Publ.en "Información Jerez" en Abril de 2005
La novela histórica es un género que tiene mucha aceptación por parte del gran público, incluso diría más, estoy convencido que muchos lectores, que ahora lo son, se han aficionado a la lectura merced a este tipo de libros. ¿Me pueden decir, quién no ha leído “El Código Da Vinci”, “Juana La Loca”, “Alejandro Magno” o “El Arca de Shindler” entre otros muchos títulos?. Está claro, hasta no hace mucho las novelas más solicitadas eran aquellas de claro contenido erótico, posiblemente como respuesta o consecuencia de la prohibición que padeció durante el régimen franquista; nunca mejor aplicada la censura, todo hay que decirlo.
En esta misma época se cultivó también la novela histórica pero se hizo de una forma monográfica –siempre portando como tema de fondo la Guerra Civil-, de esta manera surgen autores destacados como Agustín de Foxá, pero quién más popularidad alcanzó fue José María Gironella con “Los Cipreses creen en Dios”, “Un millón de muertos” y “Ha estallado la Paz”, entre otros muchos títulos. No tuvimos más ocasiones que estas para conocer con mayor amplitud nuestra literatura y aquella otra allende los mares.
Me incita a escribir sobre este tema el hecho de haber estado, se sigue estando todavía, un tanto acosados (no me atrevo a emplear el término “atormentados”) como consecuencia del IV Centenario del Quijote, lo escribo con mucho respeto pero tenemos que reconocer que ha sido así. Bien es cierto que como consecuencia de esta celebración centenaria se ha aprovechado el momento para ofrecer un valor añadido de innovación a un sin fin de proyectos públicos y privados, lo cual nunca está mal.
La famosísima novela de Miguel de Cervantes se publicó por primera vez en el año 1605, considerada la obra más universal de nuestra literatura. Pero a lo que iba, se me antoja que la intención del autor, no fue escribir una novela de corte histórico. La cima de este tipo de novela la alcanza sin genero de dudas la larga serie de novelas ”Episodios Nacionales” del novelista del Realismo Benito Pérez Galdós, que cubren gran parte del siglo IXX, comprendiendo desde Trafalgar y la Guerra de la Independencia española hasta la Restauración. Otro novelista, Luís Coloma, sintió también especial predilección por el género histórico con su novela “Pequeñeces” referida a la sociedad madrileña de la Restauración, y no podemos olvidar “Jeromín” sobre Juan de Austria.
La restauración democrática en nuestro país ha supuesto, ya lo escribía al comienzo de este artículo, una revitalización del género pero con una temática más extensa y variada. De esta forma fueron apareciendo autores entre los que resaltan Jesús Fernández Santos, José Esteban, que en “El Himno de Riego” deja ver las meditaciones del autor de la revolución española de 1820, horas antes de ser ejecutado. No podemos dejar de lado, entre otras cosas por ser los articulistas y novelistas de mis preferencias, a Arturo Pérez Reverte y Francisco Umbral. Incluso no puedo hacer oídos sordos, ni ojos ciegos, a autores algo más veteranos que los que anteceden. Me refiero a Miguel Delibes , que se aproximó a la Inquisición y el protestantismo español en el siglo XVI con la novela “El hereje”, o Gonzalo Torrente Balester, autor de “Crónica del rey pasmado”.
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