica en Jerez yo que sé el tiempo. Han desfilado por ella, en toda su historia, miles de jerezanos que corresponden a otras tantas familias. Quiero decir que bastantes familias dependieron durante muchos años de los beneficios que aportaban los salarios correspondientes. De buenas a primeras empieza a rumorearse su cierre, tras el mismo surgen nuevos relativos al traslado de la fabrica a lugares alejados del centro urbano; recalificación de los terrenos que se ceden y, bueno, cuando parecía que todo marchaba por buen camino para ambas partes –Ayuntamiento y Vicasa- ésta última se planta con los brazos en jarras, dice esta boca es mía y solo para decir que el cierre es inminente y donde dije digo ahora digo “diego”. ¿Qué os parece? No tiene explicación alguna, -no digo que no tenga definición- el arriba firmante cuando menos no se la encuentra, aunque debo de pensar que algo impertinente ha debido de ocurrir por una parte para que la otra no encuentre de nuevo el camino dialogante que surta los efectos positivos apetecidos y anhelados.
Está claro, las bodegas sin los envases de cristal no pueden estar, no podrán envasar a no ser que lo hagan en brick y por mi “mare de mi alma” que yo no vea nunca un fino u oloroso de Jerez en este tipo de envase, sin el acto ceremonioso del pequeño estampido del descorche y privado del escanciado sobre un catavino jerezano. Pero vamos nunca ocurrirá lo comentado cuando tengo entendido que ya están entrando las botellas de vidrio procedentes de Italia en alguna que otra bodega del Marco. Cosa esta que se debe de evitar por todos los medios habidos y por haber. Podemos ser todo lo europeísta que se quiera pero nunca primandón y tonto lava; al menos mientras no se aclare la situación laboral de esos casi tres centenares de trabajadores que hasta ahora tienen pocas esperanzas de solución de sus problemas.
El pasado martes se organizó una manifestación en apoyo al no cierre de Vicasa, que resultó multitudinaria. Se calcula que acudieron del orden de entre cinco y siete mil personas, procedentes de todos los estamentos sociales, laborales, sindicales, partidos políticos y por supuesto sindicatos, Ayuntamientos que se supone han de convencer a la multinacional francesa para que el “cerrojazo” se dé a la inversa, o sea, para abrir de nuevo las puertas de nuestra fábrica de botellas, que esperamos sea pronto, de inmediato.
En estos momentos de voraz crisis económica que padecemos, no podemos permitir que se pierda ni tan siquiera una “hilacha” del tejido industrial ni jerezano ni de otra parte de nuestra geografía andaluza. He oído declaraciones para todos los gustos de sindicalista y políticos. Creo que, entre todos, destaca las que hizo el ex alcalde de Jerez Pedro Pacheco. Entre otras cosas dijo que “todas las administraciones y sindicatos conocía desde hace un año el traslado y no hicieron nada por evitarlo”. Continuaba declarando que “movilizar las bases era un pariré cuando ya los dirigentes tienen todo amarrado, es el problema de la concertación social”. Decía Pacheco que su familia había estado vinculada bastante tiempo a la fábrica de botellas –su padre trabajó en ella durante años, incluso él mismo- y no me agrada cuanto está ocurriendo.
De todas formas puede decirse que el mundo obrero, sobre todo de Jerez y la provincia, ha respondido a la llamada de sindicatos y partidos políticos y que la manifestación organizada bajo el lema de “no al cierra de Vicasa” ha sido todo un éxito de participación. que lo será aún más grande si se consiguen los objetivos pregonados en la misma.
Nada más bello que la verdad..
Cuando paseo por esta hermosísima ciudad, como es nuestro Jerez, padece uno ciertas nostalgias de tiempos pasados. Es cierto que Jerez no es ni una sombra de lo que fue, bien entendido que se ha transformado en una ciudad moderna pero, también, justo es reconocerlo aquellos barrios, vestigios de otras civilizaciones, mantienen igualmente su encanto y, sin dudarlo un momento, somos mucho más respetuosos en la conservación del patrimonio arquitectónico, histórico y cultural. Para muestra basta un solo botón; quiero decir que en el transcurso del tiempo hubo sus excepciones. En pleno siglo XX, mediado éste, allá por los años cuarenta, presencié como se derrumbaba un lienzo de muralla –parte de la actual existente en la calle Muro- para la construcción de una Residencia Militar; hoy convertida en hotel castrense
Está claro que la vida evoluciona y lo que antes fue una muralla para defensa de los ataques externos, no hay por qué destruirla, por obsoleta, una vez que estimemos innecesaria al fin que se había propuesto, mucho menos siendo una obra que contemplaba varios siglos de historia, y que incumbe no solo a los jerezanos sino, incluso, a los del mundo; sobre todo ahora que se trata de globalizar y universalizarse todo, y que ciudades enteras son declaradas Patrimonio de la Humanidad.
En el aspecto económico pasa tres cuartos de lo mismo, aunque bien es verdad que con muy honrosas excepciones. Lo que no hace mucho fue un emporio de riqueza y fuente de ingresos; por tanto de prosperidad, hoy se encuentra totalmente abatido y hundido. Me estoy refiriendo a las bodegas, más concretamente al vino de Jerez. Era el buque insignia de nuestra economía pero que llegados los años ochenta pasan de moda y su lugar lo ocupa otras bebidas, de origen extranjero, como el güisqui. Todo, en gran medida, merced a un trabajo excelente de promoción a pie de barra o a la contratación de personajes populares, cual fue el caso de Imanol Arias, para hacernos desplazar la imagen rancia, por un lado, de nuestros abuelos con una copa de balón saboreando brandy y adentrarnos en esa otra perspectiva de beberlo como si fuera whisky
Se conservan, eso sí, los bienes inmuebles, los conocidos cascos de bodega, pero de la gran mayoría de ellos ya no emana el aroma inconfundible del jerez que acumulaba en sus entrañas. Este placer, al pasear por los barrios antiguos, se nos sirve a cuentagotas como si se tratara de una dosis medicinal para sanar a nostálgicos. Recuerdo aquel eslogan publicitario que refiriéndose al fino Tío Pepe lo asimilaba con un “sol de Andalucía embotellado” (Pérez Solero). Sigo pensando que “el sol es la medicina universal de la farmacia celestial” y, también, ahora que tanto se habla de lo que hace y no hace daño y de lo que se debe de comer o beber a fin de evitar problemas con el colesterol o los triglicéridos que nada es “veneno”, todo es veneno: la diferencia está en la dosis que se emplea.
En fin, creo que no nos debemos de apenar ni por el lienzo de muralla destruido, menos aún por aquel hotel derruido en pleno Alcázar, tampoco por algún que otro casco de bodega reconvertido en discoteca o salón de celebraciones. En todos los casos aparecieron tras de sí nuevas concepciones de vida y prosperidad. Esta es la verdad, la única verdad, y como ella no hay nada más bello.
Está claro que la vida evoluciona y lo que antes fue una muralla para defensa de los ataques externos, no hay por qué destruirla, por obsoleta, una vez que estimemos innecesaria al fin que se había propuesto, mucho menos siendo una obra que contemplaba varios siglos de historia, y que incumbe no solo a los jerezanos sino, incluso, a los del mundo; sobre todo ahora que se trata de globalizar y universalizarse todo, y que ciudades enteras son declaradas Patrimonio de la Humanidad.
En el aspecto económico pasa tres cuartos de lo mismo, aunque bien es verdad que con muy honrosas excepciones. Lo que no hace mucho fue un emporio de riqueza y fuente de ingresos; por tanto de prosperidad, hoy se encuentra totalmente abatido y hundido. Me estoy refiriendo a las bodegas, más concretamente al vino de Jerez. Era el buque insignia de nuestra economía pero que llegados los años ochenta pasan de moda y su lugar lo ocupa otras bebidas, de origen extranjero, como el güisqui. Todo, en gran medida, merced a un trabajo excelente de promoción a pie de barra o a la contratación de personajes populares, cual fue el caso de Imanol Arias, para hacernos desplazar la imagen rancia, por un lado, de nuestros abuelos con una copa de balón saboreando brandy y adentrarnos en esa otra perspectiva de beberlo como si fuera whisky
Se conservan, eso sí, los bienes inmuebles, los conocidos cascos de bodega, pero de la gran mayoría de ellos ya no emana el aroma inconfundible del jerez que acumulaba en sus entrañas. Este placer, al pasear por los barrios antiguos, se nos sirve a cuentagotas como si se tratara de una dosis medicinal para sanar a nostálgicos. Recuerdo aquel eslogan publicitario que refiriéndose al fino Tío Pepe lo asimilaba con un “sol de Andalucía embotellado” (Pérez Solero). Sigo pensando que “el sol es la medicina universal de la farmacia celestial” y, también, ahora que tanto se habla de lo que hace y no hace daño y de lo que se debe de comer o beber a fin de evitar problemas con el colesterol o los triglicéridos que nada es “veneno”, todo es veneno: la diferencia está en la dosis que se emplea.
En fin, creo que no nos debemos de apenar ni por el lienzo de muralla destruido, menos aún por aquel hotel derruido en pleno Alcázar, tampoco por algún que otro casco de bodega reconvertido en discoteca o salón de celebraciones. En todos los casos aparecieron tras de sí nuevas concepciones de vida y prosperidad. Esta es la verdad, la única verdad, y como ella no hay nada más bello.
No todo es racismo..
Nunca se ha hablado tanto de racismo como se está haciendo de cierta parte para acá. Se hace, en gran medida, como consecuencia del eco masivo que tienen los gritos, simulando los de un orangután, dirigidos a cualquier jugador de raza negra (del equipo contrario) que esté interviniendo sobre el terreno de juego de cualquier estadio.Sinceramente, creo que estas manifestaciones no se hacen con un mal propósito racista, si fuese así se emplearía de igual manera con los jugadores del equipo local y eso no sucede. Un claro ejemplo lo tenemos acá con el jugador de color, Lawal. En fútbol, desafortunadamente, se insulta al árbitro, jugadores, afición visitante, y al que sea menester sin precisar el color de su piel. Por favor no magnifiquemos ni echemos leña al fuego en un tema que no es tan así como pretenden que sea. Ser racista es otra cosa bien distinta y muy distante a estas manifestaciones.
Una cosa es bien cierta, hemos tenido que esperar al desarrollo de nuestra sociedad como puede ser la desaparición en un porcentaje muy elevado del analfabetismo, mayor poder adquisitivo, mejores condiciones sociales, etc. para que hagan acto de presencia, más que actos racistas y xenófobos, hechos inflexibles, intransigentes y de mala educación. El hecho de existir sobre este planeta Tierra personas con distintas características físicas, es más que sobrado para iniciar un proceso de comparaciones y, también, de clasificaciones de razas, que según su color de piel, forma del cráneo, y estatura –entre otras particularidades- irán sirviendo para ir haciendo catalogaciones de superiores o inferiores. Actualmente los científicos han demostrado que no existe ninguna diferenciación o supremacía de una raza con otra, no existen diferencias genéticas; por tanto, no existe una raza superior a otra.
En España no se vieron las primeras personas de raza negra hasta que se instalaron en nuestro territorio las bases militares americanas. Recuerdo que cuando reparé en ellos me causó una gran extrañeza y sentí curiosidad al ver lo nunca visto. Es extraño que a pesar de haber tenido colonias en Guinea Ecuatorial, donde como se sabe la raza dominante era la negra, y en Marruecos como consecuencia del Protectorado -antes de conseguir su Independencia- nuestro suelo no cobijó ni tampoco dio facilidades para que se instalaran gentes de allá. Lo mismo observo, remontándonos en el tiempo, con Cuba y Filipinas, las uniones interraciales se llevaron a cabo solo allende nuestras fronteras. He de suponer que en el primero de los casos –Guinea y Marruecos- gran parte de culpa la tuvo el régimen establecido durante más de cuarenta años.
Me fastidia que el caso “Farruquito” se politice y se aproveche para hacernos ver que se está tratando el mismo con ciertas dosis de racismo y discriminación racial. No es así, ni mucho menos, Farruquito –desafortunadamente- cayó en una sucesión de errores –de los cuales creo sinceramente está totalmente arrepentido- pero no puede enarbolarse en su defensa la bandera del “No al racismo” como se ha podido ver en manifestaciones recientes con gentes de su etnia; que hemos visto en la televisión.
A lo mejor, al ver estos hechos a través de mis ojos, puedo caer en el error de ver el escenario de forma contraria a como lo ven los demás, especialmente los implicados, que pueden confundir como intolerancia ajena los malos comportamientos propios.
Una cosa es bien cierta, hemos tenido que esperar al desarrollo de nuestra sociedad como puede ser la desaparición en un porcentaje muy elevado del analfabetismo, mayor poder adquisitivo, mejores condiciones sociales, etc. para que hagan acto de presencia, más que actos racistas y xenófobos, hechos inflexibles, intransigentes y de mala educación. El hecho de existir sobre este planeta Tierra personas con distintas características físicas, es más que sobrado para iniciar un proceso de comparaciones y, también, de clasificaciones de razas, que según su color de piel, forma del cráneo, y estatura –entre otras particularidades- irán sirviendo para ir haciendo catalogaciones de superiores o inferiores. Actualmente los científicos han demostrado que no existe ninguna diferenciación o supremacía de una raza con otra, no existen diferencias genéticas; por tanto, no existe una raza superior a otra.
