Publicado en "Información Jerez" en Noviembre ded 2001.
Voy a contarles a ustedes lo que a mí me ha sucedido..... No, no crean que voy a rememorar la canción “Suspiros de España” de Concha Piquer, aunque ello no quiere decir que en mi narración no falten sollozos y hasta desesperación. Es que nuestra Seguridad Social motiva eso y mucho más. Sabía que nuestro primer hospital estaba falto de aparcamientos suficientes para automóviles, aparcar debidamente pasadas las 10 h. es gracias a infraestructuras cedidas, aunque deficientes, por particulares; también conocía que los viales de acceso al centro sanitario son tercer mundistas; advertía las famosísimas listas de espera. En fin me percataba de todo eso y mucho más, pero a fuerza de ser “masoquista”, termina uno acomodándose a cualquier tema relacionado con la salud pública; creo que muy mal por falta de organización y control que no por falta de presupuesto adecuado.
Ya digo, aunque "maso" confeso, ha sido tan fuerte el castigo recibido –esta vez por el servicio de reumatología del Hospital del SAS- que no he tenido más remedio que elevar la consiguiente denuncia a instancias superiores a fin de buscar soluciones a lo que considero, repito, un desenfreno en los desaciertos con los pacientes; más si, como en mi caso, interviene una señorita ATS que justo es decir se colmó de “gloria” queriendo dar solución a mi incertidumbre a través de una vía rápida y expeditiva, como veremos más adelante.
Hace un año como consecuencia de una revisión médica no pueden hacerle a mi esposa una densitometría ósea, necesaria para saber el estado de su osteoporosis, por estar –me dicen- la máquina averiada; cosa que no me extrañó por ser muy habitual y frecuente que esto ocurra. La única solución alternativa es posponer a los pacientes y exponerlos al terror de nuevas listas de espera. ¿Pero qué se creen ustedes que ha pasado después de haber trascurrido un nuevo año? Sencillamente, que la maquinita dichosa que está capacitada para medir la densidad de calcio en los huesos otra vez está averiada. Tócate los cojones y suspira fuerte y profundo para no desmayarte. Eso sí, tuvieron la “atención” de llamarme a casa por teléfono para darme la buena nueva y que no me presentara a la consulta. No hice caso, claro; me presenté.
Fue para nada. La enfermera (aquí comienza la desfachatez) no me dejó pasar al médico porque mi cita era para la densitometría y no para la consulta. Me dijo que si quería visitar al médico tenía que coger una nueva cita; o sea, cinco meses más de espera. Me toqué nuevamente allí, donde mismo lo hice antes, pero ya estaban cascados. Pero no crean ustedes que queda ahí la cosa. Reclamé a la susodicha enfermera, puesto que me impedía la entrada para consultar con el médico, una solución alternativa a muestra problemática –como por ejemplo el envío a otro centro sanitario y si este inconveniente surgido producía variación en el tratamiento-, me contestó que la Seguridad Social no prestaba ese servicio de densitometría, que si se había estado haciendo fue como consecuencia que unos Laboratorios farmacéuticos habían regalado al médico dicha máquina y que éste la había puesto al servicio de los pacientes del SAS. En un gesto intuitivo e involuntario me volví a echar manos allí y quedé, aparte de confuso, bastante jodído. Lo confieso.
Sí, la Seguridad Social a pesar del macro presupuesto económico que la sostiene necesita de los regalos de un Laboratorio de medicinas para poder llevar a cabo densitometrías. No me queda otra opción que elevar la consiguiente denuncia a través del Libro de Reclamaciones y esperar a que los Laboratorios en cuestión reparen el aparatito que fue enviado, parece ser, a Barcelona. Mientras tanto he pedido cita en la consulta de un reumatólogo particular para que haga la densitometría. Me cuesta la suma de 16.000 (dieciséis mil) pesetas que espero sean abonadas por quién corresponda. Mientras tanto busco, igualmente, reparación para mi recova que de tanto padecer ha quedado algo mal parada.
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