jueves, 26 de noviembre de 2009

Cara de jibia.

No se, de verdad, que cara o qué expresión proporciona el tener jibia, este vocablo tan en desuso ya como el “usted dispense” o aquel otro de “chusco” o el de “piriñaca” apenas si se emplean en la conversación cotidiana. Los andaluces no tenemos un idioma del cual presumir –son los casos de catalanes, gallegos, vascos; por citar tres ejemplos- pero si que poseemos una forma muy especial de hablar el castellano o español; la mas hermosa, y si me apuran más universal, de todas las lenguas, incluidas las mordaces provenientes del planeta Marte, Sardá incluido, que con supuesta cara de “ajigotao” lanza la piedra y esconde la mano. De tonto no tiene un pelo aunque lo pueda parecer, sobre todo cuando se refiere a las audiencias de otras cadenas; no me creo que “Las Cerezas” de Julia Otero se sitúe por debajo de “Crónicas”. Si es así –como él asegura- este país no tiene arreglo.

A lo que íbamos, tener cara de jibia es tener aspecto de rencoroso, es tener aversión, odio, encono de forma constante y por “seca seculorum”; o sea, si estuviese bien escrito (que no lo se) este latín: por los siglos de los siglos. La criaturita en la que se haga bueno el dicho de que la cara es el espejo del alma nunca podrá disimular su enemistad con el político, por ejemplo, que le arrebató la alcaldía, o la presidencia del gobierno, o la secretaría general de su partido. La única presidencia que no molesta sea arrebatada es la de la Comunidad de Vecinos. ¿A como no? Entre otras cosas porque no aporta influencia, y menos, poder. Actualmente no sabe uno a donde mirar para no encontrarse con tantísima jibia. Todo esto ocurre por la sencilla razón de hacer de la política una profesión. Yo recuerdo de mi época de político inconfeso; o sea ciudadano transpirenaico y andorrano debajo de la cama, que la política era solo para temporeros, pero me equivoqué de todas a todas.

Lo de tener cara de jibia lo he oído decir desde mi más tierna infancia. Mi madre, que era muy andaluza, choquera por más señas, lo decía cada vez que se encartaba y la ocasión lo requería. Quiero decir que era muy andaluza en todas sus expresiones y a mí siempre me hizo mucha gracia su forma de hablar; ahora me entristece no poderla oír. Pero me hago una pregunta ¿Qué quiere decir tiene cara de jibia? Consulto el diccionario y la definición de “jibia” es: Nombre común de diversas especies de un molusco comestible, parecido al calamar, que tiene diez tentáculos, dos de ellos más largos, y una concha caliza interna, blanda y ligera, que da consistencia al cuerpo. He de confesar que el arriba firmante aplicaba dicho nombre a la mencionada concha, que los criadores de canarios (canaricultores) ofrecen a sus pájaros para que desgasten el pico, ya que al criarse estos en cautividad no pueden hacerlo.

Hay productos en el sector funerario que aceleran la descomposición del cadáver, evita los malos olores, la contaminación, y hacen desaparecer los restos en poco tiempo. En verdad son bacterias “buenas” que se comen a las “malas” y que luego cuando no hay nada que comer, se autodestruyen comiéndose a sí mismas. No estaría mal, basado en este principio –ya se ha hecho para hacer desaparecer los restos de gasoil dejado por el Prestige- idear algo que no destruyera a nadie físicamente, eso sería un crimen, pero sí que despejara el horizonte de tanta gente con cara de jibia, que se aferran a lo que sea; llámese como sea y se quiera: ideas, sillón, símbolos, pensamientos, percepciones, sensaciones, etc… Estoy enguanchisnao (esta era otra de mi madre) de tanto jibia.

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