En España no se vieron las primeras personas de raza negra hasta que se instalaron en nuestro territorio las bases militares americanas. Recuerdo que cuando reparé en ellos me causó una gran extrañeza y sentí curiosidad al ver lo nunca visto. Es extraño que a pesar de haber tenido colonias en Guinea Ecuatorial, donde como se sabe la raza dominante era la negra, y en Marruecos como consecuencia del Protectorado -antes de conseguir su Independencia- nuestro suelo no cobijó ni tampoco dio facilidades para que se instalaran gentes de allá. Lo mismo observo, remontándonos en el tiempo, con Cuba y Filipinas, las uniones interraciales se llevaron a cabo solo allende nuestras fronteras. He de suponer que en el primero de los casos –Guinea y Marruecos- gran parte de culpa la tuvo el régimen establecido durante más de cuarenta años.
Me fastidia que el caso “Farruquito” se politice y se aproveche para hacernos ver que se está tratando el mismo con ciertas dosis de racismo y discriminación racial. No es así, ni mucho menos, Farruquito –desafortunadamente- cayó en una sucesión de errores –de los cuales creo sinceramente está totalmente arrepentido- pero no puede enarbolarse en su defensa la bandera del “No al racismo” como se ha podido ver en manifestaciones recientes con gentes de su etnia; que hemos visto en la televisión.
A lo mejor, al ver estos hechos a través de mis ojos, puedo caer en el error de ver el escenario de forma contraria a como lo ven los demás, especialmente los implicados, que pueden confundir como intolerancia ajena los malos comportamientos propios.
¿Periodista intruso?
Existen dos tipos de periodistas; aquellos que su función como tal se ejerce a modo de oficio – ya hoy decadentes - y aquellos otros que llegan con nivel académico. Pero sin experiencia y, a veces, sin vocación. Si no fuera porque al oficio están llegando un sinfín de inusitados cabezas de chorlitos, sin dudarlo un momento, me incluiría en el grupo de periodistas formado en la Academia de la radio, televisión y, sobre todo, en la prensa escrita. Antes que nada el periodismo es una vocación y los mejores redactores, editorialistas, columnistas, etc. que ha dado nuestra historia de la comunicación fueron nacidos y formados al amparo de una verdadera, auténtica, e indiscutible vocación periodística.
Como al militar se le intuye el valor, al periodista universitario se le supone unos conocimientos para el desempeño de su profesión. Ejercen al amparo del título académico y lo hacen excesivamente pronto, sin demasiada experiencia; aunque ésta ya le vendrá dada con los años de ejercicio. Siempre existió, y afortunadamente aún sigue coexistiendo una camaradería y reconocimiento mutuo entre ambas formas de ejercer el periodismo. Ahora bien, están llegando a esta bendita profesión, por la vía del “oficio”, unos mequetrefes procedentes de “Gran Hermano” y similares – a los que hay que poner ya en polvorosa - que no conocen la vergüenza, y los que disfrutamos de ella nos avergonzamos que hayan podido tener acceso a ejercerla. Lo que es peor, amparados, apoyados y tutelados por las grandes cadenas de la televisión privada.
Lo que aún no tengo muy claro –ni creo que lo tendré nunca- es si el periodismo es negocio, profesión u oficio; depende del color del cristal con el cual se observa y también depende de quién se trate Para Luís del Olmo, por ejemplo, puede ser un compendio de todo.. En España pese a que existe la carrera de Periodismo (Comunicación) no son todos los periodistas que se contratan graduados (licenciados). Ya lo dejé entrever más arriba, en España durante muchos años –siglos tal vez- parte de la trayectoria más fecunda de la prensa, sobre todo la escrita, descansó su enorme peso sobre los hombros de unos periodistas empíricos; o sea, prácticos y experimentados. Tener un título universitario no hace la diferencia, aunque bien es verdad que aquí se está contraponiendo en muchos casos a los graduados contra los experimentados o empíricos. Es un error. En España siempre han existido verdaderos escritores metidos a periodistas, lo que ha influido en el alto nivel cultural que siempre existió entre los informadores de oficio.
Hay quienes no han podido acreditarse. La razón, no haber podido justificar sus muchos años de oficio, al no haber sido cursada nunca el alta del sujeto en la seguridad social. Increíble pero cierto. Otros, en cambio, jamás pisaron una redacción de prensa y están acreditados como periodistas. Más increíble aún y más indiscutible por axiomático, motivo por el cual sería para mi muy desagradable tener que demostrar. Mejor dejarlo así.
El berrinche no es aconsejable.
El ciudadano de a pie no es militante, o simpatizante, de un partido político por el mero hecho de serlo, más bien por que se ve identificado con la doctrina que distribuye dicha organización política y dentro de la cual se siente realizado ciudadanamente; sueña que alguna vez se gobierne con dichas directrices, para él las más optimas.
Ocurre que en toda vida política no todo es camino de rosas; unas veces más que otras no todo sale a pedir de boca. Es cuando hay que sobreponerse, demostrar que se es un buen político, ceder, y dentro de las alternativas de que dispones acceder a aquellas que te son menos desfavorables. Es un mero, por no decir puro, ejercicio de responsabilidad democrática donde a veces tienes que dejar en el camino algunos de los argumentos del programa político presentado y también, es verdad, alguna parte de las aspiraciones políticas personales..
Gobernar en coalición, no es otra cosa que gobernar en asociación, en compañía, donde cada una de las partes se sobrellevan y entonan diferencias ideológicas en beneficio de un todo común. Lo que no puede ser, como muy bien decía hace unos días Antonia Asencio es hacer perdurar el “berrinche”. Que conste que no encuentro un remoquete más apañado para la ocasión, aquellos que me vienen a la cabeza y que pueden ser análogos como cólera, furor, arrebato o enojo, por citar varios ejemplos, se me antojan bastante más mordaces que el empleado por la concejala andalucista. Berrinche me suena más afable, yo diría que acicala los sinónimos, pero claro, tiene que ir acompañado del gesto picarón que presentaba Asencio en la instantánea que publicaba la prensa local el pasado martes..
Aunque personalmente no comparta eso de la ley del más fuerte no tengo más remedio que admitirlo, pero no sólo en cuestiones políticas, también en las sociedades económicas y en cualquier otro ente donde una decisión a tomar tenga que ser acordada por la mayoría de sus miembros. ¡Que para eso estamos en democracia! ¡Qué puñetas! Es así, en una Sociedad Anónima la mitad más uno del total de las acciones determina la propiedad de la empresa. Las mayorías relativas son restrictivas, condicionadas; sobre todo en política. Otra cosa es poseer mayoría absoluta, aunque esta circunstancia tiene más bien cara de dictadora enmascarada y personalmente no me agrada que en política se produzca. Pero ocurre que no es impuesta, ahí está la gran diferencia, todo lo contrario, nace por un deseo unánime del pueblo soberano.
Esta legislatura no ha hecho más que empezar, quiere decirse que tenemos aún por delante un cuatrienio para moderar los impulsos del corazón y activar aquellos del cerebro, que seguro son más eficaces y provechosos en todos los sentidos, Se quiera o no se quiera Pacheco, un hombre de mucho carácter, -que no voy a discutir y menos poner en duda- nos dio a todos una lección magistral de todo cuánto aquí he tratado de explicar. Dentro de las posibilidades que tenía escogió aquella más favorable y, seamos sinceros, la que menos se esperaba.
Ocurre que en toda vida política no todo es camino de rosas; unas veces más que otras no todo sale a pedir de boca. Es cuando hay que sobreponerse, demostrar que se es un buen político, ceder, y dentro de las alternativas de que dispones acceder a aquellas que te son menos desfavorables. Es un mero, por no decir puro, ejercicio de responsabilidad democrática donde a veces tienes que dejar en el camino algunos de los argumentos del programa político presentado y también, es verdad, alguna parte de las aspiraciones políticas personales..
Gobernar en coalición, no es otra cosa que gobernar en asociación, en compañía, donde cada una de las partes se sobrellevan y entonan diferencias ideológicas en beneficio de un todo común. Lo que no puede ser, como muy bien decía hace unos días Antonia Asencio es hacer perdurar el “berrinche”. Que conste que no encuentro un remoquete más apañado para la ocasión, aquellos que me vienen a la cabeza y que pueden ser análogos como cólera, furor, arrebato o enojo, por citar varios ejemplos, se me antojan bastante más mordaces que el empleado por la concejala andalucista. Berrinche me suena más afable, yo diría que acicala los sinónimos, pero claro, tiene que ir acompañado del gesto picarón que presentaba Asencio en la instantánea que publicaba la prensa local el pasado martes..
Aunque personalmente no comparta eso de la ley del más fuerte no tengo más remedio que admitirlo, pero no sólo en cuestiones políticas, también en las sociedades económicas y en cualquier otro ente donde una decisión a tomar tenga que ser acordada por la mayoría de sus miembros. ¡Que para eso estamos en democracia! ¡Qué puñetas! Es así, en una Sociedad Anónima la mitad más uno del total de las acciones determina la propiedad de la empresa. Las mayorías relativas son restrictivas, condicionadas; sobre todo en política. Otra cosa es poseer mayoría absoluta, aunque esta circunstancia tiene más bien cara de dictadora enmascarada y personalmente no me agrada que en política se produzca. Pero ocurre que no es impuesta, ahí está la gran diferencia, todo lo contrario, nace por un deseo unánime del pueblo soberano.
Esta legislatura no ha hecho más que empezar, quiere decirse que tenemos aún por delante un cuatrienio para moderar los impulsos del corazón y activar aquellos del cerebro, que seguro son más eficaces y provechosos en todos los sentidos, Se quiera o no se quiera Pacheco, un hombre de mucho carácter, -que no voy a discutir y menos poner en duda- nos dio a todos una lección magistral de todo cuánto aquí he tratado de explicar. Dentro de las posibilidades que tenía escogió aquella más favorable y, seamos sinceros, la que menos se esperaba.
jueves, 26 de noviembre de 2009
Único dogma de fe.
Tengo ganas de que pasen las elecciones generales, también las autonómicas, por dos motivos primordiales: que reanudemos lo que es nuestra forma de vida habitual, lejos de complejas y a la larga incumplidas promesas realizadas más con el insano propósito de mentir que con aquel otro de ofrecer soluciones a los supuestos equívocos que se hayan podido tener, y cribar lo que a mi criterio fue manipulación de los sentimientos del ciudadano basándose en oratoria agresiva e insultante, que prácticamente en campaña electoral lo es todo. Después, que esa es otra, conocidos los resultados todos serán vencedores aunque los menos votados justificarán la derrota con idéntico cinismo y desparpajo con que hicieron las promesas. Esto no es nuevo pero llegará el día que pase factura.
Por si fuera poco quisiera incluirme, ahora se dice alinearse, con aquellos que adoptan determinadas posturas, digamos que menos escrupulosas en el modo de proceder con las creencias religiosas. Pero he de confesar que sin ser anticlerical; mis principios y, menos, mi educación aporta abrigo a esta idea. Es verdad que las actitudes democráticas, a las que no estábamos acostumbrados, de alguna forma someten mis decisiones conforme a la realidad que se vive, alejándome –por el albor que representa- de prácticas y obligaciones religiosas, evitando tensiones y rupturas con aquellas creencias que, por arraigadas, me cuesta mucho trabajo desechar.
En definitiva, miro a mi alrededor y no encuentro mas allá de mis ojos ningún horizonte de esperanza para que mi resquebrajada fe vuelva a ser lo que fue. Viene a mi memoria una sentencia de George Orwell la cual dice que “la libertad significa algo, será sobre todo el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír” A mis hijos, seguro, tampoco les gustará pero son muy respetuosos conmigo de la misma forma que lo soy, y fui, con ellos cuando tuvieron que decidir sus convicciones.
Quisiera encontrar a los camaradas que piensan como yo, que debe de ser muchos, -supongo- pero que a lo mejor aún no tienen muy claro eso de salir del mueble (no me atrevo a decir armario, por si acaso es malinterpretado) en el que nos han tenido metido y empapado en la naftalina del miedo: infierno, castigo eterno debido al pecado mortal, que, se quiera o no, representa un cruel e inmoral tormento, Sobre todo no por la verdad que pueda representar para los fieles sino por el aprovechamiento que se hace dado el pavor y terror que infunde a las personas cándidas e ingenuas.
No quiero hacer de mis pensamientos una afirmación innegable de la misma forma que no admito por más tiempo autoritarismos tajantes, menos en cuestiones religiosas ni políticas. Creo cada vez menos en las doctrinas sean del signo que fueren. Estas son cosas muy serias y cada cual debe de actuar con la única filosofía y credo que representa su propia conciencia y sentimientos. El único al que todos nos podemos someter de forma racional.
Por si fuera poco quisiera incluirme, ahora se dice alinearse, con aquellos que adoptan determinadas posturas, digamos que menos escrupulosas en el modo de proceder con las creencias religiosas. Pero he de confesar que sin ser anticlerical; mis principios y, menos, mi educación aporta abrigo a esta idea. Es verdad que las actitudes democráticas, a las que no estábamos acostumbrados, de alguna forma someten mis decisiones conforme a la realidad que se vive, alejándome –por el albor que representa- de prácticas y obligaciones religiosas, evitando tensiones y rupturas con aquellas creencias que, por arraigadas, me cuesta mucho trabajo desechar.
