martes, 12 de enero de 2010

Crónicas "glamurosas".


Publ. "Información Jerez" en Julio 2003

Determinados programas de televisión han sido catalogados de “basura” y no dejan de tener, en gran parte, alguna razón; habría que denominarlos, más bien, de entretenimiento sin grandes pretensiones, pero que alcanzan unos índices de audiencia bestiales. Puede ser uno de ellos “Crónicas marcianas” que a pesar de estar advertido (deduzco) de “cierre”; esto lo presumo por la preocupación de su conductor Javier Sardá, que mitad verdad mitad broma, advierte de vez en cuando de esta y otras posibles circunstancias, aunque lo dice con cierto sarcasmo e ironía. Es un socarrón de tomo y lomo, sabe arrancar a los invitados en plató la revelación de un “No a la guerra” así como que él mismo es un perfecto cabronazo.

“Crónicas marcianas” refresca de vez en cuando la plantilla de colaboradores. El fichaje más rentable ha sido, sin lugar a ninguna duda, el de Carlos Latre, también Boris Izaquirre como asimismo Rocío Madrid -que está que parte un riñón y parte del otro- que se bebe los vientos por Sardá pero que al único que le permite determinados talantes es al híbrido de Boris. Latre, aparte de ser un perfecto actor disfruta de una gran inteligencia que le permite abordar temas tan solo con una mínima exigencia de guión previo. Después, claro está, hay que padecer las bravuconadas chulescas y poca vergüenza de Coto Matamoros, que se cree “matahombres” y “perdonavidas”-, el “chuleta” de Quico, o el amor loco y desenfrenado de Noemí y Raquel a quienes deseo un pronto y total restablecimiento tras el accidente de circulación sufrido. Cosas del cariño y pasión sin freno de ambas que a mí personalmente me parece una muy bien trenzada operación mercantil que le está dando a ambos personajes muchos dividendos. Parece ser que el coche donde viajaban era un descapotable valorado en varios miles de euros, regalo de una de ellas a la otra.

En definitiva el programa ha bajado muchos enteros con respecto a aquellos de la primera época. Se nota con demasiada frecuencia que se produce excesivamente improvisado, realizado sobre la marcha, solventado de forma fácil a base de enfrentar a los principales protagonistas del “affaire de la paja glamorosa”. Yola, su principal protagonista, después de haber salido victoriosa del Hotel Glam y haber sido proclamada “reina de la glamour” la muy tontaina se cree en verdad todo un personaje y mira por arriba del hombro a otros protagonistas de mucho más altos vuelos que ella.. No sabe cantar, tampoco bailar, aunque sí actuar (remitámonos a la noche en que la poseyeron los “espíritus”), no sabe hacer nada, sólo hace payasadas y lucir unas tetas cargadas de silicona que no son capaces de enternecer al más candoroso de los mortales. Feísima como ella misma.

No sé por qué en esta ocasión escribo sobre este tema concreto, tal vez porque no quiero ni deseo ser hipócrita. Me resisto a catalogar a “Crónicas”, como basura; sólo algunos colaboradores lo son, sobre todo Antonio David, Matamoros sacando tajada a sus representados y aquellos otros que provienen de “Gran Hermano” y que con una osadía sin límites se proclaman periodistas. La culpa no es de ellos.

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