Pub."Información Jerez" en Junio 2004
La ola de calor sufrida el pasado verano pone en alerta todas las alarmas de cara a los próximos meses de julio y agosto, sobre todo para salvaguardar la salud de las personas mayores; que en este aspecto son más propensos a sufrir las consecuencias devastadoras del calor, incluso puede producirles la muerte. Los distintos gobiernos de aquellos países como el nuestro, casos de Francia, Portugal, Italia, etc- trabajan sin descanso a fin de poner en práctica una serie de medidas que eviten el menor número posible de fallecidos por tales causas.
Recientemente se ha hecho público un análisis encargado por el Ministerio de Sanidad al Instituto Carlos III sobre las consecuencias que tuvo la ola de calor el pasado verano. Como datos mas llamativos están que entre Junio y Agosto del pasado año se produjo en España una mortalidad que ronda los 6.500 casos; cifra esta muy superior al primer recuento oficial que se hizo. Como consecuencia de este informe se “pueden plantear sistemas de alerta y respuestas basados en el control de riesgos naturales, así como el fortalecimiento de la capacidad de respuestas de los servicios sociales y sanitarios”.
Las consecuencias de la canícula no solo hay que buscarlas en los países anteriormente citados, también afectó a países nórdicos y las regiones occidentales y meridionales de Alemania y el sur del Reino Unido donde se alcanzaron temperaturas record de 38ºC y 32ªC en Dinamarca. Esto quiere decir que, exista o no agujero negro, algo va tremendamente mal en este nuestro planeta Tierra. Según los expertos en materia de meteorología las causas de este calor hay que indagarlas, también, -aunque puede ser consecuencia de lo anterior- en la sequía durante la primavera y el principio del verano. Ni que decir tiene que ya nosotros nos conformaríamos con una temperatura en verano similar (32ºC) a la de los daneses para el verano, pero ellos –presumo- acostumbrados a temperaturas rondando grados bajo cero no verán con demasiado buen agrado los 32ªC del pasado verano.
Hay ya quienes pronostican que un nuevo verano caluroso no puede ser atribuido reiteradamente al efecto invernadero. A pesar de ello la década de los noventa fueron los años de las temperaturas más altas registradas hasta el momento, y según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) esta tendencia deberá proseguir. Sea como fuere bien es cierto que debemos ser precavidos, pues está demostrado que el cambio de clima en la Tierra es el causante del incremento de la malaria y de graves afecciones gastrointestinales.
A pesar de que en Europa, casi todos los países que la integran son desarrollados o en vía de serlo, da escalofríos pensar que la ola de calor que afectó a nuestro continente el verano pasado costó la vida a un total de 20.000 personas. Por favor mucha dieta mediterránea –gazpacho incluido- y mucho aire acondicionado; sobre todo para los mayores, como es mi caso.
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