En definitiva, miro a mi alrededor y no encuentro mas allá de mis ojos ningún horizonte de esperanza para que mi resquebrajada fe vuelva a ser lo que fue. Viene a mi memoria una sentencia de George Orwell la cual dice que “la libertad significa algo, será sobre todo el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír” A mis hijos, seguro, tampoco les gustará pero son muy respetuosos conmigo de la misma forma que lo soy, y fui, con ellos cuando tuvieron que decidir sus convicciones.
Quisiera encontrar a los camaradas que piensan como yo, que debe de ser muchos, -supongo- pero que a lo mejor aún no tienen muy claro eso de salir del mueble (no me atrevo a decir armario, por si acaso es malinterpretado) en el que nos han tenido metido y empapado en la naftalina del miedo: infierno, castigo eterno debido al pecado mortal, que, se quiera o no, representa un cruel e inmoral tormento, Sobre todo no por la verdad que pueda representar para los fieles sino por el aprovechamiento que se hace dado el pavor y terror que infunde a las personas cándidas e ingenuas.
No quiero hacer de mis pensamientos una afirmación innegable de la misma forma que no admito por más tiempo autoritarismos tajantes, menos en cuestiones religiosas ni políticas. Creo cada vez menos en las doctrinas sean del signo que fueren. Estas son cosas muy serias y cada cual debe de actuar con la única filosofía y credo que representa su propia conciencia y sentimientos. El único al que todos nos podemos someter de forma racional.
...pero qué cosas.
Qué es crítica. Muy a menudo usamos en nuestra conversación diaria y también en nuestros escritos dicha palabra. La usamos, ya digo, con el fin de verter unos razonamientos dirigidos a aquellos, bien sean personas, entidades o cosas, que bajo nuestro punto de vista no están lo suficientemente bien encaminadas al fin propuesto o se desenvuelven muy torpemente. Hay quién dice, sobre todo cuándo se quiere eludir la responsabilidad de una crítica hecha en tono duro y tajante, que la hizo de forma “constructiva”. ¿Es que existe alguna que no la sea? Entiendo que la crítica que se hace en tono malévolo, que no sea construir o reconstruir algo que se deterioró es, más bien, encomio, calumnia o difamación.
Este fin de semana he leído bastante en torno al contrabando existente en algunos países de su cultura milenaria: estatuillas, pinturas, retablos, Budas, algunos de ellos por sus dimensiones han tenido que ser partidos en tres y hasta cuatro trozos para poderlos sacar del país de procedencia. Un verdadero escarnio del que se están beneficiando más de cuatro desaprensivos entre los que se encuentran, incluso, personas de la propia administración de origen. Esta riqueza arqueológica milenaria está siendo destruida por salteadores nocturnos a cambio de un raquítico puñado de dólares- precisamente ofrecidos por gente de países catalogados como civilizados, que vuelven, con sus fechorías, al más claro ejemplo de incivilización, aunque bien es verdad, esos hechos, aunque no sean sintomáticos de civilización, sino de fuera de ella o contra ella, han de comprenderse en su historia.
Muchas veces cualquier tipo de crítica se ve sometida a determinadas situaciones partidistas de tal forma que pretenden hacer ver que sacando esa riqueza arqueológica del país de origen se está salvaguardando dicho patrimonio. Pero en poder de otros, que nunca podrán ser sus dueños legítimos, y con un nuevo valor por encima del precio tasado en origen de muchos cientos y miles de dólares. Los beneficiados, principalmente, los denominados países poderosos. En Indonesia, Malasia, existe tal clima de corrupción en tal sentido que los profanadores de tumbas, a veces son detenidos y castigados fuertemente (incluso con la muerte) pero la sepultura quedará abierta y sin vigilancia hasta la total aniquilación de todos sus bienes históricos.
En este caso, y otros tantos, una fuerte crítica lo más que consigue es mentalizar a la opinión pública –que no es poco- y dar a conocer al mundo entero el desaguisado, la barbaridad y la monstruosidad que hacen los países llamados ricos con los económicamente débiles. Un claro ejemplo fue, aunque no tan desafortunado, el saqueo al que fue sometido el Museo Arqueológico de Bagdad con el supuesto consentimiento de las tropas ocupantes.
La misma lástima me produce que un adolescente argentino, aficionado al fútbol, no vea tan necesaria la inversión que el Gobierno de su país está haciendo a fin de facilitarle de forma gratuita a la entrada en los estadios unos libros para culturizar, sobre todo mentalizar a la opinión pública, y alejarla de hechos violentos y agresivos. Qué pena me dio oír al joven decir que dicha “plata” estaría mejor empleada en otras cosas. Pero qué cosas.
Este fin de semana he leído bastante en torno al contrabando existente en algunos países de su cultura milenaria: estatuillas, pinturas, retablos, Budas, algunos de ellos por sus dimensiones han tenido que ser partidos en tres y hasta cuatro trozos para poderlos sacar del país de procedencia. Un verdadero escarnio del que se están beneficiando más de cuatro desaprensivos entre los que se encuentran, incluso, personas de la propia administración de origen. Esta riqueza arqueológica milenaria está siendo destruida por salteadores nocturnos a cambio de un raquítico puñado de dólares- precisamente ofrecidos por gente de países catalogados como civilizados, que vuelven, con sus fechorías, al más claro ejemplo de incivilización, aunque bien es verdad, esos hechos, aunque no sean sintomáticos de civilización, sino de fuera de ella o contra ella, han de comprenderse en su historia.
Muchas veces cualquier tipo de crítica se ve sometida a determinadas situaciones partidistas de tal forma que pretenden hacer ver que sacando esa riqueza arqueológica del país de origen se está salvaguardando dicho patrimonio. Pero en poder de otros, que nunca podrán ser sus dueños legítimos, y con un nuevo valor por encima del precio tasado en origen de muchos cientos y miles de dólares. Los beneficiados, principalmente, los denominados países poderosos. En Indonesia, Malasia, existe tal clima de corrupción en tal sentido que los profanadores de tumbas, a veces son detenidos y castigados fuertemente (incluso con la muerte) pero la sepultura quedará abierta y sin vigilancia hasta la total aniquilación de todos sus bienes históricos.
En este caso, y otros tantos, una fuerte crítica lo más que consigue es mentalizar a la opinión pública –que no es poco- y dar a conocer al mundo entero el desaguisado, la barbaridad y la monstruosidad que hacen los países llamados ricos con los económicamente débiles. Un claro ejemplo fue, aunque no tan desafortunado, el saqueo al que fue sometido el Museo Arqueológico de Bagdad con el supuesto consentimiento de las tropas ocupantes.
La misma lástima me produce que un adolescente argentino, aficionado al fútbol, no vea tan necesaria la inversión que el Gobierno de su país está haciendo a fin de facilitarle de forma gratuita a la entrada en los estadios unos libros para culturizar, sobre todo mentalizar a la opinión pública, y alejarla de hechos violentos y agresivos. Qué pena me dio oír al joven decir que dicha “plata” estaría mejor empleada en otras cosas. Pero qué cosas.
El futuro de los toros.
Que no me gusten las corridas o el mundo de los toros no quiere decir que esté en total desacuerdo con este tipo de espectáculo. Personalmente, a lo mejor con la introducción de ciertas modificaciones en las reglas que lo rigen, puede que tuviera en mí la denominada “Gran Fiesta Nacional” un incondicional más. Dudo mucho, por razones obvias, que esto pueda suceder algún día; ni los puristas van a permitir tal cosa ni el arriba firmante tiene peso suficiente (ni poco ni mucho, ninguno) para conseguir no dar muerte al animal en el mismo ruedo o no permitir que la “lucha” en solitario del bravo e irracional astado sea tan desigual con respecto al resto de los que intervienen en el festejo.
Por otro lado observo que se pondera sobremanera a aquellos toreros de antaño: Joselito, Juan Belmonte, Marcial Lalanda, etc. De algunos de ellos apenas si existe filmografía alguna y lo poco que se ve es como para echarse a llorar, un toreo más propio de espectáculo cómico que cualquier otra cosa; mantazos van y mantazos vienen. No digamos nada del volumen, por tanto también peso, de los animales lidiados; cuanto lejos de la realidad que nos han contado. Otra cosa son las instantáneas fotográficas, reflejan solo un instante (un segundo) de, a lo mejor, una catastrófica e interminable faena,
Estoy seguro de que los toreros, como también los futbolistas de hoy, son sin género de duda técnicamente mucho mejores que los míticos personajes de antaño. Este criterio se refiere en un contexto general no, en cambio, de forma particular o personal. Tanto el fútbol como el toreo han evolucionado positivamente en este sentido, la única salvedad es que el toreo era y sigue siendo una auténtica salvajada que no engatusa ya ni a los propios turistas. Para torear bien hay que cargar la suerte, vaciar al toro con mando y prestigio, para después seguir cargando la suerte y recomenzar la faena. Pero para eso hay que exigir el toro bravo y fiero, y a los toreros, sobre todo, que toreen y no engañen. .
Confieso que no me gasto un euro para ver una corrida de toros, al menos mientras no se cumplan esos pequeños requisitos expuestos. Soy muy sinceramente amigo de los animales y no me agrada verlos sufrir. Comprendo que la razón de ser del toro de lidia está en los ruedos, de la misma forma que el pavo en Navidad está en la cazuela, al que ya –por cierto- nadie quiere ser el autor de los últimos instantes de su vida. Es un claro ejemplo del nivel de sensibilidad en general de las personas.
He visto, en cambio, a través de la televisión casi todas las corridas de las Fiestas de San Isidro. Ni que decir tiene que en el momento justo en que el torero reemplazaba el estoque de madera por el de acero cambiaba de canal. A pesar de ello en más de una ocasión, como consecuencia de haberse prolongado en el tiempo dar muerte al animal (múltiples pinchazos, estoconazos, descabellos, etc) me tuve que tragar ciertas escenas bastantes desagradables. Por ello el matador perdió determinados trofeos; tampoco lo entiendo. El futuro dependerá del buen aficionado que, afortunadamente, no es el de hace sesenta, o más, años.
Conócelos antes de juzgarlos.
Con el lema que da título a este artículo se ha desarrollado hace unos días en nuestra ciudad una campaña, que coincidiendo con el Día del Gitano Andaluz quiere combatir los prejuicios y obsesiones hacia estas personas; muchos de ellos amigos míos desde la más tierna infancia y juro que me siento muy orgulloso de serlo. Lo vuelvo a repetir una vez más, esto de la discriminación ejercida sobre esta raza, al menos aquí en Jerez, no es así. Pero sin lugar a dudas tenemos que transmitir, cada cual desde su parcela y con los medios a su alcance, que lo ocurrido aquí sea una realidad en el resto del mundo y, sobre todo, que sepamos traspasarlo y transferirlo.
La novela “La familia de Agamenón”, cuyo autor el escritor malagueño Carlos Verdier solaza y acerca a nuestros tiempos el mito griego a través de la historia de un clan gitano de Málaga “cegado por la sed de venganza”. Como bien se sabe Agamenón murió a manos de su mujer, quien a su vez fue asesinada por sus hijos. El autor de la “Familia de Agamenón” hace corresponder estos personajes con los componentes de una familia gitana –dicen con oscuros intereses en el narcotráfico- arrastrada desde hace tiempo a una cadena de crímenes y venganzas. Trata Verdier –quiero interpretar- y así lo exterioriza el escritor “el deseo de que la narración observara los componentes mágicos originales, algo que se puede encontrar muy bien en el mundo gitano”
El gitano ha sido siempre una minoría oprimida en la mayor parte de los países donde plantó sus pies. Se ha debatido mucho sobre sus orígenes aunque el arriba firmante, como consecuencia de una serie de circunstancias –que ahora sería interminable narrar- tiene muy claro que proceden del norte de la India (la filiación de la lengua romaní con el sánscrito así lo atestigua). En su largo caminar, una migración interminable a través de los siglos, se incorporan desde Asia a Europa atravesando Persia y el Imperio bizantino. Tradicionalmente ejercían oficios que aún hoy conservan: herreros, criados domésticos y músicos, entre otros muchos. La verdad es que no fueron asimilados por las exigencias que imponían las sociedades feudales, pero reducidos a la esclavitud, sobre todo, en la Europa del Este.
La mayor parte, aproximadamente unos seis millones, de los gitanos se encuentran en los Balcanes repartidos por Rumania, Hungría, Bulgaria, la ex Yugoslavia, Eslovaquia, Turquía, etc. En Francia habitan entre 200 y 300 mil y en España aproximadamente 500 mil. Los gitanos siguen siendo todavía una minoría muy oprimida, aunque ya menos. En Suiza la práctica que obligaba a los gitanos a abandonar a sus hijos a familias de adopción fue abolida muy recientemente, en el año 1973. Suecia y Noruega han reconocido, igualmente, haber practicado la esterilización forzada de mujeres durante decenios.
La discriminación que han sufrido los gitanos, sobre todo en las áreas de influencia soviética, ha sido brutal. Fueron expulsados de la República Checa, en el momento de la fragmentación de Checoslovaquia, bajo el pretexto de que todos los gitanos que vivían en su territorio eran eslovacos, por lo que fueron expulsados. En Hungría no tuvieron derecho a nada cuando una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial se hizo el reparto de las tierras de los grandes terratenientes.
En Junio de 2001 tras años de persecución respondieron; arribaron a Estrasburgo y demandaron asilo político en Francia. Hungría fue condenada por el Tribunal europeo de derechos humanos, representando un gesto sin precedentes y una esperanza para los gitanos húngaros y europeos. Así sea.
