martes, 19 de enero de 2010

Las denuncias no se hacen con versos.

Publ. en "Información Jerez" en Marzo de 2005.

Cuando mis artículos encierran críticas tiendo a ser justo conmigo mismo. Así pues, decir la verdad es una de las premisas elementales que toda persona crítica debe de poseer, No se debe adular a nadie que no sea merecedor de tal honor porque ello representa querer ganarse la voluntad de dicha persona. Existen tontos que no les importa ser adulados, no saben sus propias limitaciones. Hay por ahí alguien que se dedica al benéfico propósito - no hace daño a nadie- (a lo mejor solo a mí) de ensalzar a personas que no son merecedoras de tal distinción.

Hay quien ha vivido de esta manera toda su vida, y lo sigue haciendo. Por esta razón, por favor, no me pidan opinión sobre tal o cual evento porque no lo voy a hacer jamás. Donde se ha dicho gloria bendita yo tendría que decir infierno maldito. Aclaro una cuestión, no me da la gana de ser a mis años -entre otras cosas porque me proporcionan bula para decir lo que siento- opinar de forma contraria a lo que de verdad debo de decir. Si hago crítica tengo que hacerlo con dignidad, convencido y creyendo mis propias conclusiones; con toda libertad. Pero claro, mi crítica no sería asumida; tengo tristes experiencias que lo avala. La evaluación es, o debe ser, una herramienta para dar a conocer a un sector de la sociedad qué es lo que pasa dentro de él, y a partir de allí, tras un debate lógico y sincero, qué es necesario para cambiarlo.

Nuestra Semana Santa merece un análisis en profundidad, el cual por razones obvias no voy a llevar a cabo, doctores tiene la Iglesia para tal menester. Nuestro Pregonero –Pepe Castaño- estuvo genial en sus denuncias y fue, debo creer, fiel reflejo de sus propias vivencias; no puede tener otra explicación una exposición tan clara y contundente, tan actual e innegable. Fue su pregón una denuncia en toda regla. Hombre, esto es así, seguro que otros pregoneros como Gallardo, Zarzana, Montero Galvache, incluso mi hijo Antonio, no tuvieron determinadas vivencias que poder reflejar en sus pregones; tuvieron otras, que a buen seguro determinaron los estilos en la exposición.

Pregonar, aparte de vocear una mercancía, es dar a conocer en voz alta una cosa para que sea conocida por todos. Creo que es este el verdadero espíritu del Pregón de nuestra Semana de Pasión a fin de llevar a los confines del mundo las excelencias de nuestras costumbres, cultura, y nuestras fiestas. Ahora bien, el orador –llámese pregonero o como se quiera- aprovecha su tiempo de la forma que mejor cree debe de hacerlo. En nuestro caso Pepe Castaño optó por la denuncia pregonando en voz muy alta, para que allende nuestras fronteras, supieran de nuestras debilidades y cuánto miserable y mentira rodea los entresijos alrededor de nuestra Semana Mayor. El Villamarta este año fue la “Comisaría del distrito” (entiéndase bien) y que yo sepa las denuncias nunca se hacen con versos.

Esta es mi crítica a un Pregón que no fue mejor, ni peor que otros; fue muy diferente. Pero muy valiente. Veamos en el tiempo como se reacciona, porque espero que el “fiscal de turno” pida y exija a los “denunciados” un mayor rigor en las formas y comportamientos de aquí en adelante. Un abrazo Pepe; fuiste, sobre todo, muy sincero.

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