viernes, 27 de noviembre de 2009

¿Periodista intruso?


Existen dos tipos de periodistas; aquellos que su función como tal se ejerce a modo de oficio – ya hoy decadentes - y aquellos otros que llegan con nivel académico. Pero sin experiencia y, a veces, sin vocación. Si no fuera porque al oficio están llegando un sinfín de inusitados cabezas de chorlitos, sin dudarlo un momento, me incluiría en el grupo de periodistas formado en la Academia de la radio, televisión y, sobre todo, en la prensa escrita. Antes que nada el periodismo es una vocación y los mejores redactores, editorialistas, columnistas, etc. que ha dado nuestra historia de la comunicación fueron nacidos y formados al amparo de una verdadera, auténtica, e indiscutible vocación periodística.

Como al militar se le intuye el valor, al periodista universitario se le supone unos conocimientos para el desempeño de su profesión. Ejercen al amparo del título académico y lo hacen excesivamente pronto, sin demasiada experiencia; aunque ésta ya le vendrá dada con los años de ejercicio. Siempre existió, y afortunadamente aún sigue coexistiendo una camaradería y reconocimiento mutuo entre ambas formas de ejercer el periodismo. Ahora bien, están llegando a esta bendita profesión, por la vía del “oficio”, unos mequetrefes procedentes de “Gran Hermano” y similares – a los que hay que poner ya en polvorosa - que no conocen la vergüenza, y los que disfrutamos de ella nos avergonzamos que hayan podido tener acceso a ejercerla. Lo que es peor, amparados, apoyados y tutelados por las grandes cadenas de la televisión privada.

Lo que aún no tengo muy claro –ni creo que lo tendré nunca- es si el periodismo es negocio, profesión u oficio; depende del color del cristal con el cual se observa y también depende de quién se trate Para Luís del Olmo, por ejemplo, puede ser un compendio de todo.. En España pese a que existe la carrera de Periodismo (Comunicación) no son todos los periodistas que se contratan graduados (licenciados). Ya lo dejé entrever más arriba, en España durante muchos años –siglos tal vez- parte de la trayectoria más fecunda de la prensa, sobre todo la escrita, descansó su enorme peso sobre los hombros de unos periodistas empíricos; o sea, prácticos y experimentados. Tener un título universitario no hace la diferencia, aunque bien es verdad que aquí se está contraponiendo en muchos casos a los graduados contra los experimentados o empíricos. Es un error. En España siempre han existido verdaderos escritores metidos a periodistas, lo que ha influido en el alto nivel cultural que siempre existió entre los informadores de oficio.

Hay quienes no han podido acreditarse. La razón, no haber podido justificar sus muchos años de oficio, al no haber sido cursada nunca el alta del sujeto en la seguridad social. Increíble pero cierto. Otros, en cambio, jamás pisaron una redacción de prensa y están acreditados como periodistas. Más increíble aún y más indiscutible por axiomático, motivo por el cual sería para mi muy desagradable tener que demostrar. Mejor dejarlo así.

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