La novela “La familia de Agamenón”, cuyo autor el escritor malagueño Carlos Verdier solaza y acerca a nuestros tiempos el mito griego a través de la historia de un clan gitano de Málaga “cegado por la sed de venganza”. Como bien se sabe Agamenón murió a manos de su mujer, quien a su vez fue asesinada por sus hijos. El autor de la “Familia de Agamenón” hace corresponder estos personajes con los componentes de una familia gitana –dicen con oscuros intereses en el narcotráfico- arrastrada desde hace tiempo a una cadena de crímenes y venganzas. Trata Verdier –quiero interpretar- y así lo exterioriza el escritor “el deseo de que la narración observara los componentes mágicos originales, algo que se puede encontrar muy bien en el mundo gitano”
El gitano ha sido siempre una minoría oprimida en la mayor parte de los países donde plantó sus pies. Se ha debatido mucho sobre sus orígenes aunque el arriba firmante, como consecuencia de una serie de circunstancias –que ahora sería interminable narrar- tiene muy claro que proceden del norte de la India (la filiación de la lengua romaní con el sánscrito así lo atestigua). En su largo caminar, una migración interminable a través de los siglos, se incorporan desde Asia a Europa atravesando Persia y el Imperio bizantino. Tradicionalmente ejercían oficios que aún hoy conservan: herreros, criados domésticos y músicos, entre otros muchos. La verdad es que no fueron asimilados por las exigencias que imponían las sociedades feudales, pero reducidos a la esclavitud, sobre todo, en la Europa del Este.
La mayor parte, aproximadamente unos seis millones, de los gitanos se encuentran en los Balcanes repartidos por Rumania, Hungría, Bulgaria, la ex Yugoslavia, Eslovaquia, Turquía, etc. En Francia habitan entre 200 y 300 mil y en España aproximadamente 500 mil. Los gitanos siguen siendo todavía una minoría muy oprimida, aunque ya menos. En Suiza la práctica que obligaba a los gitanos a abandonar a sus hijos a familias de adopción fue abolida muy recientemente, en el año 1973. Suecia y Noruega han reconocido, igualmente, haber practicado la esterilización forzada de mujeres durante decenios.
La discriminación que han sufrido los gitanos, sobre todo en las áreas de influencia soviética, ha sido brutal. Fueron expulsados de la República Checa, en el momento de la fragmentación de Checoslovaquia, bajo el pretexto de que todos los gitanos que vivían en su territorio eran eslovacos, por lo que fueron expulsados. En Hungría no tuvieron derecho a nada cuando una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial se hizo el reparto de las tierras de los grandes terratenientes.
En Junio de 2001 tras años de persecución respondieron; arribaron a Estrasburgo y demandaron asilo político en Francia. Hungría fue condenada por el Tribunal europeo de derechos humanos, representando un gesto sin precedentes y una esperanza para los gitanos húngaros y europeos. Así sea.
Pasotirmo político.
Observo que el ciudadano -la gente en general- pasa totalmente de la política, está desinteresada de forma plena con el meollo de la cuestión. Yo me atrevería a decir que incluso los propios políticos, sobre todo aquellos que no gobiernan –me refiero a la oposición- están ahí más para hacerle la “pascua” al que sí lo hace, que cualquier otra cosa más acorde con sus funciones. Está bien que los partidos en la oposición, por ejemplo, critiquen y pidan explicaciones a quién gobierna, sobre el vertido del “Prestige”, el envío de tropas a la guerra de Irak o lo que hay detrás del caso de los tránsfugas en la Comunidad de Madrid, a fin de subsanar –como se ponía al final de las facturas comerciales antiguamente- salvo error u omisión. Ahora bien, de ahí a estar como una mosca cojonera de vendimia dale que te pego todo el año, y siguientes, no es de recibo, máxime cuando todos estos temas son airados más con fines electoralistas que con el sano propósito de aconsejar la corrección de posibles yerros y errores.
No sé si a los políticos que recibe este tipo de “castigo” le afecta demasiado este injusto proceder. Supongo que ya estarán acostumbrados, aunque no dejo de entender que para aguantar este tipo de “chaparrón” hay que ser de una sustancia muy resistente a los “ácidos corrosivos” que se vierten. No todo el mundo está preparado para oír justificaciones basados en argumentos cargados de mentiras e inexactitudes. Pero tanto es así que no se sonrojan, no se inmutan y hasta llegan al atril con un discurso que, a veces, en bastantes ocasiones, ha sido suficiente para ruborizar al más grosero de los arrieros. Aunque ya en nuestros tiempos este gremio laboral no exista y muchos tampoco sepan hoy que labor desempeñaban, les aclararé que la principal era la de arrear las bestias de carga –con exclamaciones un tanto soeces y ordinarias- principalmente a mulas.
Está claro que todo esto repercute en el ánimo político del ciudadano, hasta el punto de mandar que le den por la baticola a todo cuánto huela a política barriobajera; que hoy por hoy es casi toda, salvo muy honrosas excepciones. En el ámbito local esta excepción puede estar en Maria José García Pelayo, aquella niña pija –que yo creía lo era- (lo que son las cosas) pero que ha venido a demostrar que el trabajo y las ganas de solucionar problemas no le rinden. Lo que es menester que esos temas escabrosos que nacen de los intereses económicos de la S.A-D. Xerez –sobre todo de su presidente Gil Silgado- y por otro lado el tema de La Guareña, no terminen fundiendo su enorme paciencia, sobre todo, su gran tolerancia. Al Cesar lo que es del Cesar y al arriba firmante cuando llega el momento no le duelen prendas. Bien es verdad que más de uno, y de dos, están al “pesqui” que surja lo más mínimo en el “matrimonio” político Pelayo-Pacheco para opositar –nunca mejor dicho- a que Jerez sea una ciudad ingobernable.
En definitiva, me permito aconsejar –si es que me lo permiten- que los políticos deben de tomarse más en serio los temas relacionados con el gobierno y administración de los intereses de todo tipo que afecten al ciudadano. No creo que la oposición –a cualquier nivel de gobierno- esté ahí solo y exclusivamente para echar por tierra cualquier iniciativa del que está en el poder, ni al revés, no todo lo que hace el que manda es irrebatible e incuestionable.
NOTA ACLARATORIA.
Este artículo de Opinión fue publicado en “Información Jerez” en Octubre de 2003. No les ha de extrañar pues algunos conceptos de su contenido con la situación política actual.
No sé si a los políticos que recibe este tipo de “castigo” le afecta demasiado este injusto proceder. Supongo que ya estarán acostumbrados, aunque no dejo de entender que para aguantar este tipo de “chaparrón” hay que ser de una sustancia muy resistente a los “ácidos corrosivos” que se vierten. No todo el mundo está preparado para oír justificaciones basados en argumentos cargados de mentiras e inexactitudes. Pero tanto es así que no se sonrojan, no se inmutan y hasta llegan al atril con un discurso que, a veces, en bastantes ocasiones, ha sido suficiente para ruborizar al más grosero de los arrieros. Aunque ya en nuestros tiempos este gremio laboral no exista y muchos tampoco sepan hoy que labor desempeñaban, les aclararé que la principal era la de arrear las bestias de carga –con exclamaciones un tanto soeces y ordinarias- principalmente a mulas.
Está claro que todo esto repercute en el ánimo político del ciudadano, hasta el punto de mandar que le den por la baticola a todo cuánto huela a política barriobajera; que hoy por hoy es casi toda, salvo muy honrosas excepciones. En el ámbito local esta excepción puede estar en Maria José García Pelayo, aquella niña pija –que yo creía lo era- (lo que son las cosas) pero que ha venido a demostrar que el trabajo y las ganas de solucionar problemas no le rinden. Lo que es menester que esos temas escabrosos que nacen de los intereses económicos de la S.A-D. Xerez –sobre todo de su presidente Gil Silgado- y por otro lado el tema de La Guareña, no terminen fundiendo su enorme paciencia, sobre todo, su gran tolerancia. Al Cesar lo que es del Cesar y al arriba firmante cuando llega el momento no le duelen prendas. Bien es verdad que más de uno, y de dos, están al “pesqui” que surja lo más mínimo en el “matrimonio” político Pelayo-Pacheco para opositar –nunca mejor dicho- a que Jerez sea una ciudad ingobernable.
En definitiva, me permito aconsejar –si es que me lo permiten- que los políticos deben de tomarse más en serio los temas relacionados con el gobierno y administración de los intereses de todo tipo que afecten al ciudadano. No creo que la oposición –a cualquier nivel de gobierno- esté ahí solo y exclusivamente para echar por tierra cualquier iniciativa del que está en el poder, ni al revés, no todo lo que hace el que manda es irrebatible e incuestionable.
NOTA ACLARATORIA.
Este artículo de Opinión fue publicado en “Información Jerez” en Octubre de 2003. No les ha de extrañar pues algunos conceptos de su contenido con la situación política actual.
Cara de jibia.
No se, de verdad, que cara o qué expresión proporciona el tener jibia, este vocablo tan en desuso ya como el “usted dispense” o aquel otro de “chusco” o el de “piriñaca” apenas si se emplean en la conversación cotidiana. Los andaluces no tenemos un idioma del cual presumir –son los casos de catalanes, gallegos, vascos; por citar tres ejemplos- pero si que poseemos una forma muy especial de hablar el castellano o español; la mas hermosa, y si me apuran más universal, de todas las lenguas, incluidas las mordaces provenientes del planeta Marte, Sardá incluido, que con supuesta cara de “ajigotao” lanza la piedra y esconde la mano. De tonto no tiene un pelo aunque lo pueda parecer, sobre todo cuando se refiere a las audiencias de otras cadenas; no me creo que “Las Cerezas” de Julia Otero se sitúe por debajo de “Crónicas”. Si es así –como él asegura- este país no tiene arreglo.
A lo que íbamos, tener cara de jibia es tener aspecto de rencoroso, es tener aversión, odio, encono de forma constante y por “seca seculorum”; o sea, si estuviese bien escrito (que no lo se) este latín: por los siglos de los siglos. La criaturita en la que se haga bueno el dicho de que la cara es el espejo del alma nunca podrá disimular su enemistad con el político, por ejemplo, que le arrebató la alcaldía, o la presidencia del gobierno, o la secretaría general de su partido. La única presidencia que no molesta sea arrebatada es la de la Comunidad de Vecinos. ¿A como no? Entre otras cosas porque no aporta influencia, y menos, poder. Actualmente no sabe uno a donde mirar para no encontrarse con tantísima jibia. Todo esto ocurre por la sencilla razón de hacer de la política una profesión. Yo recuerdo de mi época de político inconfeso; o sea ciudadano transpirenaico y andorrano debajo de la cama, que la política era solo para temporeros, pero me equivoqué de todas a todas.
Lo de tener cara de jibia lo he oído decir desde mi más tierna infancia. Mi madre, que era muy andaluza, choquera por más señas, lo decía cada vez que se encartaba y la ocasión lo requería. Quiero decir que era muy andaluza en todas sus expresiones y a mí siempre me hizo mucha gracia su forma de hablar; ahora me entristece no poderla oír. Pero me hago una pregunta ¿Qué quiere decir tiene cara de jibia? Consulto el diccionario y la definición de “jibia” es: Nombre común de diversas especies de un molusco comestible, parecido al calamar, que tiene diez tentáculos, dos de ellos más largos, y una concha caliza interna, blanda y ligera, que da consistencia al cuerpo. He de confesar que el arriba firmante aplicaba dicho nombre a la mencionada concha, que los criadores de canarios (canaricultores) ofrecen a sus pájaros para que desgasten el pico, ya que al criarse estos en cautividad no pueden hacerlo.
Hay productos en el sector funerario que aceleran la descomposición del cadáver, evita los malos olores, la contaminación, y hacen desaparecer los restos en poco tiempo. En verdad son bacterias “buenas” que se comen a las “malas” y que luego cuando no hay nada que comer, se autodestruyen comiéndose a sí mismas. No estaría mal, basado en este principio –ya se ha hecho para hacer desaparecer los restos de gasoil dejado por el Prestige- idear algo que no destruyera a nadie físicamente, eso sería un crimen, pero sí que despejara el horizonte de tanta gente con cara de jibia, que se aferran a lo que sea; llámese como sea y se quiera: ideas, sillón, símbolos, pensamientos, percepciones, sensaciones, etc… Estoy enguanchisnao (esta era otra de mi madre) de tanto jibia.
A lo que íbamos, tener cara de jibia es tener aspecto de rencoroso, es tener aversión, odio, encono de forma constante y por “seca seculorum”; o sea, si estuviese bien escrito (que no lo se) este latín: por los siglos de los siglos. La criaturita en la que se haga bueno el dicho de que la cara es el espejo del alma nunca podrá disimular su enemistad con el político, por ejemplo, que le arrebató la alcaldía, o la presidencia del gobierno, o la secretaría general de su partido. La única presidencia que no molesta sea arrebatada es la de la Comunidad de Vecinos. ¿A como no? Entre otras cosas porque no aporta influencia, y menos, poder. Actualmente no sabe uno a donde mirar para no encontrarse con tantísima jibia. Todo esto ocurre por la sencilla razón de hacer de la política una profesión. Yo recuerdo de mi época de político inconfeso; o sea ciudadano transpirenaico y andorrano debajo de la cama, que la política era solo para temporeros, pero me equivoqué de todas a todas.
