lunes, 4 de enero de 2010

La Jakanova "torera".

Publ."Información Jerez" Junio 2004

Siempre se ha hablado, y también escrito, de aquellas cosas, situaciones, profesiones, circunstancias, etc. que son propias de las mujeres; esto presupone pensar que existan algunas que no lo son. No se, por ejemplo ser matador de toros –en este caso matadora-, y quien dice esto puede decir también piloto de la aviación civil o militar y cualquier otra profesión de alto riesgo. El arriba firmante no está de acuerdo con esto y es motivo que despierte mi impulso de sempiterno defensor del mal llamado sexo débil.
A la mujer no se le concede la posibilidad de desempeñar una labor que no vaya en consonancia con la supuesta débil constitución física que siempre se le ha atribuido. No se le reconoce el arrojo (no me atrevo a emplear la palabra valentía) como para desempeñar determinadas profesiones. Está claro que hay cosas que nuestras féminas se han ganado a pulso, no se puede pretender lidiar un toro, pilotar un avión o cualquier otra tarea que necesite, cuando menos suponerle, -como en la antigua mili al hombre- determinado valor si durante siglos se subió a una silla al paso de un famélico roedor. La culpa, por supuesto, no es solo y exclusivamente de ellas, más bien es producto de una sociedad excesivamente masculinizada durante muchos siglos.

A pesar de todo han existido mujeres con gran valentía. Cristina Sánchez, demostró tener ese valor necesario para ponerse delante de un toro; coraje y carácter que luego le faltó para luchar contra la polvareda que levantaron sus propios compañeros al negarse en muchos casos a formar parte de una terna donde ella estuviera incluida. No era de extrañar que ocurriera esto en una España machista que no soportaría de ninguna de las maneras que una mujer, aparte de mojarle las orejas tuviera que tragarse la “vergüenza” de verse derrotado y abatido por el buen hacer de una mujer, capaz de abrir cualquier puerta grande del más importante coso taurino.

La mujer hace tiempo que ha hecho posible que el ratón se muestre huidizo ante su presencia y se ha empeñado en ir cobrando protagonismo de una forma progresiva, hasta el punto que hoy sus nombres están en los primeros puestos de cualquier lista de los mejores deportistas. Lo que más duele es que lo hace en deportes de gran riesgo –que se necesitan dos…- y además en modalidades deportivas -ojo al dato- donde no se separan los participantes por razón de sexo. De esto también habría que hablar o escribir cualquier otro día.

La actualidad motociclista ha hecho que los tópicos caigan en picado. En el Gran Premio de Holanda ha sido una mujer quien ha logrado rebelarse contra el laureado mundo de los hombres. Esta mujer ha sido Marieta Janakova, la cual correrá –o tal vez habrá corrido cuando vean la luz estas líneas- en Assen, que es en motociclismo lo que el “San Mamés” en fútbol: la “catedral”. Tiene tan solo 16 años, nació en Checa, país que últimamente está en boca de la afición como consecuencia del buen papel desempeñado en el europeo de fútbol. Por eso merece nuestro grito de aliento: ¡Torera! ¡Torera!...

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