Lo de tener cara de jibia lo he oído decir desde mi más tierna infancia. Mi madre, que era muy andaluza, choquera por más señas, lo decía cada vez que se encartaba y la ocasión lo requería. Quiero decir que era muy andaluza en todas sus expresiones y a mí siempre me hizo mucha gracia su forma de hablar; ahora me entristece no poderla oír. Pero me hago una pregunta ¿Qué quiere decir tiene cara de jibia? Consulto el diccionario y la definición de “jibia” es: Nombre común de diversas especies de un molusco comestible, parecido al calamar, que tiene diez tentáculos, dos de ellos más largos, y una concha caliza interna, blanda y ligera, que da consistencia al cuerpo. He de confesar que el arriba firmante aplicaba dicho nombre a la mencionada concha, que los criadores de canarios (canaricultores) ofrecen a sus pájaros para que desgasten el pico, ya que al criarse estos en cautividad no pueden hacerlo.
Hay productos en el sector funerario que aceleran la descomposición del cadáver, evita los malos olores, la contaminación, y hacen desaparecer los restos en poco tiempo. En verdad son bacterias “buenas” que se comen a las “malas” y que luego cuando no hay nada que comer, se autodestruyen comiéndose a sí mismas. No estaría mal, basado en este principio –ya se ha hecho para hacer desaparecer los restos de gasoil dejado por el Prestige- idear algo que no destruyera a nadie físicamente, eso sería un crimen, pero sí que despejara el horizonte de tanta gente con cara de jibia, que se aferran a lo que sea; llámese como sea y se quiera: ideas, sillón, símbolos, pensamientos, percepciones, sensaciones, etc… Estoy enguanchisnao (esta era otra de mi madre) de tanto jibia.
Camino equivocado.
Con la muerte de Antonio Gades desaparece uno de los más importantes exponentes del flamenco. Después de varios años luchando en un combate desigual contra un cáncer, es vencido, como él mismo decía, solo “a los puntos”. Fechas antes de su muerte estuvo en Cuba y le fue impuesta la Orden José Martí, la más alta condecoración que confiere el Estado cubano: “Recibo esta condecoración con el orgullo de compartirla con tantos miles de gente que día a día, anónimamente, defiende, a la Revolución cubana”
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Siempre ocurre, al menos al arriba firmante le sucede, que cuando nos abandona para siempre un personaje de características especiales, como puede ser el caso de Antonio Esteve Rodenas - que ese era su nombre verdadero - no tenemos más remedio que ahondar en lo más profundo de su ser, y su trayectoria artística y humana. Según Felipe Pérez Roque, canciller de la Isla, que le impuso la condecoración, fue un “irreductible comunista, revolucionario, que no perdió nunca la ilusión de un mundo mejor y no ha dejado de luchar por él” (¿.?).
No voy a poner en duda aquí los méritos, como comunista de pro, del ya desaparecido bailarín. Pero pongo en “cuarentena” los supuestos frutos alcanzados en ese “quehacer revolucionario”; yo diría más bien revoltoso e insurrecto. Conviene aclarar situaciones y conceptos. Veamos, según el diccionario de la Real Academia, “Comunismo” es la “Doctrina que propugna una organización social en que los bienes son de propiedad común”. Otra definición está en la “lucha de clases regidas por el materialismo histórico o dialéctico, que conducirá, tras la dictadura del proletariado, a una sociedad sin clases ni propiedad privada de los medios de producción”.
Estas teorías quedan trasnochadas y válidas solo para románticos de épocas no demasiado lejanas. Pero a pesar de ello el espíritu nostálgico y melancólico de muchos, incluido el propio Fidel Castro y también Antonio Gades –que no sé hasta qué punto practicó con el ejemplo- no han contribuido, entre otros muchos, al desarrollo económico de Cuba como ocurrió en algunas dictaduras comunistas; mas o menos lo que en la República Popular de China se ha venido en llamar “economía socialista de mercado”. Tanto es así que el propio Fidel Castro, después de ocho años sin visitar Vietnam, lo hizo recientemente y quedó deslumbrado del desarrollo económico y social de aquella república: “Sus calles llenas de luz y actividad. No se veía una bicicleta de pedales, todas eran de motor. Los autos inundaban las calles. Lujosos hoteles se erigían por doquier. Las fábricas se habían multiplicado. Sus dueños, extranjeros como regla y de rígidas normas capitalistas, pero en un país comunista que cobra impuestos, crea empleos, desarrolla la educación y la salud, (una) revolución humana por excelencia”.
El comandante Castro, su hermano Raúl, y otros muchos revolucionarios, donde incluyo como simpatizante del régimen castrista al propio Gades, podrían haber llevado a su Cuba querida por ese camino, que tiempo han tenido desde el año 1965, pero han tardado hasta 2003 (fecha de la declaración arriba entrecomillada) en darse cuenta el dictador de que su modelo no es, ni mucho menos, el que defendieron siempre, y en el caso de Gades, nunca, jamás ejerció ni practicó. Casi 40 años perdidos.
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Siempre ocurre, al menos al arriba firmante le sucede, que cuando nos abandona para siempre un personaje de características especiales, como puede ser el caso de Antonio Esteve Rodenas - que ese era su nombre verdadero - no tenemos más remedio que ahondar en lo más profundo de su ser, y su trayectoria artística y humana. Según Felipe Pérez Roque, canciller de la Isla, que le impuso la condecoración, fue un “irreductible comunista, revolucionario, que no perdió nunca la ilusión de un mundo mejor y no ha dejado de luchar por él” (¿.?).
No voy a poner en duda aquí los méritos, como comunista de pro, del ya desaparecido bailarín. Pero pongo en “cuarentena” los supuestos frutos alcanzados en ese “quehacer revolucionario”; yo diría más bien revoltoso e insurrecto. Conviene aclarar situaciones y conceptos. Veamos, según el diccionario de la Real Academia, “Comunismo” es la “Doctrina que propugna una organización social en que los bienes son de propiedad común”. Otra definición está en la “lucha de clases regidas por el materialismo histórico o dialéctico, que conducirá, tras la dictadura del proletariado, a una sociedad sin clases ni propiedad privada de los medios de producción”.
Estas teorías quedan trasnochadas y válidas solo para románticos de épocas no demasiado lejanas. Pero a pesar de ello el espíritu nostálgico y melancólico de muchos, incluido el propio Fidel Castro y también Antonio Gades –que no sé hasta qué punto practicó con el ejemplo- no han contribuido, entre otros muchos, al desarrollo económico de Cuba como ocurrió en algunas dictaduras comunistas; mas o menos lo que en la República Popular de China se ha venido en llamar “economía socialista de mercado”. Tanto es así que el propio Fidel Castro, después de ocho años sin visitar Vietnam, lo hizo recientemente y quedó deslumbrado del desarrollo económico y social de aquella república: “Sus calles llenas de luz y actividad. No se veía una bicicleta de pedales, todas eran de motor. Los autos inundaban las calles. Lujosos hoteles se erigían por doquier. Las fábricas se habían multiplicado. Sus dueños, extranjeros como regla y de rígidas normas capitalistas, pero en un país comunista que cobra impuestos, crea empleos, desarrolla la educación y la salud, (una) revolución humana por excelencia”.
El comandante Castro, su hermano Raúl, y otros muchos revolucionarios, donde incluyo como simpatizante del régimen castrista al propio Gades, podrían haber llevado a su Cuba querida por ese camino, que tiempo han tenido desde el año 1965, pero han tardado hasta 2003 (fecha de la declaración arriba entrecomillada) en darse cuenta el dictador de que su modelo no es, ni mucho menos, el que defendieron siempre, y en el caso de Gades, nunca, jamás ejerció ni practicó. Casi 40 años perdidos.
Lo efímero der las c osas.
Paso casi constantemente por la calle Ancha, lugar de tránsito obligado de camino a casa o viceversa, sigo por tanto día a día el derribo del antiguo cine Riba produciéndome cierta remembranza lo que representó un determinado momento en nuestras vidas. Su construcción, supuso para mí entre otras cosas, una pequeña evolución, más bien modernización de aquel entorno en el cual me crié. Fue para los vecinos del barrio de Santiago cierta generosidad o plétora, tener un cine de “invierno” a dos pasos de casa sin necesidad de alejarse hasta el Teatro Villamarta. Lo que son las cosas, hoy no es distancia insalvable; más bien un paseo.
Para poder construir el cine Riba fueron derribados dos o tres pequeños edificios; un almacén de ultramarinos (después droguería y bar, “El Popeye”) y una carbonería. Estos pequeños negocios estaban ubicados en “accesorias” de sendos inmuebles, uno de ellos domicilio del Dr. Guerrero, médico forense de nuestra ciudad durante muchos años. El arriba firmante era por aquel entonces muy joven. Pero ya pensaba que estaban derribando casas que representaron una forma de vida, sobre todo una etapa, nada plausible, de mucha escasez, muy fuliginosa, muy ennegrecida por el régimen político vigente. Justo al lado existió un comedor de la beneficencia, hoy se diría comedor solidario o algo parecido.
El solar o parcela que el derribo provoque, interesará –según tengo entendido- para la construcción de pisos; casas de vecinos al fin y al cabo pero, eso si, con unas comodidades muy por encima de aquellos habitáculos con sala y alcoba, lavaderos y cocinas comunitarias, cuyos vecinos de la planta alta tenían que gritar a los de la baja: ¡¡¡Agua arriba!!! a fin que restringieran o aminoraran el caudal de su grifo único para que la presión favoreciera a los situados en la “altitud”.
Eran momentos de escuchar Radio Pirenaica –la autodefinida como la única independiente de España- debajo de la cama, por si acaso. Las madres preferían, entre anuncios del flan Chino “El Mandarín”, o aquel otro “flan Potax” o “chocolates Solé”, escuchar a Boby Deglané, Rafael Santisteban, Agustín Embuena o José Luís Pecker que, por aquel entonces, eran acaparadores de las mayores audiencias. Aunque bien es verdad, disfrutaban más de los beneficios de la popularidad que de aquellas otras ganancias dinerarias, como ocurre hoy.
Mientras tanto el mundo seguía rodando y nosotros inmersos en la rodada: Adolf Hitler se suicida, Estados Unidos lanza la primera bomba atómica e inicia la guerra fría con Rusia, Perón anuncia su candidatura a la Presidencia Argentina; que más tarde templaría nuestra hambre con el envió masivo de trigo… El tiempo, inexorable, transcurre, se le concede el Premio Nóbel de Medicina a Alexander Fleming, se constituye la ONU y los aliados se pronuncian contra Franco reunidos en la conferencia de Postdan. También se constituye en España Tabacalera S.A. y si mal no recuerdo lanza al mercado la primera marca de cigarrillos rubio “Bubi”.
Los edificios existentes esquina de Ancha con Lealas representaron una época que no quisiera recordar, terriblemente fea y bochornosa; aflictiva e ignominiosa. El cine Riba, igualmente que sus antecesores, ha pasado a la historia de Jerez con una vida no mayor de cincuenta y cinco años. Creí ver en él un “cambio” y es que la juventud de aquél entonces, apolítica, tontamente catequizada, vio peras en el olmo. Creo que ya será tarde para vivir nuevos decorados urbanos de los que pueda sentir pesadumbres y nostalgias fugaces al cabo de los años que, a buen seguro, ya no viviré.
Para poder construir el cine Riba fueron derribados dos o tres pequeños edificios; un almacén de ultramarinos (después droguería y bar, “El Popeye”) y una carbonería. Estos pequeños negocios estaban ubicados en “accesorias” de sendos inmuebles, uno de ellos domicilio del Dr. Guerrero, médico forense de nuestra ciudad durante muchos años. El arriba firmante era por aquel entonces muy joven. Pero ya pensaba que estaban derribando casas que representaron una forma de vida, sobre todo una etapa, nada plausible, de mucha escasez, muy fuliginosa, muy ennegrecida por el régimen político vigente. Justo al lado existió un comedor de la beneficencia, hoy se diría comedor solidario o algo parecido.
El solar o parcela que el derribo provoque, interesará –según tengo entendido- para la construcción de pisos; casas de vecinos al fin y al cabo pero, eso si, con unas comodidades muy por encima de aquellos habitáculos con sala y alcoba, lavaderos y cocinas comunitarias, cuyos vecinos de la planta alta tenían que gritar a los de la baja: ¡¡¡Agua arriba!!! a fin que restringieran o aminoraran el caudal de su grifo único para que la presión favoreciera a los situados en la “altitud”.
Eran momentos de escuchar Radio Pirenaica –la autodefinida como la única independiente de España- debajo de la cama, por si acaso. Las madres preferían, entre anuncios del flan Chino “El Mandarín”, o aquel otro “flan Potax” o “chocolates Solé”, escuchar a Boby Deglané, Rafael Santisteban, Agustín Embuena o José Luís Pecker que, por aquel entonces, eran acaparadores de las mayores audiencias. Aunque bien es verdad, disfrutaban más de los beneficios de la popularidad que de aquellas otras ganancias dinerarias, como ocurre hoy.
Mientras tanto el mundo seguía rodando y nosotros inmersos en la rodada: Adolf Hitler se suicida, Estados Unidos lanza la primera bomba atómica e inicia la guerra fría con Rusia, Perón anuncia su candidatura a la Presidencia Argentina; que más tarde templaría nuestra hambre con el envió masivo de trigo… El tiempo, inexorable, transcurre, se le concede el Premio Nóbel de Medicina a Alexander Fleming, se constituye la ONU y los aliados se pronuncian contra Franco reunidos en la conferencia de Postdan. También se constituye en España Tabacalera S.A. y si mal no recuerdo lanza al mercado la primera marca de cigarrillos rubio “Bubi”.
Los edificios existentes esquina de Ancha con Lealas representaron una época que no quisiera recordar, terriblemente fea y bochornosa; aflictiva e ignominiosa. El cine Riba, igualmente que sus antecesores, ha pasado a la historia de Jerez con una vida no mayor de cincuenta y cinco años. Creí ver en él un “cambio” y es que la juventud de aquél entonces, apolítica, tontamente catequizada, vio peras en el olmo. Creo que ya será tarde para vivir nuevos decorados urbanos de los que pueda sentir pesadumbres y nostalgias fugaces al cabo de los años que, a buen seguro, ya no viviré.
Vanaglorias de "tontoflauta"
Toda la vida el ser humano –sobre todo la mujer- se ha quitado años del haber de los suyos transcurridos. Nunca quiso parecer los años vividos y cumplidos, era, y es, una cuestión de querer ser más joven, dar un poco, o un mucho, de envidia al prójimo. Cumplidos los treinta años les cuesta, cada vez más, hacer pasar alguno nuevo, es como si el calendario se hubiese quedado estancado y solo da paso en contadas ocasiones a nuevos aniversarios. Esto era antes y sigue siendo ahora, pero se incorporan nuevos conceptos que sirven para vacilar con las/los coleguillas, incluso consigo mismo porque termina creyendo sus propios espejismos.
En la post guerra civil española no se tenía de nada y se jugaba a tener de todo. Esto era cruel. Todos queríamos tener y presumíamos de ello sin apenas tener donde quedarnos muertos. Entonces no se conocía la mal llamada, hoy, envidia sana. Era mas bien una envidia muy “joputa”, sobre todo a la hora de poner la vecina el puchero en la cocina comunitaria. Los olores que desprendía aquello, por buenos y excelsos, si mediaban hijos pequeños que alimentar, aparte de ponerte a prueba todas las glándulas salivales, te partían el corazón en tantos trozos como churumbeles tenía.
Es curioso, hoy, la mujer según su edad se quita o se pone años. Depende si camina hacia los sesenta o los sobrepasa. La cuestión es, en el primer caso, presumir de menos edad; en el segundo, consiste en tener una edad mas avanzada que la real para de esta forma, ser una abuela de apariencia más joven. La cuestión es vanagloriarse de su cuerpecito juncal ante la presencia de los demás. Dar envidia, joder al prójimo.
Para colmo ahora han surgido hasta gente que estuvieron en los campos nazis de exterminio, sin haber estado. Además después, en tiempos de paz, ocupando cargos relevantes en el organigrama de agrupaciones de ex combatientes. Aquí en Jerez me imagino que, como en todos los sitios de esta España muestra –en muchos lugares aún de pandereta- se estila mucho eso de haber pasado mucha hambre. Es verdad que haberla la hubo y que, unos mas que otros, no comieron caliente durante algunos años. Pero no se puede uno vanagloriar de esas cuestiones, menos aún cuando existieron pobres a muchas escalas: mendigos, menesterosos, pordioseros y vagabundos.
Ahora bien, si nuestro papá tuvo un puesto de trabajo a pesar de las dificultades que conllevaba poseerlo en aquellos tiempos, además en un organismo oficial (funcionario público) no se puede ser tan coñazo con ese tipo de vanaglorias y monsergas. Quiero decir, que para garbanzos al menos tendría y, en el escalafón antes citado tendría al menos el carácter de pobre a secas.
He leído en alguna parte que el pensamiento de la vanagloria es aquel que está compuesto por más elementos y abre las puertas de par en par a todos los demonios; los habidos y por haber. Estas composturas humillan al intelecto y los llena de discursos y objetos corrompiendo las plegarias con las cuales trata de curar todas las heridas de su alma. Al defecto de la vanagloria debe de imponerse la modestia, que no es otra cosa que la única virtud de los que no tienen otra. Vanagloriarse, teniéndolo todo, no es bueno; pero hacerlo por presunción de haber pasado penurias es, aparte de bocazas, de “tontoflauta”.
En la post guerra civil española no se tenía de nada y se jugaba a tener de todo. Esto era cruel. Todos queríamos tener y presumíamos de ello sin apenas tener donde quedarnos muertos. Entonces no se conocía la mal llamada, hoy, envidia sana. Era mas bien una envidia muy “joputa”, sobre todo a la hora de poner la vecina el puchero en la cocina comunitaria. Los olores que desprendía aquello, por buenos y excelsos, si mediaban hijos pequeños que alimentar, aparte de ponerte a prueba todas las glándulas salivales, te partían el corazón en tantos trozos como churumbeles tenía.
Es curioso, hoy, la mujer según su edad se quita o se pone años. Depende si camina hacia los sesenta o los sobrepasa. La cuestión es, en el primer caso, presumir de menos edad; en el segundo, consiste en tener una edad mas avanzada que la real para de esta forma, ser una abuela de apariencia más joven. La cuestión es vanagloriarse de su cuerpecito juncal ante la presencia de los demás. Dar envidia, joder al prójimo.
Para colmo ahora han surgido hasta gente que estuvieron en los campos nazis de exterminio, sin haber estado. Además después, en tiempos de paz, ocupando cargos relevantes en el organigrama de agrupaciones de ex combatientes. Aquí en Jerez me imagino que, como en todos los sitios de esta España muestra –en muchos lugares aún de pandereta- se estila mucho eso de haber pasado mucha hambre. Es verdad que haberla la hubo y que, unos mas que otros, no comieron caliente durante algunos años. Pero no se puede uno vanagloriar de esas cuestiones, menos aún cuando existieron pobres a muchas escalas: mendigos, menesterosos, pordioseros y vagabundos.
Ahora bien, si nuestro papá tuvo un puesto de trabajo a pesar de las dificultades que conllevaba poseerlo en aquellos tiempos, además en un organismo oficial (funcionario público) no se puede ser tan coñazo con ese tipo de vanaglorias y monsergas. Quiero decir, que para garbanzos al menos tendría y, en el escalafón antes citado tendría al menos el carácter de pobre a secas.
He leído en alguna parte que el pensamiento de la vanagloria es aquel que está compuesto por más elementos y abre las puertas de par en par a todos los demonios; los habidos y por haber. Estas composturas humillan al intelecto y los llena de discursos y objetos corrompiendo las plegarias con las cuales trata de curar todas las heridas de su alma. Al defecto de la vanagloria debe de imponerse la modestia, que no es otra cosa que la única virtud de los que no tienen otra. Vanagloriarse, teniéndolo todo, no es bueno; pero hacerlo por presunción de haber pasado penurias es, aparte de bocazas, de “tontoflauta”.
Andalucía del alma mía.
Soy andaluz y me siento muy orgulloso de serlo, aunque no siempre disfruté de esos sentimientos de saberse hijo de esta bendita tierra. Los motivos, bueno, sería muy extenso explicarlo ahora, y menos, en estos momentos, sacados del contexto en que se produjeron; puede que influyera la constante y perenne necesidad de emigrar que tuvo el andaluz en busca de trabajo, por ejemplo. Aparte de otras circunstancias paralelas que nunca faltaron.
España, si mal no recuerdo, tiene un total de 18 comunidades autónomas. Creo estar en lo cierto, aunque todavía me hago un pequeño lío con las provincias y comunidades que componen el mapa geopolítico de España, sobre todo con las Castillas y alguna que otra del Levante y Norte del Reino, cuya fisonomía cambiaron con la llegada democrática. Andalucía siguió con el mismo perfil geográfico que tuvo años ha y parecióme, por ello, una premonición de estancamiento en avances, sobre todo, sociales. No fue así pero, es cierto, que siempre viajamos a remolque de otras regiones o comunidades; fuimos –seguimos siendo- los hijos pobres. Es la humillación y la memoria histórica del trauma sufrido.
La disposición de nuestro suelo entre dos continentes y dos mares ha propiciado que, sobre todo Andalucía, tenga una identidad muy abierta y multicultural, aunque también problemática por ser puerta de entrada de inmigración ilegal, dramática casi siempre, por la forma en que se produce y los resultados mortales que manifiesta a cada instante. Nunca tuve necesidad de emigrar, aunque los jóvenes de mi edad lo hicieron de una forma legalmente establecida –con papeles- al menos en un porcentaje bastante considerable. Pero no por ello dejó de entriparme siempre las circunstancias en las que nosotros, los andaluces, nos hemos vistos abocados. Está demostrado que no somos vagos, ni analfabetos, ni maleantes. No es justo juzgar a un fruto, en cierne, su germinación o en cualquier fase de su desarrollo, hay que esperar su total progresión.
Andalucía fue siempre médula de civilizaciones y, como consecuencia de ello, escenario de una sapiencia milenaria donde se prodigaron convivencias de múltiples culturas. Estuvo poblada desde los albores de la Edad de Piedra, como puede demostrarse por los restos encontrados en las cuevas de Nerja y la Carigüela. Posee, ya digo, el saber de una cultura milenaria y como consecuencia de los grandes recursos que siempre tuvo de forma abundante floreció en una amplia zona del bajo Guadalquivir siendo una de las más prósperas. Me refiero al esplendor de Tartessos en el primer milenio a.C.
Por muchos motivos quizá no se comprenda cómo organizar los sentimientos de desconcierto que sufre nuestro pueblo tras muchos siglos de injusticia y opresión. Andalucía, pero sobre todo los andaluces, han sufrido por parte de casi todos los pueblos de España un proceso de abuso continuado. Con el transcurrir del tiempo se ha producido un trauma producido, tal vez, por rabia, vergüenza, tristeza y culpa que afectan a nuestro comportamiento ante nuestros detractores y ante nosotros mismos. Habría que analizar nuestros sentimientos, sobre todo los de culpa y vergüenza, en relación al Nacionalismo o la falta del mismo en nuestra Andalucía del alma.
España, si mal no recuerdo, tiene un total de 18 comunidades autónomas. Creo estar en lo cierto, aunque todavía me hago un pequeño lío con las provincias y comunidades que componen el mapa geopolítico de España, sobre todo con las Castillas y alguna que otra del Levante y Norte del Reino, cuya fisonomía cambiaron con la llegada democrática. Andalucía siguió con el mismo perfil geográfico que tuvo años ha y parecióme, por ello, una premonición de estancamiento en avances, sobre todo, sociales. No fue así pero, es cierto, que siempre viajamos a remolque de otras regiones o comunidades; fuimos –seguimos siendo- los hijos pobres. Es la humillación y la memoria histórica del trauma sufrido.
La disposición de nuestro suelo entre dos continentes y dos mares ha propiciado que, sobre todo Andalucía, tenga una identidad muy abierta y multicultural, aunque también problemática por ser puerta de entrada de inmigración ilegal, dramática casi siempre, por la forma en que se produce y los resultados mortales que manifiesta a cada instante. Nunca tuve necesidad de emigrar, aunque los jóvenes de mi edad lo hicieron de una forma legalmente establecida –con papeles- al menos en un porcentaje bastante considerable. Pero no por ello dejó de entriparme siempre las circunstancias en las que nosotros, los andaluces, nos hemos vistos abocados. Está demostrado que no somos vagos, ni analfabetos, ni maleantes. No es justo juzgar a un fruto, en cierne, su germinación o en cualquier fase de su desarrollo, hay que esperar su total progresión.
Andalucía fue siempre médula de civilizaciones y, como consecuencia de ello, escenario de una sapiencia milenaria donde se prodigaron convivencias de múltiples culturas. Estuvo poblada desde los albores de la Edad de Piedra, como puede demostrarse por los restos encontrados en las cuevas de Nerja y la Carigüela. Posee, ya digo, el saber de una cultura milenaria y como consecuencia de los grandes recursos que siempre tuvo de forma abundante floreció en una amplia zona del bajo Guadalquivir siendo una de las más prósperas. Me refiero al esplendor de Tartessos en el primer milenio a.C.
Por muchos motivos quizá no se comprenda cómo organizar los sentimientos de desconcierto que sufre nuestro pueblo tras muchos siglos de injusticia y opresión. Andalucía, pero sobre todo los andaluces, han sufrido por parte de casi todos los pueblos de España un proceso de abuso continuado. Con el transcurrir del tiempo se ha producido un trauma producido, tal vez, por rabia, vergüenza, tristeza y culpa que afectan a nuestro comportamiento ante nuestros detractores y ante nosotros mismos. Habría que analizar nuestros sentimientos, sobre todo los de culpa y vergüenza, en relación al Nacionalismo o la falta del mismo en nuestra Andalucía del alma.
Confesión de amor.
Quién no ha tenido un amor oculto, no declarado; o sea, mudo, silenciado, guardado en lo mas hondo de su ser, sin nunca haber visto la luz pública, silenciando a la persona de la cual has estado enamorado. Esto, al menos, es lo que yo he llegado a percibir en un momento determinado de mi vida, a lo mejor dicho así pueda parecer una excesiva estupidez por mi parte, aunque más bien creo fuera la consecuencia de una timidez manifiesta, brutal.
Creo que el hombre, ante una belleza femenina, ha sido siempre un tanto retraído, medroso, ha desarrollado un gran complejo de inferioridad. Aquella mujer era, efectivamente, una hermosura. Era un deseo, como tantos otros. Con el transcurrir de los años este complejo desapareció pero fue apareciendo en escena otro de parecido semblante: el miedo al ridículo, un hombre de edad avanzada solo puede atesorar en su corazón el amor que fue envejeciendo a compás de tus penas, solvencia, capacidad, que te dio unos hijos de pura cepa que hacen dudar, por esto y otras muchas cosas, si has sido merecedor de tan rico patrimonio. El amor no se debe de buscar en lo físico, hay que encontrarlo en los senderos del alma. Ahora pienso que sigo siendo tímido para mostrar las vergüenzas de mi alma ante la mujer que mas he querido en mi vida, después de otra mujer; mi madre.
Poco a poco se fue metiendo en mis espacios, desde allí fue empapando todo el aire de mi alrededor. Desde entonces no he podido dejar de soñarla. No hubo flechazo pero poco a poco fue ocupando mi corazón; siempre dudaste, y siempre expresaste tímidamente tu cariño. Lo que ocurría era que a lo mejor te comportabas de esa forma para evitar adversidades mayores, o si realmente no sentías amor por mí. La mente, a lo mejor los pensamientos, nos juega bromas, nos alborota el alma, las emociones, hasta hacerlas irreconocibles.
No se si esto es amor; es más, dudo a veces que éste pueda existir. Entiendo por amor otra cosa, al menos así lo he vivido, nunca pensé que podría algún día decir esto; es un sentimiento, más bien, que solo se puede vivir desde el deseo del alma pero afortunadamente, escasas veces encuentra donde agarrarse al cuerpo. Por tanto no moriría por amor, ni tampoco mataría por amor. Pero a pesar de todo la quiero, deseo estar de forma especial junto a ella y continuar de esta forma viviendo mi existencia en este mundo de tantas sorpresas.
La juventud de hoy no entiende esto, no entiende un amor (si esto es amor) para toda la vida. Ellos creen y se casan con la mentalidad que es por un tiempo determinado y no con la plena conciencia de que un matrimonio debe de ser para siempre. El caso de que el matrimonio sea una institución para toda la vida ha dejado de funcionar hace ya mucho tiempo. Todo ello, tal vez, porque algunos aún piensen que su libertad de soltero debe de seguir existiendo en la nueva vida de casado. Tal vez pueda ocurrir también que el nexo de unión con sus padres no se haya roto aún, que prevalezca la obediencia a estos antes que darle el lugar que le corresponde a su mujer. También puede darse el caso que rebase el deseo carnal, la apetencia sexual de lo nuevo con respecto a lo ya conocido. Creo que sí. No entiendo por qué razón hoy mi fuente de inspiración ha sido mi amor de siempre, de toda la vida, hasta la muerte. Mis hijos, por muchos motivos, nos lo agradecerán.
Creo que el hombre, ante una belleza femenina, ha sido siempre un tanto retraído, medroso, ha desarrollado un gran complejo de inferioridad. Aquella mujer era, efectivamente, una hermosura. Era un deseo, como tantos otros. Con el transcurrir de los años este complejo desapareció pero fue apareciendo en escena otro de parecido semblante: el miedo al ridículo, un hombre de edad avanzada solo puede atesorar en su corazón el amor que fue envejeciendo a compás de tus penas, solvencia, capacidad, que te dio unos hijos de pura cepa que hacen dudar, por esto y otras muchas cosas, si has sido merecedor de tan rico patrimonio. El amor no se debe de buscar en lo físico, hay que encontrarlo en los senderos del alma. Ahora pienso que sigo siendo tímido para mostrar las vergüenzas de mi alma ante la mujer que mas he querido en mi vida, después de otra mujer; mi madre.
Poco a poco se fue metiendo en mis espacios, desde allí fue empapando todo el aire de mi alrededor. Desde entonces no he podido dejar de soñarla. No hubo flechazo pero poco a poco fue ocupando mi corazón; siempre dudaste, y siempre expresaste tímidamente tu cariño. Lo que ocurría era que a lo mejor te comportabas de esa forma para evitar adversidades mayores, o si realmente no sentías amor por mí. La mente, a lo mejor los pensamientos, nos juega bromas, nos alborota el alma, las emociones, hasta hacerlas irreconocibles.
No se si esto es amor; es más, dudo a veces que éste pueda existir. Entiendo por amor otra cosa, al menos así lo he vivido, nunca pensé que podría algún día decir esto; es un sentimiento, más bien, que solo se puede vivir desde el deseo del alma pero afortunadamente, escasas veces encuentra donde agarrarse al cuerpo. Por tanto no moriría por amor, ni tampoco mataría por amor. Pero a pesar de todo la quiero, deseo estar de forma especial junto a ella y continuar de esta forma viviendo mi existencia en este mundo de tantas sorpresas.
La juventud de hoy no entiende esto, no entiende un amor (si esto es amor) para toda la vida. Ellos creen y se casan con la mentalidad que es por un tiempo determinado y no con la plena conciencia de que un matrimonio debe de ser para siempre. El caso de que el matrimonio sea una institución para toda la vida ha dejado de funcionar hace ya mucho tiempo. Todo ello, tal vez, porque algunos aún piensen que su libertad de soltero debe de seguir existiendo en la nueva vida de casado. Tal vez pueda ocurrir también que el nexo de unión con sus padres no se haya roto aún, que prevalezca la obediencia a estos antes que darle el lugar que le corresponde a su mujer. También puede darse el caso que rebase el deseo carnal, la apetencia sexual de lo nuevo con respecto a lo ya conocido. Creo que sí. No entiendo por qué razón hoy mi fuente de inspiración ha sido mi amor de siempre, de toda la vida, hasta la muerte. Mis hijos, por muchos motivos, nos lo agradecerán.
Cómo alejar el terrorismo.
Reflexiono en todo cuanto aconteció recientemente en Madrid y no puedo suprimir la desazón que mi corazón siente. Las doscientas personas fallecidas son otras tantas voces que claman justicia y castigo. Pero no quisiera dejarme llevar por las percepciones de un ser primitivo, bien es verdad que lo intento y cuando observo que no lo consigo suprimo el salvajismo impreso. Vuelve a mi mente la tragedia de Atocha y entro en una dinámica confusa que me impide totalmente razonar de una forma adecuada; son muchas incógnitas, incomprensiones las que taponan los cauces de toda lógica.
Es claro que cuando los muertos son nuestros nos duelen siete veces más. Nada falta en los funerales de los pobres, de la gente trabajadora, sobre todo cuando estos mueren de una forma trágica. Entonces las honras fúnebres no hacen distingos con aquellos de más alta condición social y económica; todos somos semejantes en la muerte. Lástima que esto no lo entendamos así siempre, solo cuando nos interesa hacerlo o bien cuando ésta se produce en un entorno cercano. Quisiera tener, y voy a conseguirlo, un recuerdo perenne y perdurable hacia todas las víctimas del terrorismo, tanto de aquellos caídos en nuestro territorio como allende nuestras fronteras.
Afectaron nuestro ánimo todos los militares o civiles españoles que han muerto en la guerra de Irak. Pero no seamos hipócritas, los iraquíes muertos en dicha guerra y anterior a la misma –bajo el yugo de Sadam- son igualmente hijos de Dios. Sus familiares, allegados y vecinos, por dicha causa, deben de odiarnos, aborrecernos y somos –no lo dudéis- seres repugnantes ante sus ojos. Basta recordar, por más reciente, la aún no finalizada guerra de Irak, no solo sus muertos, sino la destrucción de sus casas, y gran parte de su riquísimo patrimonio histórico artístico. Toda una barbarie.
Ahora, dado el vuelco que en representación política ha dado nuestro país, no dudo un momento que se retirarán –como era el deseo unánime- nuestras tropas de Irak y por supuesto tendremos que contribuir de forma adecuada a la reconstrucción del país, que de forma tan subrepticia hemos destruido y demolido. Hemos sido cómplices. Pero sin tropas, solo con técnicos civiles y sin ningún otro interés económico soterrado. Existen otras muchas promesas electorales en torno al tema que habrá que consumar. Cosa, de verdad, que no dudo, no por afinidad política sino por creer a pie juntillas en la democracia.
Gran lección democrática la recibida por el Partido Popular que tan solo en tres días perdió abrumadoramente estas elecciones generales. Espero que los socialistas, de una reflexión serena y calmosa, saquen las líneas maestras para combatir el terrorismo, que creo no es otra que aquella de no infligir y ocasionar, sobre todo si se trata de pueblos oprimidos, lo que no quisiera nunca que a nosotros nos ocurriera. Desde ese momento empezaríamos a ganar la batalla contra el terror; cuando menos el dimanante de los países islámicos. El de ETA necesitaría, por razones obvias, otro tipo de análisis y que ahora no vienen al caso.
licado en "Información Jerez" en Marzo de 2004
Es claro que cuando los muertos son nuestros nos duelen siete veces más. Nada falta en los funerales de los pobres, de la gente trabajadora, sobre todo cuando estos mueren de una forma trágica. Entonces las honras fúnebres no hacen distingos con aquellos de más alta condición social y económica; todos somos semejantes en la muerte. Lástima que esto no lo entendamos así siempre, solo cuando nos interesa hacerlo o bien cuando ésta se produce en un entorno cercano. Quisiera tener, y voy a conseguirlo, un recuerdo perenne y perdurable hacia todas las víctimas del terrorismo, tanto de aquellos caídos en nuestro territorio como allende nuestras fronteras.
Afectaron nuestro ánimo todos los militares o civiles españoles que han muerto en la guerra de Irak. Pero no seamos hipócritas, los iraquíes muertos en dicha guerra y anterior a la misma –bajo el yugo de Sadam- son igualmente hijos de Dios. Sus familiares, allegados y vecinos, por dicha causa, deben de odiarnos, aborrecernos y somos –no lo dudéis- seres repugnantes ante sus ojos. Basta recordar, por más reciente, la aún no finalizada guerra de Irak, no solo sus muertos, sino la destrucción de sus casas, y gran parte de su riquísimo patrimonio histórico artístico. Toda una barbarie.
Ahora, dado el vuelco que en representación política ha dado nuestro país, no dudo un momento que se retirarán –como era el deseo unánime- nuestras tropas de Irak y por supuesto tendremos que contribuir de forma adecuada a la reconstrucción del país, que de forma tan subrepticia hemos destruido y demolido. Hemos sido cómplices. Pero sin tropas, solo con técnicos civiles y sin ningún otro interés económico soterrado. Existen otras muchas promesas electorales en torno al tema que habrá que consumar. Cosa, de verdad, que no dudo, no por afinidad política sino por creer a pie juntillas en la democracia.
Gran lección democrática la recibida por el Partido Popular que tan solo en tres días perdió abrumadoramente estas elecciones generales. Espero que los socialistas, de una reflexión serena y calmosa, saquen las líneas maestras para combatir el terrorismo, que creo no es otra que aquella de no infligir y ocasionar, sobre todo si se trata de pueblos oprimidos, lo que no quisiera nunca que a nosotros nos ocurriera. Desde ese momento empezaríamos a ganar la batalla contra el terror; cuando menos el dimanante de los países islámicos. El de ETA necesitaría, por razones obvias, otro tipo de análisis y que ahora no vienen al caso.
licado en "Información Jerez" en Marzo de 2004
Una playa portuguesa.
Publicado en "Información Jerez"
Ya estamos de vuelta de unas pequeñas vacaciones. Puede extrañar que una persona ya jubilada, pueda hablar de días de asueto cuando por su condición de hombre sin compromisos laborales, presuntamente puede estar libre de ese tipo de “ataduras”. En algunas ocasiones he deseado estar aún activo laboralmente para alejarme de ciertas obligaciones relacionadas con la “bolsa”… de la compra, claro está, y otras obligaciones que en principio fueron mero entretenimiento pero que con el paso del tiempo pesan sobre los hombros algo más de la cuenta y necesita uno de unas vacaciones donde tanto a la parienta como a uno se lo ponen todo por delante. Eso es vida, lo demás que no sea eso es cuento chino. Claro está que mi situación actual de vuelta a casa no me lleva a la desembocadura de una psicosis de alergia al trabajo.
He pasado estos días muy cerquita, casi al final del Algarve portugués. Una de las poblaciones más al Poniente, ya cercano el Cabo de San Vicente, concretamente en la ciudad de Lagos. Nos hospedamos en un hotelito al pie de un acantilado que daba acceso a una calita preciosa, es un paisaje de ensueño, de cuento de hadas, de hechizos y embrujos. El único inconveniente era bajar por una escalera de madera atrapada a la pared rocosa, que servía también para otear el horizonte de vez en cuando, y después de una mañana de baño y sol subir por ella poniendo en evidencia una deficiente preparación física; más bien exceso de años. A la caída del sol ya uno no se acordaba de los inconvenientes y alzado por la belleza del paisaje merecía el atrevimiento a cambio de impregnar la retina de una belleza sin par. Por eso existe también en Portugal tanto arte; la humanidad se impregna del mismo, de su sol, sus decorados naturales, desbocan en grandes y hermosos sentimientos.
Andalucía, aparte de ser bella; que no es poco, precisamente por su hermosura, abundan en ella escritores, poetas, cantores, pintores, etc. que inmersos en un todo artístico resuman inspiración y arte por los cuatro costados. Con Portugal pasa algo parecido, no es de extrañar porque ambos pisamos suelo ibérico. Soy un convencido, si te entretiene en oír a los fadistas portugueses. El fado igual que el tango, nuestro flamenco, son sentimientos muy enraizados. Gracias a Carlos Cano, que Gloria goce, sabía ya algo de cuanto digo referido al fado portugués, que como los fandangos de Huelva, los hay de origen diversos, en Coimbra y Lisboa, y según quienes los canten: Argentina Santos, Alfredo Duarte o Amália o Alcindo de Carvalho, da igual, te cala en el corazón tanta emoción. Tanto arte. Yo diría que Andalucía y el Algarve son una misma cosa se dejan ver por parecidas emociones. He tenido oportunidad de oír cantar a dúo un fado a José Mercé y una artista portuguesa de cuyo nombre no me acuerdo. No se puede aguantar tanto sublime arte.
El europeismo de la moneda, me refiero al euro, nos hace ver a las primeras de cambio que la vida transcurre por los mismos cauces tanto allí como aquí, tal vez un poco más económico Portugal, si comparamos el Algarve con nuestra Costa del Sol. Pero poca cosa. Esta zona portuguesa es más asequible para los españoles de clase media que la propia Costa del Sol, más lujosa, más de la llamada Jet. Os diré, existe en Lagos, en la zona de la playa Dª Ana un hotel con capacidad cifrada en trescientas habitaciones que está cerrado debido a que nunca ha logrado un lleno ni pleno ni parcial. Parece ser que se edificó si haber hecho un estudio serio de mercado en dicha zona siendo el principal inconveniente poseer en cercanía una playita muy pequeña, prácticamente una cala que sería insuficiente para ocupar de pleno dicho hotel. Es verdad que en la parte opuesta de la ciudad –a unos cuatro kilómetros- atravesando todo el centro urbano existe otra playa de arena fina de acceso muy cómodo y de una extensión muy parecido a nuestra Valdelagrana y con hoteles casi a pie de playa.
En definitiva que sobre todo mi mujer descansó del quehacer diario y yo tan contento por ello.
Ya estamos de vuelta de unas pequeñas vacaciones. Puede extrañar que una persona ya jubilada, pueda hablar de días de asueto cuando por su condición de hombre sin compromisos laborales, presuntamente puede estar libre de ese tipo de “ataduras”. En algunas ocasiones he deseado estar aún activo laboralmente para alejarme de ciertas obligaciones relacionadas con la “bolsa”… de la compra, claro está, y otras obligaciones que en principio fueron mero entretenimiento pero que con el paso del tiempo pesan sobre los hombros algo más de la cuenta y necesita uno de unas vacaciones donde tanto a la parienta como a uno se lo ponen todo por delante. Eso es vida, lo demás que no sea eso es cuento chino. Claro está que mi situación actual de vuelta a casa no me lleva a la desembocadura de una psicosis de alergia al trabajo.
He pasado estos días muy cerquita, casi al final del Algarve portugués. Una de las poblaciones más al Poniente, ya cercano el Cabo de San Vicente, concretamente en la ciudad de Lagos. Nos hospedamos en un hotelito al pie de un acantilado que daba acceso a una calita preciosa, es un paisaje de ensueño, de cuento de hadas, de hechizos y embrujos. El único inconveniente era bajar por una escalera de madera atrapada a la pared rocosa, que servía también para otear el horizonte de vez en cuando, y después de una mañana de baño y sol subir por ella poniendo en evidencia una deficiente preparación física; más bien exceso de años. A la caída del sol ya uno no se acordaba de los inconvenientes y alzado por la belleza del paisaje merecía el atrevimiento a cambio de impregnar la retina de una belleza sin par. Por eso existe también en Portugal tanto arte; la humanidad se impregna del mismo, de su sol, sus decorados naturales, desbocan en grandes y hermosos sentimientos.
Andalucía, aparte de ser bella; que no es poco, precisamente por su hermosura, abundan en ella escritores, poetas, cantores, pintores, etc. que inmersos en un todo artístico resuman inspiración y arte por los cuatro costados. Con Portugal pasa algo parecido, no es de extrañar porque ambos pisamos suelo ibérico. Soy un convencido, si te entretiene en oír a los fadistas portugueses. El fado igual que el tango, nuestro flamenco, son sentimientos muy enraizados. Gracias a Carlos Cano, que Gloria goce, sabía ya algo de cuanto digo referido al fado portugués, que como los fandangos de Huelva, los hay de origen diversos, en Coimbra y Lisboa, y según quienes los canten: Argentina Santos, Alfredo Duarte o Amália o Alcindo de Carvalho, da igual, te cala en el corazón tanta emoción. Tanto arte. Yo diría que Andalucía y el Algarve son una misma cosa se dejan ver por parecidas emociones. He tenido oportunidad de oír cantar a dúo un fado a José Mercé y una artista portuguesa de cuyo nombre no me acuerdo. No se puede aguantar tanto sublime arte.
El europeismo de la moneda, me refiero al euro, nos hace ver a las primeras de cambio que la vida transcurre por los mismos cauces tanto allí como aquí, tal vez un poco más económico Portugal, si comparamos el Algarve con nuestra Costa del Sol. Pero poca cosa. Esta zona portuguesa es más asequible para los españoles de clase media que la propia Costa del Sol, más lujosa, más de la llamada Jet. Os diré, existe en Lagos, en la zona de la playa Dª Ana un hotel con capacidad cifrada en trescientas habitaciones que está cerrado debido a que nunca ha logrado un lleno ni pleno ni parcial. Parece ser que se edificó si haber hecho un estudio serio de mercado en dicha zona siendo el principal inconveniente poseer en cercanía una playita muy pequeña, prácticamente una cala que sería insuficiente para ocupar de pleno dicho hotel. Es verdad que en la parte opuesta de la ciudad –a unos cuatro kilómetros- atravesando todo el centro urbano existe otra playa de arena fina de acceso muy cómodo y de una extensión muy parecido a nuestra Valdelagrana y con hoteles casi a pie de playa.
En definitiva que sobre todo mi mujer descansó del quehacer diario y yo tan contento por ello.
Esperanza Lezcum.
Publicado en "Información Jerez"
No hace mucho me enteré que mi buena amiga y compañera –de trabajo- Esperanza Lezcum se había jubilado ya de forma definitiva; hasta ahora había estado a tiempo parcial. Merecidísimo retiro a la clausura y recogimiento en el templo del descanso y silencio profesional, que en tu caso tan bien merecido lo tienes.
He sido compañero tuyo –colaborador de COPE, durante muchos años y aunque nunca recibí por parte de esta Asociación de la Prensa de Jerez el reconocimiento que me habilitara como profesional, persisto que al menos el día que se escoja para brindarte ese merecidísimo homenaje –que espero sea así y pronto- se acuerden de ofrecerme una invitación a fin de poder sumarme al mismo, aunque sea a forma de intruso, poderte dar dos besos, expresarte mi alegría y decirte cuanto te quiero.
Es verdad que de aquella casa en calle Ramón de Cala tengo muy buenos y excelentes recuerdos, también de aquella otra en San Agustín, pero bastante menos; fueron más bien malos, porque desde allí salimos en práctica formación compañeros como Pepe Marín, Eloisa, Ayllón, entre otros muchos. Todos, sin excepción, trabajamos prietas las filas a las ordenes de Andrés, injustamente criticado en muchas ocasiones, por los profesionales de medios –propios y ajenos- y que el arriba firmante cree que se producía a causa de aversión y una envidia insana.
Soy consciente de cuánto trabajaste Esperanza en Cope; más que nadie, puesto que fue la superviviente, en unión de mi querido José Antonio Montero y pocos más, entre los que se encontraba Gabriel Álvarez, en la imperiosa, arbitraria y dictatorial reducción de personal. Digo esto por causa de que la Cadena no obró como un ente único, más bien interpretando cada emisora como un centro de trabajo independiente –que era lo que más le convenía- eludiendo así de esta manera la fuerza que hubiera supuesto la unión de todos los trabajadores. Siento de verdad todo esto, pero se crearon situaciones injustas, indignas e incluso inmorales. La más evidente de toda la correspondiente a Pepe Marín que pasó de la noche a la mañana de honesto y estimable a casi villano. Desde entonces su situación económica se sostuvo a base de mucho laborar por donde pudo. Pepe me parece que merece, cuando menos, un perdón.
Esperanza hija, fuiste una de las voces más desprendida y dadivosa de la radio jerezana, ejemplo de entrega, ilusionada siempre como una principianta, compañera de verdad donde el colega siempre merecía lo mejor por tu parte sin acordarte del posible mal que te hizo en algún momento. Creo que fuiste siempre la amante de esta tu profesión, que quisiste más que nadie. A las pruebas me remito. Con más razón que un santo nuestro Ayuntamiento en Junta celebrada recientemente aprobó, entre otros, el Premio “Ciudad de Jerez a la Igualdad” que recayó en tu persona. No sabes cuanto me alegré cuando supe del mismo. No voy a decir toda una vida dedicada a la radiodifusión pero sí más de media, que por ser los años de tu juventud y madurez son los mejores y más valiosos de tu vida.
Bueno, no voy a decir que tu jubilación nos separa, más bien fui yo quien con la mía hace ya doce años hizo romper nuestros lazos laborales y amistad. Pero vamos ahora tanto tu cono yo, libres de obligaciones, seguro que nos veremos y tendremos ocasión de contar de nuestros hijos, y más que nada de nuestros nietos. Contaremos las batallitas, lindas por cierto, de la emisora por Navidades, Semana Santa, Feria, El Rocío etc. las bromas y simpatía de Manolito Yélamo o las retransmisiones del cupón de la Once, cuando se hacía desde Jerez, por el inolvidable y querido Juan Antonio Navarro. Cuántas y cuántas anécdotas que contar a tus nietos. ¿Verdad Esperanza? Que Dios te colme de felicidad en tu merecido retiro al templo del silencio profesional. Un beso.
La burra ya andará.
Artículo publicado en "Información Jerez"
Para mi, creo que para otros muchos también, ver a un Chapín de Primera el pasado Domingo frente al Athlectic de Bilbao, fue algo excepcional, sublime. Pero la felicidad no pudo ser completa, el árbitro y la mala suerte también, lo convirtieron en algo desdeñable. La mejor definición que he leído y escuchado, aunque parezca simplona, fue la de Cuco Ciganda: no fue tan increíble la actuación del Colegiado como raro y “extraño” con sus constantes “faltitas”,”cositas”, y “tarjetitas”. “Pido a los árbitros –dijo- más respecto para el Xerez Club Deportivo y su afición”. Es verdad que la vergüenza se ha perdido dentro y en el seno de los Organismos que rigen un espectáculo-deporte que ya subyuga en los cinco Continentes que conforman el Mundo. ¿Será por eso precisamente? En el partido contra el Mallorca no se tardó en vislumbrarse que el arbitraje daría que hablar. Lo mismo ocurrió contra el Athletic de Bilbao; por ejemplo, un fuera de juego clamoroso de un jugador visitante en la banda de tribuna en las mismísimas narices del Auxiliar que dejó pasar por alto con un descaro capaz de azorar al mas sinvergüenza de los mortales.
Los jugadores xerecistas demostraron una gran profesionalidad aunque alguno perdiera los nervios –pero en jugada con balón- que le costó una bien merecida tarjeta roja, que motivará se pierda el partido contra el Real Madrid que cualquiera desearía jugar. El caso es que ni los mallorquinistas ni los “leones” fueron mejores que el Xerez, únicamente tuvieron mas suerte. Es verdad que al Xerez le faltó en ambas ocasiones pegada a puerta, las que se produjeron fueron mínimas, se tarda en exceso encontrar la vía libre para el disparo. Pero en cuanto a juego se refiere hilvana las jugadas desde las posiciones más atrasadas y lleva el balón al área opuesta. Me alegraba como aficionado ver como se concebía fútbol de Primera con todas las de la ley. En cambio no podía concebir que los bilbaínos solo lograban enviar desde atrás pases larguisimos a las inmediaciones del área xerecista en busca de sus “torres” entre los que se encontraba el sempiterno Llorente. Qué queréis que os diga, no discuto que sea un equipo mejor que el Xerez pero aquí no lo demostraron. Ocurre que nuestra “burra” no sabe o no puede andar en el área. Tuvieron los vascos hasta la suerte de llevarse tres puntos por un solitario gol logrado por el Xerez en propia puerta.
Estas cosas y también cositas, son capaces de desequilibrar los ánimos y las ilusiones de la plantilla, que no deben de perder, tendrán que hacer un sobreesfuerzo añadido, sobreponerse a estas adversidades, que el colectivo arbitral se comporte más adecuadamente con el Xerez y que los futbolistas, eso si, escondan sus manos, no es la primera vez esta temporada que se han señalado penas máximas por tímidas manos, que otros años anteriores no eran sancionadas tan cruelmente. Como también fue una crueldad la segunda amarilla, con el partido ya caduco, que supuso la roja a Carlos Calvo.
Cada nueva temporada empiezan los árbitros aplicando a rajatabla la ley del juego con el Reglamento en la mano, esto es poco generoso y aún menos afable ni justo. En el juego no todas las veces se producen actuaciones punibles, no todas las manos son intencionadas y las patadas o pisotones tampoco. Pero vamos la afición que no se preocupe que como dijera aquel “la burra ya andará”
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